Esta mañana decidí ir al colegio con casi nada. Me desperté sola, me bañe, me vestí y me fui. En mi maleta llevaba el libro de matemáticas, un cuaderno y mi cartuchera, después de todo ese era mi último día en el colegio.
Bruno y yo ya decidimos cómo nos iremos. Primero empacaremos nuestras cosas más importantes en una maleta de espalda, cada uno, luego cogeriamos un taxi hasta el puerto más cercano, allí le pediremos al capitán de un bote pesquero o de uno de los, casi no utilizados, barcos a vapor para que nos lleve a Holanda. Luego veríamos que hacer con nuestras vidas, pero en eso se basa nuestra huida permanente.
***
Ya eran las 10 de la noche y mis padres estaban durmiendo como rocas. Busque el dinero escondido de mi padre y baje silenciosamente con mi maleta en la espalda. Llevaba la pistola, una manta, un poco de ropa interior y ropa de frío, medicinas básicas, un par de zapatos más los que llevaba puestos, el dinero, mi identificación y pasaporte por si acaso.
Salí de mi casa lo más discretamente posible y me senté a esperar a Bruno cerca de su casa, mientras tanto conté el dinero que tenía. Lo que tenía propio más lo que me lleve de mi padre daba una suma de 3 150 dólares en efectivo. Cuando vi que Bruno por fin salió fui acercándome a él. Algo le pasaba pero no podía concentrarme en eso, debíamos escapar ya.
-Bruno, estas listo?-Inicie a susurrar-
-Si, creo que lo tengo todo.
-Okay, vámonos. Aquí no conseguiremos un taxi, tenemos que ir más a la salida del pueblo.
Cuando llegamos esperamos casi nada para que un taxi se nos acercara y nos preguntara a donde íbamos. Le pedimos que nos llevara al muelle o puerto más cercano y accedió por 5 dólares. No sabía cuánto llevaba Bruno pero el quería pagar y no discutí.
Ya en el muelle vimos varios botes pesqueros pero no creímos que ninguno nos fuera a acoger para llevarnos desde Canadá hasta Holanda, si acaso había espacio para una persona. Vimos tres barquitos a vapor y fuimos a preguntar al más grande.
-¿Señor, será que nos puede llevar a Holanda?- dijo Bruno-
-¿¡Holanda!?
-Perdone ¿Donde termina su recorrido señor?-pregunte amablemente-
-En Bélgica, señorita- Dijo guiñándome el ojo-
Eso molesto a Bruno, vi como su cara cambiaba y el cerraba sus puños, era capaz de matarlo.
-¿Será que por nosotros hace una parada un poco antes? ¿En Holanda?
-Sera un placer, suban. No les cobraré, esta vez, la siguiente que nos veamos si-dijo muy sonriente-
-Gracias-dije con una cara de felicidad que nadie me quitaba-
Por fin me iría, por fin y con él, con Bruno.
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Escapando contigo
RomanceAntonia sueña con vivir fuera de Canadá, pero no sola, con Bruno. Aun así salir del país no suena tan difícil pero ellos no habían pensado en cómo sería cuando lleguen a su destino.