Yo confié en ti

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—¡Lo voy a asesinar!—exclamó Touka enfurecida, desde hace varios días esa paloma visitaba a Gina solo para verla y hablar con ella. Eso frustraba mucho a la azabache, que no se fiaba de Juzo. Estaba pensando que el muchacho se traía un malévolo plan entre manos para descubrir su cafetería y dañar a su sobrina.
Tales pensamientos fueron interrumpidos por Kaneki.

—Si lo matas, ¿No crees que tu sobrina entrará en depresión? Es decir, es su amigo, y si a lo mejor se llegan a gustar podremos cambiar la forma de vernos de ese chico—razonó Kaneki de forma nerviosa. Touka no contestó, pero no apartó la mirada de esos dos "amigos" ni un instante.

Esa mañana de otoño la cafetería estaba muy concurrida y todos estaban en continuo movimiento atendiendo a los clientes. Gina y Juzo salieron del local, a lo que la azabache soltó un suspiro de resignación. Ese mes estaba pensando en tener una charla con su sobrina para ver si estaba lista para cazar por su cuenta y tal vez enseñarle a Hinami, si no estaba lista lo entendía, pero ya eran muchas bocas que alimentar y no se conseguía comida fácilmente.

Mientras tanto, la joven pareja disfrutaban de un paseo agradable hablando sobre sus gustos y aficiones. Claro, Gina no iba a decir que era Ghoul, eso la pondría en peligro.
Juzo no iba a decir por su parte que pertenecía a la CCG, estaba casi seguro que Gina no era un Ghoul, y aunque no lo admitiera no le importaría si así fuera, porque no le dañó en todo lo que llevan viéndose.
Gina dobló una esquina con Juzo agarrándola de la mano y tuvo que detenerse porque casi se chocaba contra un hombre, alto y de aspecto amenazante y pelo azabache.

—Lo siento, no miraba por donde iba...—se disculpó la platinada cabizbaja. Alzó un poco la cabeza para distinguir al agente Kōtarō Amon, un policía muy reconocido de la CCG. El hombre miró a Juzo por un momento mientras Gina se tensaba, para finalmente torcer la esquina y alejarse.

La platinada al fin pudo tomar aire, estaba petrificada por el nerviosismo de tener a una paloma tan cerca. Juzo agradecía internamente a Amon por no interrumpirle en su "cita" para que vuelva a la sede de la CCG.

Tras ese encontronazo, los muchachos se quedaron a descansar en un banco para ver el atardecer, curiosamente en el mismo banco donde se conocieron. Al sentarse, Gina se acercó a Juzo y puso la mano sobre la suya, instantáneamente sacó un sonrojo al peliblanco quien aceptó gustoso la mano y la agarró a su vez. La platinada sonrió para seguir viendo el horizonte.

Ya estaba por anochecer y Touka se encontraba intranquila por su sobrina, sabe que ella es capaz de defenderse por su cuenta y siempre lleva su máscara encima, pero ahora no podía evitar sentirse intranquila

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Ya estaba por anochecer y Touka se encontraba intranquila por su sobrina, sabe que ella es capaz de defenderse por su cuenta y siempre lleva su máscara encima, pero ahora no podía evitar sentirse intranquila. Sin más rodeos fue a buscarla, se colocó la máscara de Rabbit y se fue rápidamente hacia ese dichoso parque, en donde estaba segura su sobrina se encontraba. Al llegar, la luna brindaba una gélida luz que lograba abastecer al parque entero. Y allí los vio, parecían una panda de adolescentes enamorados... Tal vez es porque realmente lo eran.

Vio que la paloma llevaba un maletín de hierro, lo que supuso Touka que era su quinque, oculto tras el banco. Sabía que no debía fiarse del muchacho y una mueca de desagrado cruzó su rostro. En ese preciso instante en el que los jóvenes se miraron y se fueron acercando lentamente para dar paso a una escena mucho mas romántica, la azabache enfureció.
Se plantó en frente de ellos dos con su máscara puesta y posición amenazante. Gina la miraba con cara de querer envenenarla, mientras que Juzo con una cara maquiavélica y protectora, puesto que no iba a dejar que Rabbit dañara a su pequeño ángel. Casi al instante, Juzo sacó su quinque, revelando su integridad en la CCG. Gina al ver la gran guadaña que este portaba se sorprendió, y juntó sus manos cubriéndose la boca.
El Kagune de Rabbit apareció dispuesta a atacar al muchacho peliblanco.

—¿¡Qué!? No ¡basta!—la platinada gritaba con desesperación al ver a las personas que más quería pelear a muerte de ese modo.

En un instante trazó un plan en su mente, por lo que echó a correr al callejón más cercano para ponerse su máscara, tal vez así detenga la pelea entre su tía y su "amigo".
Salió como el rayo de ese callejón, ahora con un uniforme negro y su máscara, haciéndola irreconocible.
Llegó hasta donde esas personas luchaban y se colocó detrás de su tía.

—¿Dos? No pasa nada, me encargaré de usar vuestros Kagunes para hacerme un Quinque precioso ¿NO?—Gina al escuchar esas palabras y visualizar ese rostro de psicópata, con una sonrisa maquiavélica dándole una imagen más siniestra de lo que podía llegar a ser ese chico empezó a llorar, pero sin bajar la guardia.

—Dije que no era de fiar, no me hiciste caso—la reprendió Touka bajo su máscara, Gina solo atinó a asentir con la cabeza

En ese momento sucedieron varias cosas a la vez, Juzo atacó a Touka con su guadaña, haciéndole un corte muy profundo el el abdomen. La platinada gritó de desesperación mientras sus ojos se tornaban negros con el iris roja. Arrancó un pedazo de tela de la pierna de su chándal y vendó con esta a la herida. Echó una mirada de desprecio profundo hacia ese ser que hacía unas horas podía considerar un "amigo con derechos". Por su parte Juzo no podía parar de mirar a la recién arrancada tela de la pierna de ese gato, en su tobillo residían unas costuras como las que el mismo tenía en el brazo.
Gina derramaba lágrimas silenciosas hasta que se dignó a hablar. 

—Yo confíe en ti... Te di prácticamente mi corazón y vas y dañas a mis seres queridos... Yo confiaba en ti... Y parece ser que me enamoré de una persona totalmente distinta a la que estoy viendo ahora—Gina se acercaba lentamente al asombrado policía, quien se debatía entre atacar o quedarse en donde estaba.

—¿Por qué no me habías dicho que eras un Ghoul?—replicó este sin moverse, la muchacha solo soltó una risa melancólica.

—Porque a lo mejor me hubieras matado... ¿No es así?—ironizó la peliplateada, quien estaba en un mar de lágrimas.

Juzo se arrepintió al instante, balbuceó algunas palabras inteligibles y guardó su guadaña. El de ojos rojos empezó a llorar también, se veía muy arrepentido y miraba a Gina, no con desprecio, sino con piedad y una infinita tristeza a pesar de que sus ojos habían cambiado de hace un rato.

—Gina, yo no lo sabía, perdóname por favor...—Juzo trató de acercarse a la platinada, pero ella lo alejó con un grito ahogado, lloraba sobre el pecho de su inconsciente tía hasta que se decidió a levantarse, llevarla en brazos hasta el Anteiku, no sin antes dirigirle unas palabras a Juuzou.

—No te quiero volver a ver nunca Juuzou Suzuya, no te acerques ni a mi, ni a mi familia... Te odio—se fue corriendo como el rayo, con su velocidad sacada directamente de la sangre de Rabbit.

Juzo lloró hasta que su cuerpo rechazaba seguir expulsando lágrimas. Había perdido a su ángel por gilipollas.

•••

A pesar de que no suelo ser tan cursi, me dolió escribir este capítulo. Ahora vienen las preguntas, ¿Touka se encontrará bien?¿Juuzou y Gina hablarán sobre arreglar su relación? ¿Donde se encuentra Kaneki donde lo necesitan? ¿Creeis que merece la pena ser tan despiadada como yo?

Ya lo veremos en el siguiente capítulo nwn.

No soy un monstruo / Tokyo GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora