La miro directo a sus profundos y hermosos ojos azules. La sorpresa en su mirada ha sido reemplazada por enojo. Sus labios están apretados, podría apostar lo que sea que muerde la parte interna de ellos. Jamás me he sentido tan nervioso en toda mi vida por la mirada molesta de una chica, y debo admitir que he molestado a muchas de ellas en el pasado pero su mirada es distinta, Cassie suele expresar muy bien lo que siente con su mirada.
Ella sujeta fuertemente mi muñeca, ya he hecho dos intentos por zafarme, pero no tengo éxito. De repente me jala hacia ella y bloquea la puerta. Esto está mal, pienso.
—¿En serio pretendes hacer como si nada hubiera pasado? —su mirada me fulmina, tengo que esquivarla y miro mis nudillos, que comienzan a desinflamarse. —Mírame –dice con tono demandante pero yo no le hago caso —Derek Grey, ¡mírame! —grita bajo.
Lentamente levanto la mirada.
—Necesito saber cómo te sientes. —dice con tono dulce, el enojo en su mirada desaparece y en su lugar me dedica una mirada dulce con un tono de preocupación en él. —Sé perfectamente a lo que te referías cuando le dijiste a papá que tu conducta dejaba mucho a desear.
—Lo que pasó estuvo mal, Cass, ambos lo sabemos —digo por fin— Y siento mucho haberte llevado a hacer algo así. Lo siento mucho, en serio.
Ella suelta mi mano, alejándola con fuerza, da dos pasos atrás y el enojo aparece de nuevo. Sus manos se cierran en un puño.
—¿Cómo puedes decir eso? —su hermosa voz suena entrecortada —tú sabes que fue maravilloso.
—¡No! —mi voz es más fuerte de lo que planeaba —No puedes decir eso. No fue maravilloso.
Y no le mentía, maravilloso es un término que no le hace justicia a aquel momento divino. Maravilloso es poco para describir la sensación de sus labios sobre los míos.
—Lo fue —el tono desesperado de la voz de mi hermana me saca de mis pensamientos.
—No lo fue, Cassie y debemos olvidar que pasó, ¿entiendes? Está mal. Fue un error.
—Basta, Derek; sabes perfectamente que algo tan maravilloso no puede estar mal.
—Pero está mal, Cassandra. Somos hermanos. Hermanos. Los hermanos no hacen ese tipo de cosas.
Puedo notar que las lágrimas se acumulan en sus ojos y que mi voz tiembla. No puedo quebrarme en este momento, debo demostrar mi punto y dejárselo claro a ella. —No somos unos enfermos para hacer esto.
—No —ella se acerca de nuevo y cubre mi boca con su mano —no digas eso, por supuesto que no somos enfermos, sólo somos un chico y una chica que se gustan. Nada más. —pone su mano libre en mi cuello. —Sólo somos un chico y una chica que se gustan —repite, retirando lentamente su mano de mi boca y colocándola en mi cuello, aprisionándolo con la ayuda de la otra. Su rostro está a centímetros del mío, puedo sentir su dulce aliento contra mí. De repente soy consciente de que mis manos la rodean por la cintura, nuestros cuerpos absorbiendo el espacio que los separaba y yo, me inclino hacia ella. Quiero que el tiempo deje de correr y quedarnos así para siempre.
—Dime que esto está mal, Derek —exige—dime que quieres irte de aquí ahora mismo.
No le digo nada. Sólo me acerco y rozo sus labios con los míos, con temor al principio y con pasión un poco después. Sus manos se deslizan hasta posarse sobre mi torso desnudo. Un ligero escalofrió se apodera de mí. El beso ha logrado desplazar todo pensamiento coherente de mi mente, lo único que quiero es sentir su cálido toque, su fresco aliento e inhalar su inconfundible aroma.
La arrincono contra la pared. Separo mis labios de los suyos y me concentro en su cuello. Respirar el aroma de su húmedo cabello me está volviendo loco, le doy un pequeño mordisco y puedo escuchar un jadeo ahogado. La respiración de ambos es agitada y siento como si mi corazón fuera a salirse de mi pecho.
Ella toma mi rostro entre sus cálidas manos y me obliga a mirarla, tiene una gran sonrisa dibujada, la misma que tenía cuando papá le regaló aquél gran oso de peluche en su cumpleaños número nueve, aquél que la visto abrazar repetidas noches, cuando me escabullo en su cuarto para verla dormir cuando yo no puedo hacerlo.
La miro fijamente a los ojos y no puedo evitar que una sonrisa se me escape.
—Esto está jodidamente mal, Cass —hago una pausa para que mi conciencia asimile mis palabras, pero ella ya no está o no quiere oírme —está tan jodidamente mal pero no quiero irme a ninguna parte.
Su sonrisa se hace más amplia y sus manos llevan mi rostro directamente al de ella, esta vez ella tiene el control, muerde mi labio herido suavemente, luego me da un beso corto y me mira, vuelve a besarme con más intensidad, yo ya no soy dueño de mi cuerpo sólo reacciono a lo que ella hace, soy consciente que su toalla cae al suelo, no sé si es mi culpa o la de ella o simplemente la gravedad puso su granito de arena en esta situación. Puedo sentir la piel desnuda tocando mi piel. Mis manos se deslizan lentamente por su espalda para acariciarla.
Escucho un leve golpeteo, estoy seguro que esta vez mi corazón terminará fuera de mi cuerpo.
—Cassie, hija ¿estás ahí? —La voz de mamá nos trae de vuelta a la realidad.
Los ojos de Cassie se encuentran con los míos, puedo ver el miedo de mi hermana en su mirada, puedo sentirlo en carne propia, yo también estoy asustado, sabía que esto acabaría mal.
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Keep Me In Secret - Keep Me #1
Romance"¿Acaso hay algo peor que enamorarse de tu propio hermano?" Cassandra y Derek Grey se torturan con esta pregunta después de haber probado los labios del otro por primera vez. ¿Qué es lo que puedes hacer si sientes algo prohibido? Ignorarlo por supue...