✓ Capítulo 12

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La Elección de Categoría era tan antigua como las raíces del Gran Árbol, el Centro Mágico elegía un hada capaz de controlar su poder y esta a su vez tenía la capacidad de hacer llegar su misión a las demás hadas, siendo conocida como la reina. Todos en la aldea lucen tan distintos, como los variados colores del arco iris, pero tienen tantas cosas en común que los convierte en una inmensa familia, una que vuela de un lado a otro en los alrededores del Gran Árbol utilizando su magia en la naturaleza, porque aquella belleza natural era magia en todo su esplendor. No se distinguen por razas, colores, ni edades, son una de las especies más unidas sobre la tierra. Caracterizadas por su nobleza con el medio ambiente, su entendimiento con los animales y su amor por cada ser vivo a su alrededor, buscando solo ayudar y cuidar lo que también les pertenece a ellas, las hadas sin duda son una de las mejores especies.

La mayoría de las hadas comúnmente pueden utilizar sus poderes otorgados por el Centro Mágico para contribuir al sano crecimiento de la vida, aunque por muchísimos años también han surgido elementos desconocidos, únicos, inexplicables y realmente poderosos, nada comunes, como el caso del hada Liss; Un hada que a simple vista... sí, tiene muchas arrugas en el rostro, pero que se ha mantenido por generación tras generación, a pesar de su apariencia y de los gramos extras en su cuerpo regordete, no aparenta la edad tan avanzada que tiene. Cuando ella era mucho más joven, descubrió su talento innato por sanar a los demás, un par de hojas, semillas de girasol, ramitas de hierbabuena fueron el comienzo de sus tan impresionantes dotes mágicos, ya que luego de que su elemento fuese un jarabe, se dedicó a la creación de remedios caseros para todo tipo de males, ya sean del cuerpo, de la mente o del corazón. Claro que tantos siglos de vida le ha dado tiempo a aprender más que solo eso, mejores trucos, a visitar lugares más lejanos y a conocer seres, aunque aterradores y enigmáticos, seres al fin.

Por ello, sin importar lo que significara el bastón de madera que se le fue asignado a Gema, la reina siendo una de las más allegadas a ella, la apoyaría aún sin saber cómo empezar siquiera. Durante varias semanas intentaron de todo por descubrir que hacía el bastón, pero fallaron al no conseguir ni que una sola chispa de magia saliera de Gema ni del misterioso objeto, así que antes de caer en la frustración, guardaron el bastón en un lugar secreto del Gran Árbol hasta que supieran para qué servía, cuál sería su tan enigmático propósito. Mientras lo descubrían, Cloe le asignaba tareas a la pequeña para que contribuyera a la aldea y se sintiera útil, pero no paraba de pensar en que quizás jamás sabrían el poder del bastón. De lo único que estaban seguras era que la magia del Centro Mágico estaba unida con el Gran Árbol, juntos tenían el mismo destino, pero también eran demasiadas preguntas y preocupaciones en tan diminuta cabeza.

Clei, utilizando vagamente sus poderes y pocas veces su tiara, con el tiempo demostraba lo contrario de algunas cosas que solía decir, o tal vez hubo una excepción, ya que ver hadas pequeñas saltando de un lado a otro, riendo, siendo torpes o aniñadas eran una de las cosas que más desagrado le causaba, entonces allí estaba Cloe sin entender la peculiar y no tan desconocida escena frente a ella.

—¡A que no me atrapas! —Grita con euforia. Le sacó la lengua a la contraria antes de elevarse del suelo.

Sus juegos infantiles se volvían comunes.

Con una ceja encarnada Clei sigue con la mirada a uvita volando.

—¿Me estás retando? —Comenzó a perseguir a la más rápida gracias a su tamaño y sus voces se hundían en carcajadas.

—¡No eres tan veloz como yo, estás oxidada!

—¿A quién le dices oxidada, mocosa? ¡Soy tan rápida que no me verás venir!

—¡Te veo venir como un caracol!

—¡Ya verás! —Riendo y agitando sus alas con fuerza, tomó a la más baja por la cintura, haciendo que ambas cayeran con toda la presión de la cruel gravedad en la madera. El golpe hizo un eco profundo en la habitación, incluso preocupando a la azabache que miraba desde lejos. Hasta que las dos comenzaron a reír nuevamente, dándole oportunidad a la mayor de las tres a tomar la palabra.

—Es hora de comer, a lavarse las manos —Señala a ambas con seriedad, pero su tono dulce era obvio en cada palabra—. Vamos, niñas, no tengo todo el día —La rubia le lanza una mirada con el ceño fruncido y se levanta imitando a Gema a su izquierda, que sacudía sus piernas.

—Ja, ja, muy graciosa —Dice Clei mientras por el rabillo del ojo ve a Gema con una sonrisa irse con rapidez.

—¡La última en llegar es una fruta podrida! —Se escuchó su grito lejano.

La rubia giró los ojos con fastidio, no iba a participar en una carrera hasta la cocina, sabía que iba a perder porque le llevaba ventaja. Volvió su atención a su hermana con el ceño fruncido.

—¿Qué? —El hada de piel morena se cruza de brazos presionando sus labios en un intento de aguantar la risa.

—No uses la palabra "niña", suena... Suena como si de verdad lo fuera. No me gusta ¿Vale? No soy una niña.

—De acuerdo —Eleva las manos declarando paz—. Desde ahora eres un niño para mí —Ríe por lo fácil que es molestar a su hermanita.

—¡Cloe! —Se queja haciendo un puchero. Daba demasiadas razones para creer que tenía la misma edad que Gema.

Aunque la pequeña Gema no hacía nada más que crecer y crecer con el tiempo, la reina no imaginaba el día en que ya no pudiese referirse a ella como "pequeña".

Sus cabellos dejaron de ser cortos y los mechones ondulados llegaban con soltura hasta por debajo de sus hombros, parecía querer competir con Clei respecto al largo de su cabello. La curiosidad abarcó más espacio en su mente, para ella llegaba a ser necesario conocer todo lo que pudiese del mundo, aquel que giraba en torno al Árbol brillante y mágico, a sus compañeros de vuelo, a los frutos, los animales, el cielo despejado, las noches nubladas y los días lluviosos.

***

Ese mismo día, Cloe se sentía casada, las ojeras eran el centro de atención en su rostro, los párpados le pensaban más de lo normal. Definitivamente necesitaba un pequeño descanso. Y por eso después de comer se fue a su habitación a dormir por todos esos días de trasnocho.

Mientras intentaba dormir no dejaba de pensar que estaba desperdiciando las horas que fácilmente pudiese estar trabajando, ayudando y apoyando a su gente, a la gente de la cual estaba a cargo. Su respiración se agitaba y la primera salida que encontró para aliviarse a sí misma era centrarse en su hermana. Clei no estaba haciendo nada, jamás lo hacía, a pesar de tener las mismas responsabilidades de ella. La azabache era demasiado perfeccionista y dedicada con lo que hacía, cosa que no le beneficiaba al momento de aprobar una acción de alguien más. Se le dificultaba decir que algo estaba bien, ya que posiblemente se podía hacer mejor. Aunque eso no afectaba en que le importasen las ideas y opiniones de los demás, buscaba a más no poder el bienestar para todos, era elemental para ser reina, para ser Cloe, que estuviesen cómodos con sus decisiones y que no afectaran en sus vidas de mala manera. En cambio su hermana menor, dormía lo suficiente como para que siempre estuviese de buen humor y dejara de ser tan sarcástica; cosas que no pasaban ahora y que se esperaban menos en el futuro. Todos y cada uno de los días toma el sol por la mañana, vuela hasta el río y se relaja ¿Desde hace cuánto que Cloe no sabía lo que era relajarse?, a la rubia le era indiferente si alguien tenía un problema. Mientras las cosas a su alrededor no se derrumbaran y el Árbol se mantuviera en pie, estaba bastante cómoda. La responsabilidad era escasa en su persona, llegaba tarde a cualquier lugar y le era indiferente, realmente pocas cosas le preocupaban.

Sin importan de que ángulo lo viese, las dos eran polos opuestos en todos los sentidos. Mientras una pensaba que algo estaba"bien", la otra lo dudaba. En las relaciones de pareja se supone que los opuestos se atraen, pero en una relación de hermanos deben luchar para no odiarse y solo soportarse, debe de haber un gran amor para que ambas partes se acepten y quieran tal y como son. Ser diferentes no les impedía amarse, y tal vez lo único que poseían en común era que buscaban proteger y cuidar de la otra, de distintas formas, pero lo hacían.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2021 ⏰

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Gema, el hada especial © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora