LUCHAS 2

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Por suerte hoy lucharía contra alguien flojito, pero no me quería confiar, es una de las reglas más importantes para mi padre, siempre desconfía de tu contrincante.

Al cavo de poco rato me llamaron a luchar. Me calmé a mi misma diciéndome que todo saldría bien, ya que mi padre estaba apoyándome, no con cuerpo, pero si con su alma.

Subí al ring y me encontré a una chica que parecía más joven que yo y en ese momento me pregunté porque luchaba ella, ¿por gusto o necesidad?. Cuando oí al chico decir que el combate empezaba me quité todos estos pensamientos de la cabeza y me centré.

Ella lanzó el primer golpe pero logré esquivarlo, y seguidamente le lancé una patada dejándola sin aire. Pero algo o más bien alguien me desconcentró. En el fondo entre las sombras vi a un chico con capucha y en el mismo instante supe que se trataba de Axel. Volví al presente cuando sentí un golpe en la mejilla, dios si que golpeaba fuerte, pero era demasiado lenta en esquivar los golpes y en golpear. La miré fijamente y vi el temor en sus ojos. Otro consejo que me dio mi padre es que nunca tienes que demostrar el miedo y menos en un combate, si te muestras débil tu contrincante lo sabrá y no habrá vuelta atrás.

-Nunca en un combate demuestres tus miedos- le dije antes de darle un gancho que la dejo tendida al suelo.

Al momento me agaché para ver como se encontraba, mientras tanto el chico me anunciaba como la ganadora del combate.

-¿Estás bien?- le pregunté preocupada.

No sé porqué esta chica me transmitía algo que hacía que la quisiera proteger. La ayudé a levantar mientras ella se quejaba.

-Lo siento- le dije realmente apenada.

-No te preocupes, estoy más que acostumbrada- dijo amablemente y yo me sorprendí.

-Soy Hope- dije tendiéndole la mano.

-Rocío, pero mis amigos me llaman Ro- dijo sonriéndome.

-Ven- dije cogiéndola de la mano- te voy a curar las heridas.

- ¿Porqué estas siendo amable conmigo?- me preguntó andando detrás de mí.

-La verdad es que no lo sé, pero veo algo en ti, que me recuerda a mi- le dije.

-Alguien que está roto- dijo ella y yo asentí.

Le curé las heridas que yo misma le había provocado y otras de semanas o días anteriores.

-¿No te cansas de venir a pelear?- le pregunté.

-Si te soy sincera, sí, estoy cansada de que me golpeen, pero no encuentro trabajo y necesito el dinero- dijo ella sonando desesperada.

-¿Tienes estudios?- pregunté.

-Sí, el año pasado terminé la carrera de derecho- dijo ella.

-Eso es increíble- le dije con emoción.

-No lo es tanto cuando ves que has estudiado para nada- dice girando la cabeza.

-Te entiendo, yo lucho por las mismas razones que tú- le dije cuando terminé de curarla- Vamos- dije cogiéndola de la mano.

-¿Dónde?- preguntó confusa.

-A buscar lo que nos hemos ganado- dije.

-Has ganado tu, no yo- dijo parando de andar.

-Hemos ganado las dos, nos vamos a repartir el dinero- le dije.

-No, de eso ni hablar- dijo negándose rotundamente.

-De terca nadie me gana, así que ni te esfuerces en contradecirme- le dije llegando al chico.

-¿Cuanto he ganado hoy?- le pregunté captando su atención.

-Como te dije el otro día es normal que cada vez ganes más- dijo sin prestarle la mas mínima atención a Ro.

-¿Cuánto?- pregunté exasperándome.

-500, aquí tienes- dijo dándome un fajo de dinero.

-Vamos- dije arrastrándola fuera del local- esta es tu parte- dije mientras le daba los 250 que le había prometido.

-No lo puedo aceptar- dijo rechazándolo- al menos no sin nada a cambio.

-Tienes razón, dame tu número y estamos en paz- le dije sonriendo y ella me lo dio- si necesitas cualquier cosa me llamas, no lo dudes.

Nos despedimos mientras ella me decía una y mil veces que me debía una y muy grande. Me quedé sola fuera del antro sin saber muy bien qué hacer, estaba cansada y tampoco me encontraba muy bien, pero tengo que reconocer que mejor que ayer sí que me encuentro, supongo que debía tener un virus o algo.

Mientras yo estaba en mi mundo pensando en que es lo que podría tener, una voz me hizo volver a nuestro mundo.

-No me esperaba esto- dijo Axel apareciendo.

-Yo no esperaba verte- dije mientras me giraba decidida a irme, pero una mano no me lo permitió.

-Espera- dijo- siento lo del otro día ¿si?- dijo él.

-Un momento- dije sorprendida- acabas de decir lo que creo que te he escuchado decir.

-Si- dijo el frunciendo el ceño.

-Vale- dije quitándole la importancia e intentando irme de nuevo.

-Espera- dijo otra vez cogiéndome- me exasperas niña- dijo bufando- te voy a entrenar ¿vale?

-Necesito otras cosas de más importancia que entrenar- le dije con doble intención para que entendiera que necesitaba su ayuda por lo de la firma de ropa.

-Quedamos mañana a las nueve en mi despacho, como llegues tarde no te voy a ayudar, estoy ocupado como para tratar con una niña que no sabe lo que quiere- dijo largándose.

Este tipo algún día me va a volver loca, pero ha aceptado ayudarme y con esto tengo más que suficiente. Llegué al pisito que tenia y me fui directa a dormir, como el golpe que me había dado no era tan fuerte como para tener que curarlo, así que solo me puse frío en el golpe.

El boxeo, nada más. (PAUSADA)Where stories live. Discover now