Capítulo 3

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Al día siguiente entré en la clase de ciencias de nuevo. Puse mis ojos en blanco tan pronto como vi a Jack. Tomé mi asiento ignorando su presencia.

-Buenos días.- Me murmuró.

Me giré hacia él estupefacta de que realmente advirtiera mi presencia.

-Buenos días.- Respondí.

-Entonces... ¿ qué vamos a hacer con nuestro trabajo caramelito?- Me preguntó.

-¿Qué acabas de llamarme?- Pregunté confundida.

-Te he llamado.. ¿caramelito?- Dijo mirándome como si yo fuese idiota.

-Te he entendido la primera vez, pero ese no es mi nombre.- Respondí en un tono molesto.

-¿A quién le importa? Ni que yo me fuese a aprender tu nombre de todos modos.- Dijo encogiéndose de hombros.

-Eres un verdadero gilipollas.- Declaré girándome hacia él.

Él se inclinó en su silla, apenas a unos centímetros de mi cara.

-Demándame.- Dijo justo antes de volver a su posición encorvada inicial.

Puse de nuevo mis ojos en blanco, y me concentré en la pizarra intentando atender a las explicaciones del señor Harris. Finalmente se despidió de nosotros justo cuando sonó el timbre.

-No olvidéis chicos, que revisaré vuestro progreso con vuestros compañeros mañana, por lo que si aún no habéis quedado con vuestros compañeros, os sugiero que lo hagáis hoy.- Dijo antes de salir de la clase.

Me levanté mientras recogía todos mis libros.

-¿Has escuchado eso verdad? Tenemos que quedar después del instituto, por lo que cualquiera que sean tus planes, tendrás que cancelarlos ¿vale?.- Le exigí poniendo mi mano sobre mi cadera.

-Vale, tranquilízate caramelito.- Dijo Jack levantándose.

-¡Para de llamarme eso!- Estallé a medida que me iba poniendo cada vez más nerviosa.

-Te veo después del instituto caramelito.- Respondió ignorándome mientras se alejaba.

Entré en la cafetería justo a la hora de comer, y me dirigí a la mesa donde siempre me sentaba. Tan pronto como me senté, Maggie, Lauren y Christine me lanzaron una risita.

-¿Qué?- Les pregunté.

-¿Es verdad?- Respondieron antitcipándose a una respuesta que yo aún no había dado, mientras yo fruncía el ceño ante su necesidad de enterarse de cotilleos.

-¿De qué estáis hablando?- Pregunté confundida.

-De Jack y tú, ¿sois de verdad compañeros de ciencia?- Dijeron sonriendo ampliamente.

-¿Si? cuál es la gran cosa?- Respondí sin entender su entusiasmo.

-¡Dios mío! ¡Eres muy afortunada!- Exclamó Maggie.

-No tanto, él es un imbécil.- Dije dando un sorbo a mi bebida.

-Eso lo dices ahora. Dale un mes y vosotros dos os estaréis revolcando.- Dijo Lauren riéndose.

-Si alguna vez eso ocurre os doy permiso para que me golpeéis en la cara.- Les solté.

-Es inevitable, toda chica acaba enamorándose de él en algún momento.- Continuaron.

-No yo.- Insistí mientras empezaba a comerme la comida.

Cuando acabaron finalmente todas las clases, crucé el patio para encontrarme con Jack. No estaba allí, por lo que comencé a mirar por todos lados para intentar divisarlo. Finalmente lo encontré junto a unos árboles. Para sorpresa de todos, estaba liándose con una de esas "tetas con patas" que vagaban por las paredes del instituto. Yo no tenía otra opción que ir allí, ya que no iba a quedarme en la puerta del centro esperando a que él terminara. Me acerqué colocádome justo al lado de ellos con los brazos cruzados. Ellos estaban muy ocupados comiéndose el uno al otro para darse cuenta de mi presencia.

-Ejem..- Tosí.

Jack se tornó lentamente hacia mí, lanzándome una de sus risitas que me ponían tan nerviosa.

-Oh, caramelito, ¿Te quieres unir?- Me dijo.

-Gracias, pero creo que paso... ahora vámonos, quiero quitarme esto de encima cuanto antes.- Dije esperando a que me siguiera.

-Bien.. gracias por esto Jen.. Lena..- Dijo Jack empezando a adivinar el nombre de la chica.

-Es Melanie.- Dijo ella sin mostrar signo alguno de que la fastidiase que él no supiese su nombre.

-Sí.. gracias.. te veré por aquí.- Dijo alejándose.

-Eres asqueroso.- Le dije fulminándolo con la mirada.

-No actúes como si no lo fueses a hacer si pudieses.- Dijo con una de sus risitas.

-No, yo no lo haría porque al contrario que tú tengo estándars.- Dije adelantándole, girando a la izquierda hacia mi casa.

-¿Dónde vas caramelito?- Dijo parádome en la esquina. Yo ignoré su apodo.

-¿A mi casa?- Respondí frunciéndole el ceño.

-No, nosotros vamos a mi casa.- Insistió. 

-No, nosotros no.- Persistí. 

-¿Por qué no quieres venir a la mía?- Continuó.

-¿Por qué simplemente no vamos a la mía?- Repetí.

-Perfecto entonces.- Finalizó, comenzando a andar en la dirección opuesta. Yo me limité a esperar a que se girase, pero no lo hizo.

-¡Ugh!- Gruñí empezando a seguirle. Él sonrió cuando se dio cuenta de que yo iba detrás suya.

Entonces él dejó de andar y se paró delante de un coche que más bien parecía una trampa mortal.

-De ninguna manera pienses que yo me voy a montar ahí.- Protesté.

-Vale, entonces no lo hagas.- Dijo mientras entraba. Al mpmento sacó su cabeza por la ventana.

-Última oportunidad, entra.. a no ser que estés muy asustada.- Me propuso. Fue entonces cuando mi instinto que detecta a las personas equivocadas se disparó. 

Entré en el coche de mala gana encorvándome en el asiento.

-¿Preparada?- Dijo.

-No, pero tú limitate a conducir- Le exigí.

Unpredictable |Jack Gilinsky|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora