IV

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Podemos enamorarnos de lo invisible, que sin quererlo, sigue siendo visible a nuestros ojos.
Podemos enamorarnos de la lluvia que sigue siendo dolorosa para un corazón destrozado y cansado de llorar.
Simplemente podemos enamorarnos de todo y de la nada... incluso de nuestra rutina, aquella rutina que nos hace amar lo irreal una y mil veces más.

Besó su cuello, trazó grandes galaxias en su piel, se centró en su piel casi hecha como la porcelana, degusto del dulce manjar que daban esos labios tan rojos que despertaban pasión véase por donde se vea, apretujo esos botones de carnes, dejó moretones en el cuello que tal cual él amaba como pintor al lienzo.
Trazó colores vivos desde las mejillas ajenas hasta su abdomen, era como pintar en lienzo con el óleo más fino, más caro, más brillante... el más espeso, con el pincel de oro más caro.

Ese ser era como la pintura más cara, como la fotografía jamás tomada, como el baile nunca visto, como la canción jamás escuchada...
Él era el dulce más exquisito para el paladar que se puede tener el gusto de probar solo un rey o incluso que está destinado a ser probado por dioses. 

Sus dedos no paraban de tocar y apretujar, sus labios de palpar ciegamente y sus ojos de mirar anonado a su dulce Adonis.

Para él, aquella silueta brillante por la luna era un ángel, un demonio, un ángel caído, un dios griego... era un fruto prohibido del cual nunca debió probar, y sin embargo, ahora degustaba sin calmar tal ansiedad por tener más y más, hasta ser consumido completo.

Sus gemidos eran la gloria, sus labios semiabiertos el paraíso y su piel el mismo cielo.
Aquellos ojos se abrieron luego de haber terminado tal acto impuro para muchos pero demasiado inocente y puro para ellos. Era prohibido se lo repitieron mil veces, pero lo prohibido atrae más que lo que es correcto.

─ dime, tú que eres escritor ¿se puede amar a dos personas?

─ no.

─ ¿por qué?

─ porque sólo amas a uno, al otro sólo lo deseas...

─ ¿Cómo se a quien amo y a quien deseo?

─ Al que amas lo verás como el ser más hermoso y brillante, al que deseas sólo lo verás como pasión.... no como un color brillante... al que deseas sólo lo verás como un color llamativo... por el cual pronto perderás la atención

─ ¿por qué no me canso de ti?

─ ni yo lo se. ─ volvió a repetir, estando atento de lo que decía el contrario.

Se miraron y sonrieron, él ángel se volvió el poema inconcluso del poeta, Baekhyun se volvió la musa viva de Sehun, Sehun plasmó la belleza e inocencia de Baekhyun en sus poemas, en sus fotografías, en sus pinturas, en su vida.
No se amaban, no se deseaban, no se necesitaban... Pero a la vez era como si uno fuera el corazón del otro, incluso eran como el oxígeno para el otro.

Durmieron sintiéndose llenos de calidez. Se durmieron pensando en lo separados que estarán mañana, en el amor falso que el castaño dará a a su novio, en la vives de amistad falsa que se dan en cada sonrisa sin deseo.

. . . 

Es de día, Baekhyun se fue quizás a las 5:00 am, o más temprano, él se levantó, se ducho y sonrió por las marcas rojizas en su pecho, su mejor amigo medio hermano llegaba hoy, se emocionó, ese niño era el único que ablandaba el corazón de Sehun, claro y ahora el castaño.

La puerta sonó y bajó corriendo las escaleras con una emoción inigualable. Al abrirla vio a su pequeño parado con una sonrisa al lado de cuatro maletas gigantes, muy grandes incluso para ser considera como "traje lo más importante".

─ nini!!!

─ Hola Sehunnie ─ sonrió y se dejó abrazar por el escritor.

─ ¿Cómo has estado mi príncipe?─ se sonrojó por el cumplido del escritor, pero asintió hablando nuevamente como respuesta.

─ b-bien. Y bien ¿no me vas a dejar pasar o qué?

─ oh, Si, si claro pasa.

Rieron y recordaron. Sehun volvió a pintar el cuerpo de su príncipe, volvió a marcarlo en fotografía, volvió a transformarlo en un poema vivo. Sehun le confesó que se enamoró del novio de su primo, y el contrario solo observó al mayor.
El silencio era tan matador, capaz de matar a un ángel. Jong endureció su rostro y entonces Sehun se odio... su príncipe ahora lo odiaba.
Lo sorprendente fue lo que el moreno con sonrojo dijo.

─ tu primo ya no lo ama, y él tampoco... ¿Qué tienes que perder Sehunnie?

─ nada. ─ respondió casi en automático. 

─ exacto ─ rió ─ ve por él.

Jugaron, vivieron la música, la sintieron como droga en su sangre. La sonrisa de ambos al jugar era muy grande. Estaban viendo películas, Sehun se quedó dormido... o quizás Morfeo se lo quiso llevar a su mundo de sueños e ilusión más rápido de lo que pudo con el juguetón moreno.
La puerta sonó al ser cerrada, Jong In se asustó, y se encaminó hacia la entrada, él estaba con una camisa de Sehun grande y una pantaloneta muy corta, ciertamente la camisa logra cubrir más a la pantaloneta.

Grande fue su sorpresa al ver á un hombre alto, tanto como Sehun recostado en el marco con los ojos cerrados ¿dormido parado? Se preguntó el joven, que loco.
Se acercó como un gato asustado, y tocó su torso que estaba sin camisa porque el joven la dejo en la silla que estaba en la entrada, el alto abrió lentamente los ojos encontrándose con lindos ojos acaramelados, fue un flechazo, ambos lo negaron, fue amor, lo siguieron negando, fue odio y asistieron... Pero era falso, ellos sintieron de todas esas mariposas menos del odio.

El más bajo sonrió y el otro lo hizo también. Se desearon con la mirada, se comieron con el pensamiento, se desnudaron con las palabras que brotaban por ambos labios.

─ Hola, mi nombre es Jong In ─ habló rompiendo el silencio cómodo.

─ Hola, mi nombre es Chanyeol ─ sonrió y observó al más bajo─ ¿Cuántos años tienes?

─ 17 años ─ rió ─ muy joven No?

─ Sí que lo es. ─ murmuró, ahora dudoso de poder probar la piel del menor.

PARA PALABRAS DULCES AMOR PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora