Capítulo 8: Guerra.

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El día en que se tenía prevista la imposición de la justicia entre los reinos de Asgard y Jotunheim era un jueves, día que tomaban las hadas para su cena familiar, lo cual dificultaba en gran manera los planes de los jóvenes.

-Necesito ir Steve, es de gran importancia, si tan sólo... -Pedía el pelinegro casi en tono de súplica, deshaciéndose de los vestigios de su dignidad.

-No, Loki, pasas todas las tardes afuera. Hoy te quedarás y disfrutarás de la cena en familia. -Sentenció el rubio con aire severo. -Y no cambiaré de opinión.

El adolescente gruñó de impotencia, pero se negó a dejar que Steve arruinara el seguimiento de su objetivo; recuperar el bien preciado de su hada madrina.

-Tony. -Pidió ayuda en la dirección del castaño más bajo, pero este negó con la cabeza.

-Lo siento, chico, pero el imbécil tiene razón. No te matará pasar un día entero con nosotros ¿O sí? -Justificó éste.

-No, no entienden... ¿Bruce? -Pidió con expresión desanimada al otro castaño, quién lo miraba pensativo.

-¿Qué es tan importante para que tengas tantos deseos de salir? -Preguntó el de vestimenta morada con sincera curiosidad.

Loki bajó la mirada y se descubrió incapaz de poder explicar sus razones.

-No puedo decirles. -Respondió firmemente.

-¿Por qué? ¿No confías en nosotros?

-No es eso. Es que sencillamente no puedo.

-No creerás que te dejaré salir al bosque a hacer no-sé-qué que no quieres decirnos. -Se unió la voz del ojiazul de nuevo con su tono enteramente fraternal.

-Sé que no tiene sentido, pero si confiaran en mí al menos una vez... No soy sólo un causa disturbios. -Se defendió el de ojos esmeralda.

-Sería mejor que te quedaras. -Insistió el rubio de nuevo.

-Deja que vaya. -Se oyó la voz de Bruce, la cual casi nunca tomaba un aire tan autoritario.

-¿Bruce? -Tony reaccionó extrañado hacia la contradicción de éste hacia el que normalmente era como el líder.

-Sí, Bruce. -Reafirmó. -Loki, tienes mi permiso. -Lo miró con una sonrisa con algo de preocupación sin estar seguro de que lo que hacía estaba bien.

-¡Pero ya yo había dicho que... -Buscaba protestar Steve, pero al instante fue interrumpido.

-Te conviene no enfadarme. -Lo observó inflexible. -Nunca te contradigo normalmente, Capitán. La mayor parte del tiempo me parece que tus decisiones son las correctas. Pero aunque sea por una vez, siento que debo diferir.

El rubio soltó un suspiro de resignación, miró hacia el suelo y luego de nuevo hacia ellos. Parecía que perder el control de la situación lastimaba un poco su ego, pero decidió ignorar el sentimiento.

Los ojos de Loki eran más verdes que nunca a pesar de que en realidad la mayoría del tiempo lucían casi azules al contrastar con su pálida piel. Esto sucedía cuando deseaba algo profundamente o depositaba toda su energía en una sola cosa; aquella visión hizo que Steve le restara importancia a lo bien planeada que tenía la cena familiar y las ganas de que todos se reunieran de nuevo a charlar como sólo hacían ese día de la semana a una hora determinada.

-Si en algo ayuda, por mí está bien. -Opinó Tony desde su puesto en el sofá con su araña subida a su hombro.

El pelinegro miró atentamente al hada faltante para completar su permiso.

The Sleeping Jotun (Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora