Dos

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-¡Antoniaaaa!

Mi madre estaba tratando de despertarme pero no quería estaba muy cansada y no había dormido casi nada.

-No quiero IR.

-Tienes que ir, no tienes opción.

-Deja de gritarme.

-Entonces, levántate.

-Okay, ya voy...

Mire mi reloj, eran las 8 en punto. Debería apresurarme para que no me dejara el bus...pero solo tenía 15 minutos.

Hice lo que pude y aun así parecía que me hubiera bañado en basura, pero no me importaba, no tenía a quien impresionar.

***

A la mitad de la noche vi por la ventana de mi habitación a Celeste caminando sola por la calle de la barriada. ¿Que le pasa?

No se si ir a preguntarle, si la conozco pero no se me hace cómodo hablarle.

Decidí bajar y sólo salir un rato sin que mis padres se dieran cuenta. Corrí hacia donde ella por que ya me preocupaba que estuviera sola y creo que estaba llorando.

-Celeste!?

-¿Tony?¿Que haces aquí?-ví como se le resbalaban las lagrimas-

-Te vi por mi ventana. ¿Estas bien?¿Te pasa algo?

-No...yo...Bruno me contó lo de escapar juntos pero yo no puedo, me da miedo, tengo mucho que quiero hacer y una vida decente, no puedo irme solo por él. Lo quiero demasiado, pero no lo amo lo suficiente como para huir con él. Tu...acompáñalo, se que quieres ir, ve y vive con el, en serio les deseo la mejor suerte.

Ella en serio lo quiere pero no lo ama, entendía eso y no podía irse para vivir una vida no tan prometedora como su actual.

-Ce...-

-Adiós-me dio una abrazo y se fue-

No quería entrar a mi casa así que fui a comprar algo a la tienda que estaba a cinco minutos, era de esas tiendas 24 horas y yo tenía mucha hambre.

Cuando llegue vi a ¿Bruno?
¿Que hacía Bruno allí?
No me le acerque, no quería hablarle, pensé que me diría que se arrepintió de huir por que no va Celeste.

Estaba pagando una cajita de chicle y una hamburguesa con papas cuando siento una pistola en mi espalda.

No me giré pero de quien fuera la pistola me empezó a hablar.

-Dame todo lo que tienes.

-No me mates, por favor, ya te lo doy.

-Gírate lentamente y no te mataré.

Hice lo que me dijo. Cuando estaba a punto de entregarle mi dinero, Bruno le metió un puñetazo en la cara y el ladrón le apuntó a él.

No, no podía verlo morir por mi culpa.

Le quite el arma y la apunte a la cabeza de ese idiota.

-Véte, antes de que apriete el gatillo.

-No me das miedo, niña estupida.

-No te atrevas a subestimarme, no te gustará el resultado.

-Ah, pues, dispara.

Si dispare, pero no herí a nadie. El idiota ese salió corriendo cuando apreté el gatillo. No era más que una gallina. Niña estupida, ¿!YO¡?

-Tony!-Se tiro a abrazarme-

-Bruno, está bien.

Escapando contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora