Capitulo 44

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Seguimos jugando un poco, mentiras, verdades. Retos muy locos.

Dieron las 10:00pm de la noche y todos fuimos a dormir.

Al día siguiente nos levantamos he hicimos la limpieza de la casa.

-¿Quién diablos se levanta temprano en domingo?- se quejo Zack.

-¿Temprano te parece las 12:00 de la tarde?- le contesto Ángel.

-¡Si!- se quejo.

-Ay ya. Al fin estas limpiando.- regañe a Zack.

Seguimos limpiando totalmente la casa. Nos separamos por nuestro lado cada quien, unos a la piscina, otros a sus cuartos.

Estaba en mi cuarto arreglándolo un poco, se me ocurrió algo.

Fui directo a donde se estaba quedando Angel y entre.

-Si claro pasa, Qué tal que yo me estoy dando gozo y tu entras como si nada.- se quejo Ángel.

-Si, aja. Como digas.. Espera, ¿Tu qué?- lo mire mal.

-Jajaja, nada. ¿Qué quieres?- río.

-Ammm.. Este...-

-Ya, que pasa.- se sentó en su cama.

-Acompañame al súper mercado.-

-¿Por qué?- me miro.

-Por qué no se manejar, duh.- lo mire obvia.

-Vete caminando.- se acostó.

-Angeeel- hice puchero.

-No.-

-Angelito.-

-No.-

-¡Eduardo!-

-Agh, ya. No me llames así.- se levanto de la cama.

-¡Yes! Vámonos.- salí atrás de el.

Subimos al auto y fuimos hacia el súper mercado.

–Y... ¿Qué vas a comprar?– me miro para después mirar a la calle.

–Haré un pastel– Sonreí.

–Jajajaja, ¿tu? ¿cocinar?–

–¿Qué? Tengo 18 años, tengo que empezar a hacer algo.– me cruce de brazos, el solo sonrió.

Llegamos y empezamos a comprar todo: huevos, harina, levadura, colorantes, etc.
Salimos de ahí fuimos a casa.

–¡Llegamos!– dije con las bolsas en las manos.

–¿A donde fueron?– pregunto Abraham mientras me ayudaba con las bolsas.

–Al súper mercado.– dijo Ángel dejando las bolsas en la cocina.

–¿Por qué no me llevaron?– se quejo Joss.

–Por qué estabas dormida.– le dije

–¿Qué vas a hacer?– pregunto Zack.

–Un pastel– Sonreí.

–Uuuhh– dijeron todos.

Empecé a hacerlo, seguí todo al pie de la letra.
Rayos, el betún.
Fui con Zack y Harold, les pedí de favor que fueran a comprar algunas cosas.
Se les colaron: Joss, Belinda y Ángel.

Yo seguí haciendo mi pastel cuando baja Abraham.

–¿Qué haces, preciosa?– me pregunto entrando a la cocina.

–El pastel.– dije revolviendo la harina y azúcar.

–¿Te ayudo?–

–No... Mejor si, pasaje los huevos de la bolsa y echa los aquí, voy a ver que sigue.– le dije yendo a la tableta.

–Okay.–

Mire que seguía en el vídeo, fui por lo que me pedía y me acerque a Abraham.

–¿Acabaste?–

–Si.–

Se fue a lavar las manos mientras yo revolvía la mezcla, el se paro a lado mio.

–Oye Ashley.– me hablo.

–Mand...–
–¡¿PERO QUE TE PASA?!–

Me hecho harina.

–JAJAJA, tranquila.–

Agarre harina y se lo devolví.

Seguimos jugando hasta que terminamos totalmente sucios.

–Fue tu culpa.– me limpie la cara.

–Tu seguiste, linda.– me miro.

Yo lo mire, por mas que intente ponerme a la defensiva no pude. Me gano la risa.

–¿Qué?–

–Nada, nada.–

Seguí con el pastel, mis amigos llegaron y termine. ¡Si quedo, amigos!
Me di una ducha.
Vimos todos una película y nos fuimos a dormir.

Por fin Abraham durmió en otro cuarto, pero.. Oh, oh.
Mis pantunflas se quedaron en el cuarto de invitados ya que ahí se estaba quedando Ángel, hoy que fui a sacarlo de ahí. Ahí se quedaron. En donde esta Abraham, agh.
Fui hasta ese cuarto y toque, me dio entrada. El estaba ya acostado.

–¿Qué pasa preciosa? ¿No puedes dormir?– me miro juguetón.

–No, vine por mis pantunflas.– las recogí.

–Mi cama es demasiado grande, ¿Por qué no vienes y te refugias en mis brazos?– se sentó en su cama.

– Por que uno: Hay otras camas en la casa.
Y dos: Tus brazos parece de un oso.– me acerque a la puerta.

–¿Un oso?– me miro confundido.

–Panda para ser especifica.– lo mire.

–Nunca has abrazado a un oso panda– Se me acerco.

– Y tu no eres bueno para mentir. Si quieres meterte en mis bragas, busca otra excusa.– salí de su cuarto.












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Mi Chico Rebelde. ||Abraham Mateo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora