Mi sobrina

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Era una lluviosa noche de invierno, Touka recorría las calles de su distrito velozmente y sin descanso, procurando que ningún humano o Ghoul la viera. Su destino era el Anteiku, la cafetería donde ella y sus amigos trabajaban, era uno de esos apartados y escasos lugares donde se podía esconder del mundo. Cada vez más, los humanos deseaban acabar con la vida de esas criaturas llamadas Ghouls, invencibles contra armas de filo humanas y con habilidades extraordinarias que les concedían la victoria si se enfrentaban. Sus únicos rivales eran los policías de la CCG, (Corporación de Contramedidas Ghouls) una asociación gubernamental destinada únicamente a destruirlos.

Un foco de luz indicó a Touka que debía detenerse si no quería que la descubrieran, se trataba de un helicóptero militar haciendo su rutina de patrullar las calles para la protección de los humanos. Sobretodo en estas fechas, resultaba muy complicado obtener carne humana y muchos Ghouls se morían por la hambruna.
—"Vaya mierda de mundo"— se lamentó la muchacha iniciando de nuevo su marcha. Ella se solía esconder bajo la máscara de Rabbit para evitar ser descubierta. Era uno de los principios de los Ghouls; debían protegerse, creando máscaras con sobrenombres para que la CCG no los interceptara. Aunque normalmente las máscaras las diseñaban Ghouls especializados en su creación, parecía un sinsentido no crearla uno mismo. Tu máscara es tu identidad.

Al llegar a la calle se detuvo y esperó, escondida en un callejón cerca de la cafetería, debía asegurarse de que nadie la veía ingresar a ella. Con mucho cuidado, se quitó la máscara de Rabbit y como si fuera una civil más, entró en el Anteiku y aún en guardia, atravesó el salón donde varios clientes (de los cuales la mayoría eran Ghouls) estaban disfrutando de una taza de café caliente para resguardarse del frío.
—"Conviven continuamente con nosotros, están tan cerca nuestra y aún así nos siguen llamando basura"— pensó Touka al llegar a la puerta que accedía a las habitaciones. Por el pasillo se encontró a Kaneki, un gran amigo, que por problemas con trasplante de órganos con un Ghoul acabó siendo uno.

—-Kaneki, reúne a todos en la sala principal, y que cierren el local, esto es un asunto grave—-dice la azabache con decisión

Kaneki la mira perplejo, pero asiente e inmediatamente se va por la puerta a avisar a todos del mandato de la joven. Mientras, ella cuenta mentalmente el número de las habitaciones hasta llegar a una en concreto, respira hondo y abre la puerta lentamente para encontrarse con su sala de estar, en uno de los sillones de dicha sala reposaba una niña castaña, que dormitaba plácidamente con la cabeza apoyada de mala manera en uno de sus brazos. Touka se acercó a la muchacha y mediante susurros trató de despertarla.

—-...Hinami...—-repetía su nombre lentamente una y otra vez, hasta que poco a poco la castaña fue abriendo los ojos, se restregó el dorso de su mano contra un ojo, aún medio dormida. Touka pensó que se veía adorable recién levantada.

—¿Onee-chan? Hola—susurró la niña aun algo dormida, trató de despertarse completamente y se incorporó despacio para luego bostezar con tranquilidad
—¿Qué pasa?—esa pregunta retumba en la cabeza de la azabache más de lo deseado. Pasan muchas cosas, y ninguna buena

La muchacha se queda en silencio, mejor que lo explique delante de todos, así será menos tedioso. Solamente alcanza a agarrar a Hinami de la mano y salir de la habitación, la menor estaba acostumbrada a ese aire misterioso que envolvía a la azabache, por eso no se preocupó en insistir más en busca de una respuesta a su pregunta, sabía que tarde o temprano la iba a obtener.
Una vez llegaron a la sala principal, abrieron la puerta y se encontraron con los que más necesitaba ver. Sentados en los sofás estaban: Renji, quien lucía despreocupado; Yoshimura y Uta, quien recientemente se unió al Anteiku. A un lado estaban Kaneki; bien apartado de él y vigilado por Nishio-senpai estaba Tsukiyama.

No soy un monstruo / Tokyo GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora