Capitulo 17.-Daydream on a Starbucks coffe shop

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Creo que quedarme con Gerard hubiera traído menos desgracias.

-¡Es tu culpa!-Amber me aventó y choque con un lavadero por la espalda. Puta, pero que dolor.

-¿D-De que hablas?-Le dije, me dolía mucho la espalda.

-Por tu puta culpa, Gerard cortó con Lynz…-Dijo Amber y señaló a Lynz, que tenía el maquillaje corrido, como si hubiera llorado por horas, o eso daba la impresión, pero en realidad, se notaba que se había echado un poco de agua, pues no tenía los ojos rojos.

-Ay, si, como si  realmente le hubiera importado-En cuanto termine de decirlo, Amber se soltó una cachetada, y entonces me di cuenta de que había dado en el blanco.

Lynz me sujeto y Amber empezó a cortar mi cabello. Meh, el cabello crece.

Cuando terminó, me hizo levantarme y mirarme en el espejo. Si Amber no terminaba la escuela, como estilista no le iría mal.

Me sacudí a Lynz. Antes de irme le arrebate las tijeras a Amber, las enterré en el espejo, y aunque este se rompió en pedazos, se encajaron el pared, atravesando la tabla que sostenía el espejo. Me di media vuelta y me salí, en cuanto me cerciore de que estaba sola, por fin le di importancia a mi cabello.

No se veía tan mal, incluso me había dejado el fleco, de hecho, lo único que hizo fue dejarlo exageradamente degrafilado, y el fleco estaba casi intacto.

Era química, y de esa hora no estaba dispuesta a perderme nada, corrí al aula y entre unos minutos antes de que Marvell llegara, me senté en mi lugar, ya que Gerard no estaba, Frank salió corriendo y Ana fue a verme, se quitó su gorro y me lo puso.

-¿Qué mierda paso?-Me dijo más que seria, preocupada.

Le conté todo lo que había pasado, se rió ante mi broma hacía Austin y Bryan y me dijo que también se había enterado de lo de la revista. Cuando le conté sobre lo de Gerard, me dijo que me abriera un poquito, que a lo mejor era cierto y a quién en realidad quería era a mí.

Y se enojó mucho sobre lo de Lynz y Amber.

-Que va Ana, déjalo-Le dije y le tome el brazo. Ella me miro, más que enojada, triste porque no había podido hacer nada.

La abrase y me consoló. Marvell entró y ya no se cambió de lugar, pues Frank y Gerard no estaban.

La clase completa, se supone que debíamos haber escrito un ensayo, pero en vez de eso, escribíamos una canción.

“Bathroom Haircut”

~~Narra Gerard~~

Frank salió a buscarme. Me encontró.

La cosa es, que ya no sabía que hacer.

Quería convencerla, pero ¿Qué tenía que hacer para lograrlo?

Mierda, aun de rodillas se lo pediría, en serio.

-Puta madre Gee, ¿y ahora qué?-Me dijo y se jaló el cabello con exasperación.

-Frank, está bien, no tienes que preocuparte…-Le dije y le puse una mano en el hombro.

No quería que tuviera problemas o algo por el estilo.

-Me preocupo, me preocupo Gee porque eres mi amigo-Me dijo tomándome la mano.

-Lo sé viejo, pero esto es muy complicado-Le dije y mande todo a la mierda por un segundo, para pagarle el taxi de regreso.

-¿Qué harás?-Me dijo mirándome serio.

-Convencerla.

-Pero hazlo-Me dijo y se fue, creo que regresó a clase, pues el timbre sonó.

Regresé junto con él, y cuando entre al salón me di cuenta de que __________ traía la capucha de su sudadera. Entre hasta donde estaba, la tome del brazo, y la saque de ahí. Solo, la saque.

La jalé. No me importaba cuanto se resistía, si era necesario, la cargaría, como princesa claro, pero me la llevaría.

La metía a un Starbucks y la senté en una mesita, pedí dos Vanilla Cream Frappuccino y volví con ella.

-¿Qué pedo?-Me dijo una vez me tenía sentado frente a ella.

-Me vas a escuchar.

Suspiró pesadamente, como si ya estuviera cansada de eso y me miró.

-Vamos ¿enserio?

-Sí.

-Es que-…p-pero-…

Me dijo  sudando cada palabra.

-¿Qué mierda tengo que hacer para que me creas?-Le dije ya molestó. Ya era suficiente.

-Pruébamelo.

Me dijo muy firme, pero no fría, decidida pero no amenazante. Incluso me atrevería a decir que fue dulce.

-¿Cómo carajos hago eso?-Le dije ya menos irritado.

-Yo que sé-Me dijo y se encogió de hombros-El punto es que hasta que no me lo pruebes no te creeré.

Se cruzó de brazos.

Vacilé por un segundo, la tomé del cuello de su camiseta y la besé.

Por primera vez en la vida, me atreví y la besé.

Puta, eso era lo que estaba buscando. Era esa suavidad la que me volvía loco.

Me regresó el beso. Los frappuccinos ya estaban, pero a la mierda el mundo.

Cuando nos separamos, me sentí tan, tan…feliz.

Por fin. Por fin.

Papeles Invertidos (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora