La ladrona del viento

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— ¡¿Qué esperan muestren su poder?! —exigió el guardia apuntándolos con la lanza.

—Amigo, ¿Por qué tanta exaltación? —Preguntó Hiccup tratando de calmarlo.

— ¡¿Acaso viven en el cerro?!  Noytrol atacó a Berk, el lugar en donde están los mejores branns, ¡nos tenemos que defender! ya que se quieren apoderar de todos los reinos.

— ¡¿Qué cosa?! —Gritó Astrid indignada, y muy dispuesta a decirle sus verdades al guardia, pero Hiccup la detuvo antes de que cometiera una locura y con una mirada le pidió guardar silencio.

—Está bien amigo, entendemos la situación, haremos lo que pide... somos del mismo bando.

El brann se quitó la capucha y procedió a mostrar su palma donde una pequeña y débil flama amarillenta se creó. El guardia, en cumplimiento de su deber, se acercó para mirarla fijamente y comprobar que fuera una flama realmente creada por él; cuando lo hizo, Hiccup para fastidiarlo avivó el fuego en su nariz haciendo que el hombre se echara para atrás dando un saltito.

—Muy bien eres uno de los nuestros, ¡ahora tú! —Señaló despectivamente a Astrid quien por debajo de la capucha se trituraba los dientes por someterse a una prueba tan estúpida y discriminatoria.

—Hey amigo, viene conmigo es una brann. —Intervino Hiccup poniéndose enfrente de ella.

—Todos deben mostrar su elemento, ¡sin excepción alguna! —Repitió el guardia y lo apartó empujándolo con su lanza para volver apuntar a la única persona que faltaba de hacer la prueba. — ¡Muéstrate mujer! ¡Muestra tu elemento!

Hiccup exasperado con toda la situación, temió que la notaran diferente a ellos o que la reconocieran como la princesa de Noytrol; así que no le quedó de otra, aplicaría una táctica poco convencional y lo único que se le había ocurrido para salvar a su aliada.

— ¡Qué osadía! —gritó indignado apartando con rudeza la lanza del guardia de su aliada. — ¡¿Cómo se atreve hablarle así a mi esposa?!

— ¿Su... qué? —balbuceó el hombre confundido al igual que Astrid que se cubrió más con la capucha para no dejar ver que se había enrojecido por tremenda mentira.

—¡Ella no se va a mostrar ante un guardia de pacotilla! —exclamó Hiccup empezando a intimidar al guardia.

—Señor, es que... todos deben...debo ver que los que entren sean elementales y ...

—¡Cállese!¡Mi mujer tiene el cabello suelto!, ¡¿acaso desea verla con perversión?!

—No señor, pero las reglas...—empezó a flaquear el guardia con sólo ver el furioso mirar del visitante.

—Ella sólo mostrará que es una elemental, no debes ver más allá de la flama. ¡¿De acuerdo?!

El guardia sólo asintió varias veces accediendo a la petición del jefe. Mientras que Astrid sólo miró a su acompañante con una expresión en su rostro que se podía traducir en un "¿Qué estás haciendo?"

—Vamos no seas tímida, "Mi lady". —animó Hiccup entre dientes y con ademanes le pidió extendiera su palma tal como lo había hecho. —Muéstrale a este guardia de lo que eres capaz de hacer.

La preocupada Astrid extendió su mano sin saber lo que acontecería; sin embargo, de un momento a otro vio como una flama de color carmesí se creó por encima de su palma, trató de no mostrar sorpresa, pues sabía que su aliado estaba detrás de todo ese engaño, sólo esperaba que fuera suficiente para poder engañar al guardia.

—¡Oh...! Pero qué bonita flama. —observó el guardia embobado y, pese a lo que Hiccup le había pedido, observó el tenuemente iluminado rostro de la dueña de aquella flama. —Tiene mucha suerte, señor.

LA GUERRA DE LOS ELEMENTOS (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora