(Concluida)
Otra víctima inocente volverá a protagonizar este relato, el destino tiene una historia distinta que contar...
La CCG está cada vez más cerca de destruir por completo a los Ghouls. El Anteiku sigue luchando, pero todo se les va de las m...
Una profunda cicatriz atravesaba el abdomen de Touka quien soltaba quejidos por la herida infectada. Cuando Gina le llevó al Anteiku rápidamente se encerró en su cuarto a hacer quien sabe que. Por su parte era Kaneki quien trataba de curar a su compañera, tarea difícil dado al estado en el que se encontraba, le era muy difícil al moreno el tratar con la azabache, se le hacía complicado y tedioso intentar vendar adecuadamente su abdomen por los movimientos bruscos de ella.
—Mierda Kaneki, más cuidado -maldeció la azabache a su cuidador, ella seguía en sus trece de moverse continuamente, frustrando al muchacho
- No te muevas, más te dolerá si no te estás quieta - Hinami, quien escuchaba detrás de la puerta salió corriendo de allí algo asustada.
Un gran dolor se apoderó de Touka cuando Kaneki le desinfectó la herida, no podía regenerarse adecuadamente y eso dolía. Y todo era por el idiota que casi roba a su sobrina, ¿qué hubiera pasado si ella no hubiera estado allí para protegerla? No se lo quería ni imaginar, probablemente Gina estaría muerta o algo peor. No estaba dispuesta a dejar que su sobrina sufriera daño alguno. Eso sobre su cadáver.
- Kaneki... Duerme conmigo... - más que una petición parecía una orden, el moreno abrió los ojos con sorpresa puesto que jamás imaginó que esas palabras salieran de la boca de su compañera, y como no quería hacer que se enfadara, accedió a su orden con cautela.
El moreno se tumbó en la cama, abrazando a la azabache con cuidado, ella se dejó caer en su pecho y escuchó su calmado corazón, lo que inexplicablemente la ayudó a dormir. Pero el moreno no podía dormir, estar cerca de la azabache le hacia querer protegerla y cuidarla de todo mal que la pudiera lastimar. Perdido entre sus pensamientos se logró dormir, con un atisbo de sonrisa en su cara.
Al día siguiente, Touka fue la primera en despertar, encontrando al moreno fuertemente abrazado a ella y la respiración calmada. Se sonrojó violentamente recordando la absurda petición que le hizo al joven la noche anterior y trató de zafarse del agarre de Kaneki, quien parecía tener miedo a que la azabache se fuera de su lado por lo fuerte que la sujetaba.
- Kaneki... Despierta que me aplastas idiota - trató de despertar Touka sin éxito - ¡¡Kaneki, que se llevan a Hinami!! - el moreno despertó con un gran brinco y una cara de confusión.
Una risa contagiosa se apoderó de aquella habitación por culpa de la Ghoul, quien parecía una niña después de hacer una travesura. Kaneki suspiró con cansancio antes de unirse a su compañera, riéndose también.
Aquel día quisieron enseñar a Hinami y a Gina a 'cazar', sin embargo no pudieron por la tremenda depresión que azotaba a la platinada. Al principio Touka se asustó y trató de ayudarla, pero en el fondo supo que era mejor dejarla sola. Mientras tanto, Hinami seguía pidiendo unas clases de lucha con el azabache.
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Gotas de lluvia repiqueteaban contra los cristales del Anteiku, esta vez estaba completamente desierto a excepcion de los trabajadores, quienes se dedicaban a charlar con escaso entusiasmo. El tintineo característico de la puerta al abrirse interrumpe la conversación.
—¡Por favor, ayudadme! —un hombre de mediana edad cruzó el umbral del Anteiku, con expresión de espanto y voz desesperada— ¿Dónde está el gerente de esta cafetería? —
Kaneki preguntó a Touka con la mirada si ese hombre se trataba de un Ghoul, pero la azabache se tensó y le miro con temor en el rostro, asintió casi imperceptiblemente con la cabeza.
—Él no se encuentra aquí en estos momentos, lo siento— se disculpó el azabache.
— Bueno, ¿podríais al menos darle un mensaje? Es solo que estoy buscando a una Ghoul llamada Kamishiro Rize, estoy muy preocupado por ella, la llevo buscando por los distritos durante mucho tiempo —ahora era el turno de tensión del parcheado, Rize era el Ghoul que fue aplastada debajo de esas vigas y Kaneki levaba sus órganos trasplantados directamente.
—Ahora que lo pienso tú hueles mucho a ella... ¿¡Sabes donde está? ¿¡Le a sucedido algo?! ¡¿Por que su olor está en ti?!—de repente, ese hombre se incorporó rápidamente y fue a atacar a Kaneki, pero este fue más rápido y le noqueó de un codazo.
—"¿Lo tumbé de un golpe?"— pensó el azabache con asombro.
—Buen golpe Kaneki, pero me parece que está inconsciente — una voz dulce pero fría se hizo presente en la sala.
—¿Te encuantras bien Gina?— preguntó Touka a toda velocidad.
—Estoy bien— pero en realidad todos sabían que esas palabras ocultaban un mar de lágrimas.
