Mateo rodeó sus brazos alrededor del cuello de Jesús. El cuerpo de éste era un muro que atrapaba al del joven, pero que su dureza por su musculatura no impedía que se amoldase con suavidad. A pesar de ser tan iguales, este beso no tenía ni un punto de similitud con el de Dani. Tenía dulzura, humedad, ternura... Quizás la fiereza era la misma. El chico tomó aire dejando la cabeza hacia atrás apoyada en la pared mientras Jesús descendía los labios a su cuello. Le fue dando pequeñas mordidas en la piel dejando algunas marcas enrojecidas. - Hmmm.... ahhh...- se escapaba de la boca de Mateo. Se sentía deseado y no sólo se trataba de puramente algo sexual. En él veía algo que Dani no tenía.
Entonces Jesús lo hizo girar y colocarlo contra la puerta vidriosa de la ducha. Era virgen, y no sabía mucho del tema. Pero se estaba dejando hacer sin ningún miedo. Más bien su fuero interno pedía a gritos que continuase. El sevillano no le hizo esperar mucho tiempo hasta que notó como sus manos separaban sus nalgas y la lengua iba y venía a sus anchas por su ano. De forma inconsciente, Mateo se inclinó un poco hacia delante para darle más espacio al gemelo. Estaba húmedo y aunque se notaba que dilataba porque lo que le estaba haciendo allá en su trasero le encantaba, temía que le doliese.
Jesús sabía como tratarlo. Era delicado y estaba pendiente de que el chico lo pasase bien sin preocuparse. Así que tras haberle lamido el ano, masajeó la zona con un dedo y cuando pudo, lo fue penetrando. Los músculos de Mateo se fueron tensando, rechazando aquella intrusión. El chico mordía su brazo para reprimir unos quejidos que eran primeramente de dolor. Aquel dedo no paró de entrar hasta estar por completo y una vez allí, hizo pequeños circulitos con la intención de ir abriéndolo para que estuviese mejor preparado a lo que iba a pasar luego.
Al fin, Jesús se levantó y sujetó ferreamente la cadera del muchacho. Se lo acercó a él y su pene, tieso y duro, se colocó en la entrada. Mateo cerró los ojos con fuerza y entonces, gritó un poco. La polla de Jesús era gruesa, y larga. Sobre unos 19 cms. Para nunca haber tenido sexo, le resultaba un poco difícil aguantar aquella sensación. -Puff... aguanta... te va a molar tanto como me está encantando a mi... - le prometió Jesús en ligeros susurros. Pero las rodillas le flaqueron a Mateo y cayeron al suelo estando el gemelo detrás del chico que ahora se encontraba a cuatro patas. Volvió a agarrarle la cadera y seguir penetrando poco a poco hasta finalmente estar por completo dentro del muchacho. Sentía todo. Le dolía. Mateo apretaba sus puños. Pero la voz de Jesús pidiendo que se calmase lo hizo relajarse y comenzar a ver como se aproximaba la ola de placer.
Entonces el sevillano se movió en su interior en un leve vaivén de cadera que hace que fuese entrando y saliendo de él. El joven estaba viviendo la pérdida de su virginidad con aquel chico que tras la noche anterior todo se había vuelto frío. Ahora de nuevo habían caído en la misma burbuja de deseo y pasión. Pero no podía pensar ahora en lo que esto conllevaría luego porque estaba más ensimismado en lo que estaba sintiendo. Una oleada cálida de calor entraba por su cuerpo una y otra vez, haciendo que cada embestida dada fuese gustándole más y más. Y cada cual era más profunda. Tras un rato, Jesús salió por completo y Mateo se colocó agotado tumbado sobre el suelo y bocarriba. - Ha estado genial. Jesús se echó a reír por las palabras del chico. - Aún no he acabado. Y se colocó las piernas del chico sobre sus hombros para echarse sobre él a la vez que volvía a penetrarlo en esta nueva postura. Mateo volvió a sentir como lo penetraba y ahora era más notorio...
Entonces la puerta del baño se abrió... Dani entró.
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Dame todo (Hot Gay) GEMELIERS
Novela JuvenilMateo, un chico de Granada, se muda a la capital. Es joven, atractivo pero muy tímido. Cuando conoce a los hermanos Oviedo, más conocidos como Gemeliers, su mundo empezará a girar de una manera distinta. Una historia desenfrenada entre el amor por...