La historia de Chanyeol

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La vida de Chanyeol, desde que tuvo uso de conciencia, no fue para nada mala, el cachorro de orejas blancas nació en uno de los laboratorios de genética legales del país y creció en las grandes guarderías de la multinacional junto a otros 5 híbridos de perro con similares características que la suya.



Cuando Chanyeol cumplió lo que sería aproximadamente 5 años, él y los demás cachorros comenzaron a frecuentar una habitación de color celeste con las paredes llenas de letras y números. Fue ahí donde el niño aprendió todo lo que debía saber para ser una buena mascota, aprendió a leer un poco, los números básicos, también clases de obediencia y algo de etiqueta.



Dos años después del adiestramiento general, la camada de 5 cachorros de nuevo fueron trasladados de hogar, esta vez su nueva morada era un poco más pequeña que la guardería; pero era igual de colorida y llena de juguetes, además que las dos paredes principales eran de vidrio transparente. La camada había llegado a el almacén de Lotto Word para ser puestos a la venta y eso al contrario de entristecer al niño de orejas platinadas, lo emocionó, por fin podría tener un amo con quien jugar en el exterior, y quien lo mimaría infinitamente.



Los primeros días Chanyeol se emocionaba moviendo su colita de manea eufórica al ver a varias personas pararse detrás del cristal mirando hacia el interior y señalándolo antes de sonreír, muchas veces el niño creyó que esas personas entrarían a comprarlo; pero contrario a sus predicciones, casi toda la gente lo miraba unos minutos y pasaba de largo.



-No fue hoy, pero será mañana –solía repetir la encargada todos los días.



Así fue como los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, y de los 5 cachorros ya solo quedaba Chanyeol. Mingi, Aron y Baekho ya habían sido comprados meses atrás, pese a esto Chanyeol se mantenía sonriendo y jactándose de que ahora tenía más juguetes para él solo; sin embargo en la noche cuando las luces se apagaban unas cuantas lagrimas rodaban por sus mejillas.



Fue una noche de verano en la que el pequeño de ojos azules, como siempre, había terminado agotado de mover la colita a los centenares de personas que pasaban frente a la pared de vidrio con la esperanza de ser comprado; pero al igual que los demás días nadie había preguntado siquiera por él. Algo desanimado terminó sus croquetas de colores y se acomodó en una esquina junto a Myungsoo, el otro cachorro, que tampoco había sido comprado. Como era costumbre las luces se apagaron y el silencio se apoderó del lugar, Yeol cerró los ojos comenzado a sentir que el sueño lo invadía, hasta que el sonido de un vidrio rompiéndose lo hizo parar sus orejitas; pero antes de poder abrir bien los ojos sintió un intenso olor penetrándole la nariz y todo se puso negro.



El pequeño de ojos azules no sabía cuánto tiempo había dormido, tampoco sabía por qué su cabeza dolía. Lo único que sabía era que ya no estaba en Lotto Word, ahora se encontraba en un pequeño cuarto de paredes obscuras con manchas verdosas y el aire olía demasiado a humedad.



Chanyeol se frotó los ojos tratando de comprender lo que sucedía, pero el gimoteo de otros híbridos le llamo la atención; junto a él en esa pequeña bodega había 10 híbridos de diferente clase y edad y al igual que él, todos lucían asustados. Fue ahí que el miedo real comenzó a invadir el pequeño cuerpo de Yeol, por lo que comenzó a aruñar las paredes gritando, pero la noche paso y nadie acudió a su llamado. Con la garganta rasgada y los nudillos lastimados la mañana se hizo presente, el sueño lo volvió a vencer.



Un sonido bastante fuerte y desagradable comenzaba a lastimar las orejitas del cachorro antes que la puerta de la bodega fuera derribada y hombres vestidos con traje azules interrumpieran.



-Encontramos un cargamento –habló uno de los hombres a través de un radio inalámbrico- Aunque los traficantes escaparon – gruño molesto -aparentemente hay 10 híbridos, edad entre los 3 a los 10 años –continuó hablando mientras inspeccionaba el lugar.



Los niños comenzaron a moverse algo temerosos a excepción de Chanyeol quién era el único que se había acercado al hombre que tenía el radio en la mano, pues él sabía que ellos eran policías y los policías son buenos, o por lo menos eso le habían enseñado.


Lo que sucedió después no fue algo muy grato de recordar para Chanyeol, todos los niños fueron puestos en las patrullas y llevados a distintos albergues que era como aquellos hombres llamaban a esas jaulas. A Chanyeol no le gustó su nueva casa, era demasiado y pequeño y eso sin tomar en cuenta que sus nuevos compañeros eran un gato malhumorado y un zorro que nunca decía nada.



Chanyeol comenzó a sentir el peso del tiempo al ver como los días pasaban, y por más que quería mantener su esperanza a flote, era difícil, cuando ni siquiera un alma había entrado al lugar con intenciones de adoptar un cachorro. Aun así no se daría por vencido, no, Chanyeol era un hibrido de perro demasiado terco para dejarse deprimir por algo tan simple. Él sabía que había alguien ahí afuera destinado para él.


Fue así que cuando vio a cierto muchachito de ojos grandes y figura llenita cruzar las puertas, a Chanyeol le brillaron los iris de emoción y movió su colita desesperadamente, más al saber que aquel joven sería su dueño. El pequeño no cabía de felicidad, fue ahí que entendió que la espera siempre vale la pena.



Ahora Chanyeol tenía un dueño al que amaría y cuidaría con su propia vida si era preciso.




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Poco a poco se irán revelando los secretos de los niños, ¿cuál pasado será más trágico? Hagan sus apuestas.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2018 ⏰

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