EVITERNO

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  Evitamos hablar de el tema los siguientes días. Claro que yo no me quedé con la duda y gracias a mi familia supe que, como sospechaba, le habían reducido la condena por buena conducta. Apenas salió, encontró una oportunidad de trabajo acá... justo en la misma puta ciudad en la que vivo. Janice y Taylor habían venido a quedarse varios días conmigo para darme apoyo emocional, y ni hablar de Andy, que cada que puede me rapta y me lleva a su casa, donde se encarga de distraerme todo lo posible. Y se lo agradezco infinitamente.

  –Saldré hoy con las chicas –me senté sobre su regazo con un bowl llenó de sandía picada con trajín, limón y chamoy.

  –Pero de regreso vendrás aquí, ¿verdad? –abrió la boca para que le diera un pedazo de fruta. Apenas masticó hizo una mueca muy graciosa–. Esto está muy ácido –solté una carcajada.

  –Sí. De regreso vendré aquí, no puedo dejar a Femme, Crow y Daredevil, sabes que los amo –acaricié a Femme que estaba acostada justo a nuestro lado.

  –¿Y yo? –me afirmó más a su cuerpo en un gesto de posesión. Dejé el bowl de lado y pasé mis dedos entre su sedoso cabello hasta llegar a su nuca.

  –Te extrañaré –susurré en una sonrisa. Me acerqué hasta juntar nuestros labios, su mano se dirigió a mi cuello y lo apretó ligeramente. El gemido que emití me impresionó más a mí que a él, pero sentir sus dedos marcándose en esa zona tan sensible me estaba excitando más de lo que hubiera esperado–. Espera... espera –lo detuve cuando miré hacia dónde se dirigía esta situación.

  –Por favor –rozó sus dientes por mi mandíbula causando que me estremeciera–... será rápido, lo prometo.

  ¡Autocontrol, por favor, no me falles ahora!

  –Prometo llegar temprano y sobria.

  –Incluso si llegas tarde y ebria no te salvarás de la tremenda follada que te daré –dijo con lascivia pegando una buena bofetada en mi glúteo desnudo. Buen momento para pasearme sólo en ropa interior. Lo miré con la boca abierta fingiendo impresión.

  –¡Andrew Biersack! ¿Con esa boca besas a tu madre? –sonreí de oreja a oreja.

  El sólo imaginar lo que me espera apenas entre a esta casa me hace desear quedarme y no salir nunca.

  –Será mejor que te vayas antes de que te doble justo sobre este sillón –pasó su lengua por sus dientes superiores deteniéndose un poco en su afilado canino.

  ¡Jesucristo, no me dejes pecar!

  –Está bien, está bien –me bajé de su regazo un poco aturdida por la calentura.

  Me puse ropa y me maquillé lo más relajada que pude. Tenía tiempo de sobra y no acostumbro a llegar temprano, pero ver a Andy desde el espejo, justo detrás de mí, causaba que mi pulso fallara y mi delineado quedara curvilíneo.

  Cuando al fin terminé me aseguré de despedirme de los bellos animalitos con un beso en sus cabecitas y finalmente de Andy, quién me aseguró que se quedaría despierto hasta que llegara y yo le prometí llegar lo suficientemente sobria.

  Para asegurar esa promesa tomé las llaves de mi moto y se las mostré. Él sabía que jamás me arriesgaría a emborracharme yendo en Roxanne.

  Las chicas y yo habíamos quedado en un bar feo a las afueras de la ciudad, pero no era que eso nos importara, hemos estado en lugares peores y salido casi invictas.

  Casi...

  –Hola, guapas –me senté en la orilla del sillón de piel agrietado.

  –Qué raro que llegues temprano –se burló Elize.

Amorío Arriesgado- Andy BiersackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora