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Recién me había mudado a Manchester, Inglaterra

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Recién me había mudado a Manchester, Inglaterra. Soy originario de Corea del Sur pero por cuestiones de lo que quiero estudiar y el trabajo de mis padres tuvimos que mudarnos.

Es un lugar bonito, muy pintoresco a mí perecer, pero no me desagrada. El clima era muy frío, tenía que acostumbrarme, los días nublados eran propios de la región y eso realmente era bueno para mí, me gustaba la lluvia y el olor de esta. Sería un buen comienzo.

Al instalarme en mi habitación mire por la ventana, eran las 5:11 de la tarde y pequeñas gotas de lluvia golpeaban la ventana, me concentré mucho en esto que no divisé la figura delgada que igual estaba viendo hacia el exterior desde la casa de enfrente, al perecer ella no notó mi presencia pues ha dejado la cortina corrida. Su habitación era muy parecida a la mía sólo que la de ella estaba amueblada y junto a la ventana había un piano negro.

La vi regresar a la ventana, entonces cerré la cortina, esta misma era muy transparente lo que me dejaba ver un poco de su figura. Su cabello era de un color café muy claro llegando casi al pelirrojo, llevaba un sofisticado vestido verde jade que hacía que resaltara mucho por su piel demasiado blanca. Las gotas de lluvia en la ventana hacia que la imagen distorsionara, ella volvió a alejarse pero esta vez cerró la cortina.

Puse mis valijas sobre la cama y comencé a desempacar, poco a poco mis maletas se vaciaban y el armario se llenaba. Los retratos se apoderaban de los pequeños muebles que había en el cuarto. La habitación se veía menos vacía.

Bajé a inspeccionar un poco la casa, es lo suficientemente amplia como para acoger una familia de 4, sí, tengo una hermana llamada Dahyun, casi no nos parecemos, incluso nos han confundido como pareja.

Las paredes de la casa eran blancas a pesar por la luz del exterior haciendo que se volvieran de un tono gris-azulado creando una atmósfera triste. Las habitaciones eran muy similares, claro la habitación principal era más grande que las demás.

Para cuando terminé daban las 7:27, mamá no tardaría en llamarme para bajar a cenar por lo que espere leyendo un libro que uno de mis compañeros de clase me obsequió antes de venir.

Después de la cena me alisté para ir a dormir, antes de recostarme apagué la luz pero la habitación seguía iluminada, muy raro. Volteé a la ventana y la casa de enfrente tenía las luces encendidas. La calle era demasiado pequeña por lo que las casas estaban un poco cercanas una a la otra. Mi curiosidad no hizo esperarse por lo que volví a mirar, ella usaba ahora un vestido blanco que yo podía decir que era su pijama, estaba sentada mientras leía un libro y de vez en cuando daba unos sorbos de café el cual dejaba en el marco de la ventana, me quedé unos minutos más mirándola para después volver a la cama y quedar profundamente dormido.

Una dulce melodía logró despertarme, eran justo las 7:00 am de un sábado, mi despertador esta vez no sonó, me levanté y corrí la cortina, nublado era el clima de hoy y así lo sería por mucho tiempo, fijé mi vista en la casa del frente, la chica de ayer estaba sentada tocando el piano, era muy hábil, sus dedos se movían más rápido conforme avanzaba la canción, me quedé hasta que ella dejo de tocar, cuando dejo de hacerlo salió de su cuarto.

Todas las mañanas eran así desde hace un mes, melodías diferentes justo al amanecer, la misma rutina, despierta, toca el piano y se va. Después vuelve, lo sé por el sonido de la puerta, pero no vuelve a la ventana. Incluso coloqué una silla para admirarla todos los días al despertar.

Esa mañana fue diferente, me desperté antes del espectáculo de la chica de cabellera castaña para preparar un americano, después volví a subir. Tocó la primera melodía que escuche al llegar a Londres, esa era mi favorita, incluso intenté replicarla en el sonido de un violín. Justamente cuando terminó se levantó, fue hasta la ventana y me sonrió, por instinto me sonroje y le devolví el gesto. Igualmente ella salió de su cuarto.

Terminé el café y deje la taza en la mesa del centro de la habitación. ¿Desde cuándo ella se había dado cuenta de mi presencia? Nunca corrí la cortina por el miedo de que ella me encontrara mirándola. Pero para juzgar, me gusto el que me descubriera, el que ella esbozara esa sonrisa, era hermosa, no podía ni quería negarlo.

Quería conocerla.

1995 | Liskook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora