Cuarenta y uno

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Camila POV

Después de que regresamos a Miami, Dua comenzó a comportarse distante de nuevo, y aunque comenzaba a sospechar que se debía a una llamada que recibió al regresar, no dije nada.

Había pedido que me quedara en casa esa noche, y lo único que hicimos en su cama fue recordar cuánto nos amábamos.
Cuidando cada espacio de mí, acariciando mi cuerpo y besando mi piel como si me estuviera conociendo por primera vez.

A la mañana siguiente, me encontré sola en la cama y me dirigí a la ducha para prepararme.
Al entrar de nuevo en la habitación, la encontré casi lista para ir al trabajo. Con su ropa ejecutiva, su maquillaje encantador y ese peinado despreocupado que en pocas ocasiones lo veía. Hermosa.

"Camila, Martha ya te ha preparado el desayuno, estaré de regreso a las 6 de la tarde" me indicó.

"Hoy debo ir al trabajo".

"No es necesario, linda, intentaré estar de regreso antes" continuó mientras se colocaba el reloj color plata.

"Dua, me refería a que...yo, oficialmente inicio mi trabajo en la inmobiliaria de la señora Grant" vi que sus labios rojos se presionaran y dejó en un lado del mueble su teléfono.

"Camila..." giró hacia mí para verme, yo aún con las toallas húmedas después de la ducha "ya hablamos de eso, no vas a trabajar con Elizabeth Grant".

"Dua, es importante, solo serán una semanas" intenté convencerla mientras me colocaba la ropa interior.

"No importa, sólo te quedarás en casa mientras regreso".

Ya tenía un plan en contra de la mujer que había lastimado a la chica que estaba frente a mis ojos.

Vi que Dua mirara al suelo y se apartara del tocador para caminar hacia mí.

"Camila, sólo haz lo que te pido".

"Sabes que no puedes detenerme aquí, ¿verdad?" Busqué mi ropa en su armario y al regresar, me encontré con ella en el borde de la cama, esperando.

"¿Quieres ser mía?" Me preguntó con ese tono de chica traviesa y poco inocente "porque yo soy tuya".

"Dua, no me hagas esto" me quejé.

"Hacer ¿qué?" Continuó jugando, atrapándome entre sus brazos para tirarme a la cama. Me miraba con tanto deseo desde arriba de mi cuerpo que creí que ahí mismo me devoraría con sus besos "hoy no vas a salir hasta que yo regrese, ¿de acuerdo?".

Observé sus labios y negué.

"No voy a obedecerte".

"Eso lo veremos" me dió un beso en los labios y se levantó de la cama para irse "estaré de regreso en la tarde".

Y así, sin decir ni hacer nada más, se fue de la casa.

Consideré lo que iba a hacer, tal vez debería obedecerla y quedarme en su casa hasta que regresara, aunque en mi mente ya comenzaba a repasar mis planes.

No iba a salir sino hasta la tarde, quería hablar con la señora Grant antes de que Dua regresara.

Durante las horas en casa, me dediqué a estar en el gran jardín, en la piscina, leí un poco de los libros que había encontrado en la biblioteca, comí, leí de nuevo, hice un poco de ejercicio y regresé a la habitación.

"Esto parece eterno sin ella".

Me dejé caer en la cama mientras recordaba sus palabras, y ese atuendo encantador que llevaba hoy.

Mi teléfono comenzó a timbrar y al ver la pantalla dudé en responder, pero terminé aceptando.

"Señora Grant".

50 sombras de Dua • duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora