Before the wedding day

2K 222 106
                                    

Con las manos en los bolsillos, Bucky observó en silencio y con una sonrisa idiota en los labios, los muchos dibujos que colgaban de la pared en desorden y amontonados en una mesa. Las obras de Steve siempre lo maravillaban y aunque muchos de ellas eran bocetos sin terminar, podía dar cuenta de la destreza y talento que llevaban en cada línea.

—Hey, pasa, no te quedes ahí— Steve le llamó a través de la puerta.

Era la primera vez que Bucky visitaba el estudio de Steve. Había pensado que trabajaba en su casa, lo cual era cierto, pero éste le dijo que en casa también, y principalmente, hacía su arte personal, mientras que, en su estudio todo era trabajo profesional. Constaba de dos habitaciones, una dónde él guardaba todos sus bocetos y su material; y otra con más luz y más grande, dónde, aunque también tenía dibujos y pinturas desperdigadas, tenía un poco más de orden. Para llegar a éste último había que pasar por el primero.

—¿Qué estás haciendo ahorita?—Bucky encontró un banco y se sentó a lado de Steve, y frente al dibujo en carbón que tenía sobre un caballete. Aun eran sólo líneas difusas, un trabajo que apenas estaba siendo iniciado.

—Es para una exposición. En realidad, estoy improvisando—Steve sonrió, lo cierto es que no tenía cabeza para pensar, así que sólo había dejado que sus dedos guiaran el carboncillo como les diera la gana.

Bucky ladeó el rostro y se inclinó hacia el lienzo, intentando darle forma a lo que veía, le pareció que era el perfil de un rostro. Steve lo dejó mirar y decidió que, definitivamente, no podría continuar con él ahí, lo distraía demasiado, así que dejó el carboncillo a un lado.

—¿Cómo estás?—preguntó, al dar cuenta de la marca roja que Bucky tenía en el cuello cerca de la nuca y al ras del margen de la playera. Eran pequeñas líneas, una tras otra, en forma de dos semicírculos, no hacía falta mucha imaginación para entender que era una mordida.

—Adolorido, aún—Bucky levantó el rostro y abandonó la pintura para fijar la vista en la de Steve—. En resumen, maravillosamente bien.

Steve soltó el aire al tiempo que le sonreía de medio lado, pero con un poco de vergüenza.

—¿Y tú?—Bucky sonrió.

—Todavía tengo las marcas.

—¿También estás maravillosamente bien?

—Estoy... conflictuado.

Bucky asintió, sin insistir más y volvió la vista al lienzo prácticamente en blanco, señalando un tema al azar que podía retratar en él.

En la otra habitación, Sharon cruzó el mundo de papel que la separaba del estudió principal. Se detuvo frente a la puerta con la mano en el pomo, justo cuando escuchó la voz de Bucky, seguida de la risa de Steve. Se pegó con cuidado a la puerta, intentando escuchar con más precisión lo que éstos estaban diciendo.

—No te voy a mentir, Steve, dormir contigo fue... siempre ha sido genial.

—¿Te gusta avergonzarme, verdad?

Bucky rió. —Te ves lindo cuando te avergüenzas.

Fue el turno de Steve de reír—Jerk— dijo y pasó un brazo por el cuello de su amigo, atrayéndolo para darle un pequeño y juguetón coscorrón, que Bucky aceptó de buena, gana—No has cambiado nada.

—Tú tampoco, punk, —le sonrió y se peinó el pelo, que Steve había desacomodado, con los dedos. Y decidió volver al tema principal—. Oye, no te estoy pidiendo que elijas entre ella y yo ¿sabes?

—¿No? ¿Entonces qué?

—Que estés conmigo. Lo estuve pensando y si no puedes dejarla, está bien.

Back to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora