Capítulo 11

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Sus ojos vagan ante la gema naranja enfrente de ella. Su cuerpo erradia calor, es una sensación de incomodidad. La mayor esta hablando por teléfono, sus ojos la ve de vez en cuando para luego atender su llamada.

Esto hace encoger a la gema de agua y abrazarse así misma, sus piernas se cierran y retuercen, aún puede sentir un cosquilleo entre sus piernas, palpitante y extraño.

Lapis debe distraerse, sabe que no debe sentirse así todo el tiempo. Dirije la mirada hacia la ventanilla de la limosina en un intento de comodidad, observa los pinos los cuales  eran realmente altos, escarchado de rocío.  Notó que la carretera está desierta, supuso que tal vez por que están entrando a propiedad privada, esto hace sentir un poco de miedo, tan a legado de la ciudad, de lo poco que conoce.


Lapis suspira algo cansada, pero al mismo tiempo por el rovio del ojo ve a Jasper, sus movimientos al hablar le llama mucho la atención, al igual que el cabello bien sujeto en una coleta dándole un toque empresarial, sus fuertes brazos flexionados mostrando sus músculos definidos y cubiertos con su traje, y no podía dejar de pensar en sus grandes palmas. Aún puede sentir esas manos recorrer su delgado cuerpo y volver a revivir lo frágil que se sintió bajo esas condiciones. Esos labios perfectamente moldeados, gruesos y cautivadores. Lapis se preguntaba en cómo alguien tan controladora podría ser tan hermosa.


Lápiz baja la mirada a sus piernas. Hay un ligero dolor en ellas, sus pantalones de mesclilla cubre las marcas de los gruesos y largos dedos de Jasper.  Apreta con sus dientes el labio inferior, lastimando más de lo que está. Cuando levanta de nuevo su vista, pude ver que no están muy lejos de la mansión de su compañera. La gran mansión se encontraba cerca de un barranco alto, con vista al mar y rodeada de pinos impresionantes. La entrada era de los más hermoso con muchos rosales color rosa, e incluso hasta estar en enfrente de dicha casa enorme, la puerta era adornada con un diamante Rosa. La servidumbre están esperando afuera, a disposición de la señora de la casa y la nueva señorita.


Jasper baja aún con el teléfono en mano, y se adentro a su hogar. Lápis en cambio, se quedó en el auto con la manos apretadas bajo el asiento. Se tomo unos dos minutos y decidió salir, se frota sus brazos con sus manos, la brisa le calo los huesos, el clima era frio, tal vez porque era las 6 de la mañana.

Una servienta se acerca y le dice que la siga, le enseñaría su habitación.


La casa era igual de grande por dentro. Un candelabro colgaba en el techo, los cuadros de pinturas en las paredes y una gran escalera estaba enfrente de ella.


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—hoy es el día.— decía una gema joven—has entrenado mucho, tú debes ganar. Debes de mantener tu invicta.—


—No es para tanto Amatista, lo hago por diversión.— respondió la gema morena.


— Oh porfavor, no seas modesta, eres muy buena, todos tus rivales caen al pavimento.—


La gema de afro, golpeaba un saco de arena, sus puños chocaban haciendo un trueno dentro de la habitación de entrenamiento. Su rostro estaba escarchada de sudor como su cuerpo. Había estado entrenado para un liga de pelea libre, el cual era ilegales cerca del puerto abandonado.

Una Deuda, Una Boda. [Suspendida Por Un Tiempo Indefinido] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora