5.- La Gira: Despedidas

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Viktor pasa sus dedos, acariciando la desgastada tapa de un joyero de madera para armarse de valor y abrirlo, tomando uno a uno los objetos que contiene para examinarlos y dejarse llevar por la nostalgia: el medallón de plata con el que su padre le propuso matrimonio a su madre, la vieja pero bien conservada flauta que su madre le obsequió a su marido en su primer aniversario de casados, un trozo del encaje que ella usó en su velo de novia, unas diminutas figuritas de madera con las que acostumbraba jugar de pequeño... son sus posesiones más valiosas.

Su vieja casa desborda abandono puesto que ha estado sin habitar por unos cuantos años, y desde mucho antes dejó de sentirse como un hogar. Sin embargo, sigue pasándose cada cierto tiempo para revisarla y efectuar algunas reparaciones menores más que nada para honrar la memoria de sus padres, quienes pasaron tiempos muy felices ahí. Y por esa misma razón, es que ha evitado llevarse el joyero de su madre a su nueva mansión en la Villa de los Vencedores. Si lo hace, será la despedida definitiva y ya nada lo atará a su vieja casa.

Centra su atención en la flauta y la sacude para quitarle el polvo, perdiéndose en sus recuerdos. Su madre no sólo era una gran belleza, también poseía una voz preciosa; tanto, que hasta los sinsajos imitaban las melodías que ella cantaba. Su padre le contó en una ocasión que eso fue lo primero que le atrajo de Irina y que ella lo ignoraba, desconfiando de sus intenciones y sin dejarse encantar por su reputación de valiente e intrépido cazador, a diferencia de las otras chicas del distrito. Cómo último recurso, Alexander aprendió a tocar la flauta y para su sorpresa, tuvo éxito.

Viktor cierra los ojos y se deja llevar, interpretando una sencilla canción que resuena con claridad entre los viejos muros de la casa abandonada. Supone que así como Yuuri compartió sus pinturas con él, podría hacer lo mismo con la flauta.

"Aunque claro, tendría que ser después de la Gira..."

Sus propios pensamientos lo devuelven a la realidad. Resignado, guarda todo en el joyero, recoge la bolsa que contiene las presas que cazara más temprano ese mismo día y parte a cumplir con el último de sus encargos antes que el viaje comience. Lo siguiente, es pasar al orfanato.

A esa hora, el director estará fuera negociando con otros funcionarios para obtener fondos para su institución que en realidad usará en sus excesivas fiestas; Tarja, su mujer, estará visitando a familias en situaciones de riesgo y los niños el orfanato estarán en clases. En teoría, Bernard tendría que recibirlo, así que se sorprende cuando Tony, uno de los chicos mayores, es quien se presenta.

-¿Y la escuela?-cuestiona Viktor, y el chico se encoje de hombros.

-Si Tarja pregunta, sigo enfermo con gripe, pero la verdad... decidí no ir. Quería hablar contigo- mira a su alrededor para asegurarse que no hay nadie más-Necesito que me enseñes a cazar.

Antonio, "Tony", a sus catorce años es uno de los huérfanos de más edad. Viktor le guarda un profundo respeto. A pesar de ser tan joven, siente una gran responsabilidad hacia los más pequeños y actúa con orgullo como un hermano mayor para ellos. Sabe, por comentarios que Bernard le hace, que con frecuencia renuncia a sus raciones para que los otros no pasen hambre, que ha llegado a defender a Tarja de su esposo aún si eso le conlleva graves consecuencia y que también es muy protector con Lucina, otra de las chicas mayores.

-Por mí no hay problema-asiente Viktor, haciendo una pausa para organizar sus ideas- Pero no creo que a Tarja le haga mucha gracia.

-Ella no tiene porque enterarse-insiste, tratando de convencerlo-Tendré cuidado y seré discreto.

Viktor lo reconsidera. Ya estuvo en una situación parecida con Yuri, aunque al menos Tony tuvo la decencia de pedírselo "por favor" en lugar de tenderle una trampa y amenazarlo. El recuerdo le arranca una sonrisa que disimula carraspeando cuando el otro arquea una ceja en señal de curiosidad.

Breaking pointDonde viven las historias. Descúbrelo ahora