III

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Podemos enamorarnos de los que nos rodea, no importa si es bueno, no importa si es malo, y mucho menos si es prohibido... sólo te enamoras y ya, porque el amor es inexplicable.
Todos se pueden dar cuenta de lo enamorado que estás, o pueden que no ¿a quién le importa?

Aún recuerdo el dulce palpar del aire cuando mi mirada se encontró con aquellos ojos risueños; sin embargo, aquellos ojos se enamoraban cuando veían al joven de alto mirar.
Es imposible me grito la conciencia, puedes hacerlo me dijo el alma.


El joven rubio estaba en la parte de atrás del auto escribiendo quien sabe que, sólo el sabía lo que había en aquellos cuadernos de pasta dorada. El chofer se detuvo en una gran casa tratando de parecer común y corriente, pero que fallaba en el intento al verse muy elegante y de gran tamaño en aquella ciudadela.
Bajaron sus maletas, y uno de los chóferes dejó su auto aparcado dejándole en su poder las llaves de este, para que él pueda desplazarse por donde quisiera.

La casa era hermosa por fuera, imaginarse como era por dentro dictaba más dinero derrochado, él podía hacer poemas de tal belleza, como podía no hacerlo y prefería no hacerlo. Aquella casa no tenía una emoción impregnada en él como para sentir cercanía.
Subió las largas escaleras, siguiendo por un gran pasillo, recordaba muy bien aquella casa, quizás algo cambiado y más remodelada; sin embargo, era tal y como cuando se fue. Llegando a una habitación inmensa como un departamento, dejo toda sus cosas ubicadas en sus respectivos lugares, su portátil también lo ubicó en la mesa de centro, sus cuadernos y libros los dejo en la mesita de noche que estaba alado de la cama.

La puerta se escucho ser abierta, entonces bajó y se encontró con su primo el alto poste con patas de la casa.

─ Hola. ─ dijo sonriéndole un poco.
─ Hola pequeño rubio ─ rió el otro, era difícil verlo enojado.
─ ¿Qué ha sido de tu vida?
─ Normal me imagino y ¿la tuya?
─ Bastante normal.

Ambos rieron, vieron televisión, comieron comida chatarra como pizza y pollo frito, esto último le recordó a su adorable amigo moreno que se desvivía por el pollo en cualquiera que sea su preparación... entonces el rubio recordó un dato curioso de su vida.

─ oye.
─ ¿dime? ─ miró hacia el rubio.
─ tengo alguien que va a vivir aquí también...
─ ¿estas consultándomelo? ─ dijo sorprendido a lo que el otro rió.
─ no, sólo estoy informándote ─ rió.
─ si, ya lo suponía.

Pasaron bien, quizás demasiado, Chanyeol le contó de su relación a la cual ya no se sentía como antes, aparentemente aunque existía química externa a su apariencia, ya no se sentía tan vivo como al inicio, se sintió mal por los colores que opacaban el corazón de su primo.

Amar es como el vino más caro, muchos no aprecian el sabor de tal exquisito dulce agridulce.

Se sintió compadecido, su primo no amaba a la persona con la cual estaba sólo vivían una rutina que sólo uno de los dos disfrutaba.

Ambos se fueron a dormir, a la mañana siguiente Chanyeol se fue de la casa hacia el trabajo, él era el dueño y quizá darse un descanso de tantas cosas que formaban su vida le vendría bien, seguramente le vendría más que bien, de eso estaba seguro, y por tanto su descanso más preciado era leer, escribir y tomar fotografías.
Salió a un parque estaba cerca de la casa y tomó algunas fotos de las palomas que se posaban por ahí, tomaba fotos de los ancianos conversando y riendo, tomaba fotos de los niños jugando. Sin embargo, se enamoró de una de sus fotos, era un chico castaño mirando perdidamente hacia el cielo, su mirada era tan triste que se quiso acercar y abrazarlo.

Lo observó por un largo tiempo, hasta que el chico se fue y él también pensó en irse, lo hizo, fue a casa y durmió una milésima de hora... sintió una gran bola de pelos en su abdomen y pensó en botarla con la mano, sin embargo recordó que su primo no tenía mascotas ¿de dónde salió eso?
Abrió los ojos lentamente hasta fijarse en el gato blanco... sería buena comida para Vivi, rió por haber pensado eso, acaricio al gato y le pidió perdón mentalmente.

La puerta sonó, y se levantó ¿Quién será? Miró al gato y pensó que su dueño quizás vino a buscarlo. No pensaba dárselo, en esos segundo quedó enamorado del minino, era una versión gatuna de Vivi, demasiado similar al canino.
Grande fue su sorpresa al encontrar al castaño del parque en su casa.

─ ¿disculpa está Chanyeol? ─ y aún más grande se hizo su sorpresa al saber que preguntó por su primo aquel adorable castaño.
─ no, él está trabajando.

El joven sonrió y entró, luego se sentó y observó detenidamente, era impresionante como no se cansaba de seguirlo con la mirada, le dejo una taza de yogurt en la mesita de centro mientras cargaba al gato en sus brazos. Hasta que el joven llamo al mínimo y este obedeció.

─ Peluch ven!
─ ¿Peluch? ─ preguntó.
─ es un gran nombre ¿verdad? ─ respondió y preguntó encantado, quizás se enamoró de la sonrisa ahora emitida por el castaño... si quizás fue eso.
─ si... ¿Francés?
─ no. Sólo peluche pero sin e ─ rió y se contagió de tal sonido.
─ impresionante ─ se miraron el pequeño estaba encantado con el rubio y su corazón no paraba de latir por eso. Y el rubio era la misma canción... hizo del castaño un poema, un verso sin fin, con prosa y sin prosa, con rima y sin rima.

Se sonrieron, se engatusaron, se enamoraron y se miraron pasión incontrolable con los ojos, simplemente que ellos no sabían que guardaba ambas miradas, y la intensidad con la que ambos pares de ojos se adorarían.

─ ¿Quién eres?
─ Sehun ─ rió ─ primo de Chanyeol.
─ oh... no sabía que el tenía primo ─ rió y el rubio pensó que casi nadie lo sabe, sólo Jong In ─ soy Baekhyun, un gusto.

El rubio recordó ese nombre, él era el chico que ya no despertaba encantó en su primo pero que a la vez lo hipnotizaba completamente, sería como un nuevo poema, mejor aún, un libro, de aquellos que puedes releer muchas veces y seguir sintiendo la misma emoción inicial.

─ ¿pareja de Chanyeol?
─ si pero él casi no me ama ─ rió despacio jugando con sus manos. 
─ ¿te duele?
─ quizás.
─ ¿lo amas?
─ quizás... ─ respondió mirando ahora al más alto.
─ ¿por qué te duele? ─ curioso el alto, preguntó.
─ porque estoy perdiendo mi rutina de amor...

PARA PALABRAS DULCES AMOR PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora