Capítulo 7: Beso.

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No había manera lógica de procesar lo que le estaba sucediendo, se encontraba entre los brazos de aquél espécimen rubio que lo sostenía como si sintiera que podría escaparse en cualquier momento.

Eran los labios de él contra los suyos, nuevas y maravillosas sensaciones jugaron a recorrer su espina dorsal y depositarse en su estómago en un cosquilleo que simulaba insectos voladores en su interior.

Había leído mil libros donde se hablaba de los besos, besos largos y apasionados en alguna historia romántica de las que escondía Tony bajo su cama, besos en la frente para protección especial, besos en la rodilla cuando era pequeño y se hacía algún rasguño, pero ninguno hasta ahora le había hecho sentir como el que le fue robado ese día; se sentía como una danza celestial, algo completamente placentero.

Loki no era un experto en ese tipo de cosas, realmente nunca le habían interesado demasiado, pero al sentir el impulso de cerrar los ojos y dejarse llevar por aquél viento recio de ojos azules y absurda capa roja, supo que algo más grande estaba ocurriendo.

Los libros hablaban de besos sabor a café o a menta, pero la esencia en los labios del príncipe de Asgard no le recordaban a nada que hubiese probado antes, era inefable, sencillamente inexplicable.

Claro, que eso no era algo que él admitiría.

Al darse cuenta de que la realidad seguía afuera y que el tiempo seguía su curso, comenzó a sentirse la criatura más ingenua del universo.

¡Vaya, muchacho tonto! ¡Tanto que se burlaba de los sermones de Steve que hablaban sobre el amor, que decían que un día tocaría a su puerta! Pero allí estaba, derretido ante una muestra de afecto tan corriente como podían ser los besos.

Reaccionó y se separó del rostro del otro, quién aún no salía de su ensoñación pero lo seguía sosteniendo firmemente.

-Thor. -Le llamó en una voz casi inaudible, no podía creer que una cursilería como esa causara tanto efecto en él. -¡Thor suéltame ya! -Exclamó al ver que éste no reaccionó al primer llamado. Lo vio sacudir la cabeza entonces y dejarlo cuidadosamente en el suelo de nuevo.

El rubio estaba parado en frente de él, con su mente dando vueltas al rededor de las palabras que podría decir, pero ninguna de ellas encontraba el camino correcto para ser pronunciadas.

Loki lo miró por unos segundos luego de cruzar los brazos como lo hacía usualmente, le estaba dando tiempo para decir algo, pero pronto notó que no lo haría.

-¿Esto fue lo que viniste a hacer o hay algo más importante? -Dijo el pelinegro haciendo su mayor esfuerzo para evitar mirar directamente hacia aquél imbécil que provocaba esos fastidiosos saltos en su pecho.

El joven príncipe de cabellos dorados frunció el ceño y se vio confundido.

-¿No sentiste eso? -Fue lo que dijo, ignorando lo que había dicho el otro.

-¿El qué?

-Una sensación que... No sé como explicarlo, ya sabes, una brisa agradable en el exterior y un calor abrasador por dentro. Como cuando te regalan algo que ni siquiera sabías que querías, pero resulta hacerte muy feliz. -Intentó de alguna manera balbucear un intento de definición de la vorágine de la que era preso.

Las manos del ojiverde empezaron a temblar ligeramente, así que decidió esconderlas de forma disimulada detrás de su espalda para cuando las sintió empezar a congelarse.

-¿No lo sentiste, Loki? -Preguntó una vez más. -Oh, Odín ¿Qué estoy preguntándote? Claro que no me lo dirás ¿No es así? Tú sólo negarás todo igual que siempre. -Hizo un gesto con la mano para restar importancia.

The Sleeping Jotun (Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora