20. El primer entrenamiento de Quidditch

2.1K 157 82
                                    

— o —

Todos los personajes pertenecen a J.K Rowling, excepto algunos chicos del equipo de Slytherin creados para la ocasión.

— o —

<< Dedicado a San Pito Pato... >>

— o —

Solo hacía un par de semanas que el nuevo año escolar había comenzado, cuando el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor decidió que ya era hora de empezar a entrenar.

Y también decidió que el mejor día para realizar el primer entrenamiento, fuese un sábado antes de que el sol hubiese terminado de salir, lo que no le hizo mucha gracia a sus jugadores.

Se reunieron todos en la sala común, y entre bostezos y suspiros, se dirigieron al campo de quidditch.

— Deberíamos hechizarlo para que aprenda — propuso Angelina a sus compañeras de equipo, lanzándole una mirada letal al capitán.

— No lo hace con mala intención... — salió Katie, en defensa del chico, mirándolo de reojo.

— Deja de defenderlo, estás tan molesta como nosotras... — replicó Alicia, una leona malhumorada, con un muy mal despertar.

— ¡Vamos chicas! No os quedéis atrás... — las apuró Oliver, ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor, sin reparar en como dos de sus jugadoras, agarraban a una tercera para evitar su asesinato.

— Le echaré algo en la bebida... — prometió Angelina, intentando convencer a Alicia, tratando de evitar que ésta se lanzase al cuello del capitán de Gryffindor.

Cuando todo el equipo estuvo listo para entrenar, Oliver se aclaró la garganta, preparándose para dar unos de sus discursos motivadores; pero las chicas no eran las únicas molestas por el madrugón, los gemelos también estaban enfadados y no pensaban permitir que la persona que les había robado horas de sueño, los durmiese con soporíferas palabras.

—Ni se te ocurra — masculló Fred, deteniendo el ensayado discurso del ojinegro.

— ¿Qué? — preguntó Oli, mirándolo confuso por su gesto serio.

— No estamos de humor para uno de tus discursos... — bufó George, dando una patada en el suelo antes de salir disparado en su escoba.

— Si nos robas horas de sueño que sea para entrenar — añadió Fred, siguiendo a su gemelo hacia las alturas.

— ¡Bien dicho! — aplaudió Angelina, montándose en su escoba, para seguir a los pelirrojos.

— Eso, si tanta urgencia hay de un entrenamiento, no perdamos el tiempo... — siseó Alicia, dando una parada al suelo, antes de dejarlos atrás.

— Lo siento, Oliver — se despidió Harry, con tono de disculpa, antes de salir disparado en su Nimbus.

— Creo que deberíamos unirnos a ellos... — susurró Katie, sacando al capitán del estado de shock, en el que había entrado por el comportamiento hostil de sus jugadores.

El equipo de quidditch de Gryffindor entrenó durante dos horas, hasta que un grupo de Slytherin entró al campo, capitaneados por Severus Snape.

Los jugadores descendieron hasta el suelo y bajaron de sus escobas, preguntándose el por qué de la visita de las serpientes.

— Buenos días — saludó Severus a todos los leones, mientras lanzaba una sonrisa apenas perceptible a su sobrino.

— ¿No estaréis espiando? — desconfío Oliver, acercándose a los Slytherin, para averiguar por que invadían el campo.

UN REGALO PARA HARRY: Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora