Parte 5.

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Iban caminando por los pasillos del tren cuando Walburga soltó la pregunta que seguramente estuvo conteniendo todo el camino mientras convivimos con Tom.

—¿Ahora eres amigo de un sangre sucia?. —Era normal que tuviera esa clase de opinión, tal vez me apoye en todo lo que haga, pero nunca cambie su forma de pensar sobre la pureza de la sangre.
—Cuida tu boca cuando hables de él —amenacé. El año iba a ser pesado para Tom, quedando en Slytherin con sus viejas tradiciones—. Además es un mestizo.
—¿Un mestizo? —preguntó Lucrecia.
—No quiero que se lo mencionen a Tom, pero sí, es un mestizo —expliqué—. Y estoy seguro de que al igual que yo llegara a sobresalir entre los de primer año.
—¿Favoritismo? —bufó Walburga—. No me pareció que tuviera nada especial.
—Pues deja de pensar en él como un sangre sucia, tal vez así puedas ver algo de lo que yo vi en él.
—Creo que alguien se enamoró —susurró Lucrecia en el oído de Walburga. La golpeé en la cabeza por sus tonterías.

Después de ponernos nuestras túnicas bajamos del tren y nos encontramos con los chicos. Fleamont tambíen se acercó a nosotros para despedirse y desearle buena suerte al grupo de primer año.

—Los animare cuando sean seleccionados. —Se despidió de todos.
—Adiós, espero verlos en la mesa. —Me despedí.
—Nos vemos en Hogwarts —dijo Lucrecia.
—Ya veremos si tienen lo que se hace falta —desafió Walburga.

Nos fuimos junto con Fleamont mientras que ellos fueron llamados por el profesor de primer año. No pude evitar dar un último vistazo a la figura de Tom. No sobresalía en la multitud, teniendo en presente lo que su figura representará, ese era un momento extraño de presenciar.

Al llegar a los carruajes pudo ver a los thestral. Al parecer su vida anterior era suficiente para poder ver a tan enigmática criatura jalando del carruaje, no tenía otra forma de explicar que esa criatura que sólo aparece después de ver morir a alguien pareciera frente a él.

Fleamont solo los acompañó hasta los carruajes antes de despedirse de ellos e irse con sus amigos. Hace poco le contó que le había empezado a gustar una chica, Euphemia, su futura abuela.

Ya estaba en la edad de salir con chicas, tenía 16 años después de todo, sus padres nunca han sido muy estrictos con respecto a qué  mujeres nos deben gustar y solo nos alientan a seguir nuestros deseos. Fleamont nunca se había interesado en las chicas hasta ahora, pero era feliz de saber que en cuanto lo hizo le contó a él.

Su hermano era 4 años mayor, cuando se trata de adultos no es mucho, pero la diferencia entre él y Fleamont era enorme. Había sido dejado atrás por su hermano, por eso atesoraban tanto cuando estaban juntos. Las bromas y juegos que antes rodeaban su vida se habían acabado y poco a poco las responsabilidades caían sobre ellos.

Cuando llegaron a Hogwarts, se dirigieron al gran comedor de inmediato a esperar por las elecciones de ese año. Harry resaltaba de forma natural entre los de segundo año, muchas miradas se posaron en él desde que regresó a Hogwarts. Ser temido, amado o envidiado parecía que era algo natural para él.

Todo el evento l recordaba su primer año, excepto que esta vez él no estaba parado esperando a ser seleccionado. Este año él daría los aplausos.

Tenía especial duda sobre en qué casa quedaría su primo Haelis, como Potter no se lo imaginaba en otra cosa que no fuera Gryffindor. Pero lejos de su apellido, su actitud y personalidad quedaban mejor en Ravenclaw, claro que él deseaba que terminara en Slytherin.

Alphard fue el primero del grupo en ser seleccionado, como era de esperar fue elegido para Slytherin. Cuando se dirigía a nuestro lado le hice un lugar entre Walburga y yo, pero con una mirada de odio la chica lo envió al lado de Lucrecia.

Renaciendo en 1925.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora