NO al silencio

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No te guardes nada, decilo. Las palabras sanan, y el silencio hiere, en silencio, pero hiere. Duele, lastima, mata, separa, sigilosa y paulatinamente, sin que lo notemos, sin que se genere un cambio brusco en nosotros. El silencio no se siente con los oídos, sino con el corazón, que en cualquier momento va a estallar; con nuestro cerebro, que ya no sabe en qué pensar. Hay silencios que aturden más que un grito. Es preferible gritar, hablar, largar todo lo que más te aterra o no te deja vivir, antes que callarlo. No giremos en torno a un mundo de silencios, giremos en torno a un mundo en el que la buena comunicación nos favorezca a todos, y seamos lo más libres y felices que se pueda. Regalá una confesión, una catarsis, una aclaración, un "te quiero" o hasta un "ya no quiero estar más con vos" pero que sea sincero, porque todo lo que venga del corazón, vale la pena compartirlo con quien debas hacerlo. Uno nunca sabe, pero la otra persona quizás también estaba hundida en un silencio ensordecedor que la tiene confundida y si se siente cómoda al ver que vos te abrís con ella, puede encontrar un lugarcito para hacerlo ella también. Y ahí se darían cuenta con tan solo mirarse a los ojos cuán liberadas están, cuantas dudas ya no existirán y cuántos rencores se irán con las palabras. Todo sería producto de la ruptura del silencio, tan simple y complejo como eso.No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy; decilo antes de que sea tarde, antes de que EL mundo se acabe, antes de que TU mundo se acabe, o antes de que el mundo de ESA persona se acabe. NO hagas de ese silencio una eternidad, hacé de tus palabras un infinito.


Mailén Latorre

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