너의 미소 - your smile.

cero

Nota de la escritora:

s: Es mi primer fanfic así que quiero pedirles amor hacia este ya que hasta mi me da vergüenza jsjs, pero ya está publicada y tiene muchos views. Es difícil editarla créanme, pero haré lo posible para que sea de su agrado; apóyenme plox ¡! ^^ ya las dejo, disfruten si es que pueden :( .

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Park Irene es una chica de 17 años. Es extrovertida, simpática y dulce. Algunos dicen que es bastante curiosa, y que quiere ver a todos feliz.

-; park irene.

Toda mi mañana iba bien. Todo absolutamente todo, pero ¿quien lo dañaria? mi hermano.

— ¡Despierta estúpida! —me grito.

—Ya no molestes y vete a joder a otra parte —me tape nuevamente.

– Oye, no se te me olvide que soy mayor que tú ok, ok —se dijo así mismo.

— No se te olvide que te puedo matar aquí mismo, así que vete de aquí ¡ahora! —le lance una almohada y salió corriendo de mi habitación.

Tengo 2 hermanos uno de ellos es Park HyunJin y es un año mayor que yo. La otra es una chica, Park JiSoo la cual es 2 años mayor que yo, lo que me hace la menor obviamente.

No soy una chica que trate mal a las personas. Siempre me gusta ver feliz a los demás, y creo que ese es mi gran defecto.

Estaba a punto de caer en un profundo sueño pero algo, alguien, no sé que diablos fue, pero lo que sí sé es que me despertó.

— Hija despierta, ya es hora —hablo mi madre desde afuera.

— Ahh mamá déjame dormir más ¡si! —dije tapandome.

— No y avanza —me ordenó.

— Agh~ —me queje.

— Nada de agh~ —me imito—. Bueno te dejo, alístate –salió de mi habitación.

Lo que me faltaba, primero mi hermano y ahora mi mamá. Ni modo me tendré que levantar para ir al colegio.

Me metí a la ducha y me quedé unos minutos en esta. Me cambie, colocándome una blusa, un mahón y combinándolo con unas zapatillas. Después que termine baje a la cocina.

— Buenos días hija —saludo mi padre.

— Buenos días papá —respondí amargamente, no es que no ame a mi padre pero no es el padre perfecto de todo hij@. Me iba a sentar a desayunar, pero mi madre me hablo.

— Irene, llama a tu hermana para que se despierte —me ordenó.

— ¿Que? Ya está bastante grandesita para tener que levantarla, ¿no crees?

— No, no creo. Ahora has lo que te digo —me señaló las escaleras.

— Dios porque a mi —me queje y seguido mi hermano se rió burlón.

— Hijo de tu ma...—fui interrumpida.

— ¡Irene! —me grito mi madre.