Amorío Arriesgado- Andy Biersack

SAUDADE

  –¿Qué? –preguntó Juliet aún jadeante. La besé en un acto rápido pero me apartó bruscamente.

  –¿Dijiste Grísea, Andrew?

  –¿Qué? Claro que no, Juju. Oíste mal, dije tu nombre. –me miró con ojos entrecerrados. Mi rostro culposo delatándome.

  –¡Dijiste Grísea, Andrew! –afirmó histérica –¿Quién mierda es Grísea? –se levantó cabreada de la cama y se tapó con las cobijas.

  –No es nadie, por qué no sólo regresas a la cama y...

  –¡No! –gritó interrumpiéndome y enseguida me callé–. No quiero dormir contigo hoy... –dijo más tranquila–. No esperes a que llegue mañana –y salió de la habitación con ropa en las manos, seguido de eso se escuchó la puerta principal cerrarse.

  –Joder, esto cada vez está peor –me tomé el cabello frustrado y lo estiré hacia atrás.

  Bueno, al menos tuve mi orgasmo.

  Grísea...

  Estaba con las chicas en el cuarto de hotel que compartía con Mike, que de hecho no tengo ni puta idea de dónde está ese cabrón, siempre desaparece sin decir palabra. Ellas vinieron a mi habitación para poder contarles lo que me acababa de suceder.

   Estábamos sentadas en la alfombra de la pequeña sala formando un círculo y cada quien con su pijama y una almohada pegada al pecho.

  No ayudaban mucho, de hecho.

  –¿Y qué hiciste cuando sentiste a su "amiguito"? –preguntó Taylor emocionada con una gran sonrisa y abrazó más la almohada.

  Éramos todas unas fans-girls

  –Se me escapó un gemido –me tapé la cara con la almohada de la vergüenza.

  –¡Aaahh! –gritaron emocionadas. En cambio yo me sentía estúpida.

  –¿Qué no te emociona haber conocido al gran Andy Biersack? –dijo Janice eufórica.

  –Sí, pero no era como yo lo planeaba.

  –Las cosas jamás salen como tú las planeas –comentó Taylor.

  –¡Aaahh! –ahogué mi grito de frustración en la almohada pero de repente fue interrumpido por mi teléfono. Nos miramos extrañadas.

  –¿Quién mierda me llama a las 12 de la noche? Seguramente el idiota de Mike –dije fastidiada pero todo eso desapareció cuando ví el nombre de quien realmente estaba llamando.

  Andy.

  –¡Puta madre, no puede ser, es él! –dije nerviosa.

  –¿Y qué esperas? ¡Contesta! –gritó Janice al ver que no lo hacía. Asentí rápidamente y con dedos temblorosos contesté. Agradecí que ambas salieran del cuarto para poder hablar más tranquila.

  –¿Hola? –dije torpemente.

  –Hola, Grísea, espero no haberte despertado –dijo igual que yo.

  –No, estaba con Janice y Taylor platicando –intenté sonar más normal.

  –¿Interrumpo?

  –No, claro qué no.

  –¡Dile que venga! –se escuchó el grito de Taylor a lo lejos y después sus risas.

  Oí a Andy reír, pero yo quería asesinarlas.

  –¿Estás bien, necesitas algo? –volví a hablar nerviosamente.

  –Ah...de hecho... mierda, sonará muy atrevido, pero... quería preguntarte si puedo pasar la noche contigo —me imaginé su rostro lleno de vergüenza.