Pasó su lengua lentamente desde mi hombro hasta mi mandíbula, recolectando las gotas de agua que había a su paso y dejándome sin aliento. Sus manos acariciaban peligrosamente mi vientre y caderas causando cosquillas y mucha excitación.
Dio una embestida dejándome sentir lo erecto que estaba y para complacerlo más solté un pequeño gemido, mis manos buscaron con desesperación el botón de su pantalón y lo quitaron bajando el cierre también y sintiendo lo largo, duro y grueso que era.
–Eres justo como imaginé –dije jadeante.
Rompió con la poca paciencia que a ambos nos quedaba y me giró para comenzar a devorarnos el uno al otro, me tomó por los muslos para cargarme y con la punta de sus dedos rozó mi entrada ya húmeda. Mis caderas se movían adelante y atrás suplicando por más de su toque.
Caminó hasta la cama y me tumbó sobre ella asegurando que mis piernas no se cerraran. Y ahí estaba yo, abierta, expuesta, mojada y lista para la persona que siempre soñé pero que menos esperé que pasara. Miraba cada detalle de mí, desde mis ojos entreabiertos, mis dientes mordiendo mi labio, mi pecho agitado y al parecer, la parte que más le gustaba de mí.
–Por favor, déjame probarte –habló hipnotizado sin quitar la mirada de mi feminidad.
–Hazme lo que quieras... hoy soy toda tuya... –mi útero se apretó de sólo saber lo que estaba por venir.
–¿Hoy?
Ignoré su pregunta y en su lugar metí mi dedo medio a mi boca, lo llené de saliva y lentamente moví mi mano hasta donde necesitaba lo suyo. Pasé mi dedo a lo largo y comencé a hacer círculos en mi clítoris, gemí despacio y cerré mis ojos para disfrutar, no pasó mucho para que uno de sus dedos entrara lento en mí, haciéndome sentir como mis pliegues se abrían para él.
Metió mi dedo a su boca para tener sólo una pequeña prueba de mi sabor y de inmediato su lengua comenzó el trabajo. Mi espalda se arqueaba ante la oleada de placer que invadía mi cuerpo, mis manos acariciaban su cabello suave y de vez en cuando halaba despacio uno que otro mechón. Verlo devorarme como si estuviera hambriento de mí me hacía sonreír y a la vez excitarme más.
–Andrew... –gemí cuando su lengua se introdujo con fuerza y lamía mis paredes. Sus dedos no se quedaban atrás, estimulaban cada parte que podían y se turnaban para hacerlo.
Este hombre es un Dios.
Velozmente se incorporó y de una embestida me penetró, el aire abandonó mis pulmones y me sentí sofocada pero al instante inhalé con fuerza. Ni siquiera noté en qué momento se había colocado el condón.
Sus embestidas eran rápidas y fuertes, hacían que el cuarto se invadiera del sonido de nuestras pieles chocando y nuestras respiraciones humedeciendo más el clima. Lo miré por centésima vez; tenía levantada su camiseta y la detenía con fuerza entre sus dientes, su pantalón sólo estaba hasta la mitad de sus muslos y tenía el ceño fruncido mientras el sudor comenzaba a brillar en su frente. Todo en él era sensualidad, incluso el vello de su vientre y pubis lo hacían sexy.
Me incorporé y lo miré con una sonrisa lasciva sin mostrar los dientes.
–¿Qué haces? –su voz estaba más ronca de lo normal.
–Recuéstate –intenté sonar sexy. Sonrió cómplice e hizo lo que pedí.
Se deshizo totalmente de su pantalón y sus bóxers dejándome el paso libre. Me monté en él haciéndo que ambos soltaramos un jadeo y me moví buscando nuestra liberación, tomó mis caderas enterrando un poco sus dedos haciendo más salvajes mis movimientos hasta que ambos tocamos el cielo en el clímax.
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Amorío Arriesgado- Andy Biersack
FanficUna fan obsesionada con su ídolo, Andy Biersack. Siguió sus sueños de ser cantante de Metal pero no se imaginó que él la buscara. Que él se enamorara...