3.

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Estaba tan harta de sus juegos, de sus insultos, maltratos y abusos. Pero lo amaba tanto que por mil razones que tuviera para irme y dejarlo con su amor por él mismo, solo ocupada una razón pequeña para quedarme y amarlo por lo que es.

Después de comer llegamos a casa, subí las escaleras y sentí los pasos de Harry detrás de mi. Entre a la habitación al igual que Harry.

–¿Aprovechas cualquier momento para buscar hombres no es así?–Harry hablo.
–¿Qué?
–Lo que escuchaste.
–Harry, choque con él, fue un maldito accidente.
–¿Viste como te miraba?
–N...no.
–Le gustaste.
–Harry, no.
–Es que eres una maldita zorra.–Dijo molesto.–Desde que eras una pequeña de 16 años ya querías que reventara ese hermoso culo.
–¿De qué demonios estás hablando?–estaba a punto de llorar.–¡Tú hiciste que me enamorara de ti! Con tus palabras bonitas y tus promesas vacías.
–Claro, lo único que siempre te importo fue que te follara.

Yo, jamás, jamás, jamás, en la vida entera había tocado a Harry. Hasta el día de hoy, le había soltado tremenda cachetada. Que amablemente él se tomo el tiempo de devolverme con más fuerza. Chille.

Me sujeto del cabello con fuerza y me atrajo hacia él.
–¡No vuelvas a tocarme la maldita cara!
–Lo lamentó tanto...
–Maldita sea.–me soltó con brusquedad y se largo.

Estaba llorando, quería irme a casa, deseaba nunca haberme enamorado de este hombre.

Después de algunas horas, Harry entro y me ordeno que me vistiera, dentro de poco nos iríamos. Tome una ducha, hice algunos rulos naturales a mi cabello, me puse el vestido que Harry había escogido para mi.

Era tan ajustado, me maquillé y coloqué perfume

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Era tan ajustado, me maquillé y coloqué perfume.

–¡Leah, vamos tarde!–Escuché a Harry gritar. Gire los ojos, me di los últimos retoques y baje las escaleras.

Me ponía incómoda la forma en la que Harry me miraba desde el marco de la puerta. Mis piernas temblaban y no por los tacones. Tomo mis manos cuando llegue hasta él.

–Tan preciosa, tan deseable y tan fácil.–Dijo y me dio paso. Su comentario fue tan ridículamente doloroso. No soy una fácil.

Entramos al auto y manejo hasta la casa de alguno de sus amigos.

–Bien, ya sabes las reglas.–pronunció.–No tomes cualquiera bebida, no hables con hombres, no te acerques a hombres, ni mires a ningún hombre que no sean mis amigos o yo, ya sabes las escénitas que suelo hacer, y tampoco hables con las chicas de lo qué pasa en casa, ¿entendiste? Vamos cariño, te he repetido estas reglas por mucho tiempo.
–¿Te pido permiso para respirar también?
–Sí, y por último, no vayas a los baños sola.

Estacionó el auto y entramos a la mansión de su amigo, había gente entrando y saliendo. Cuando entramos su amigo Dereck, el anfitrión de la fiesta nos llevo con los demás amigos de Harry.

–Que lindo vestido.–Dijo Dereck mirándome de pies a cabeza.
–Sí, muchas gracias.
–¿Lo escogió Harry, cierto?
–Mmm sí, ¿se nota?
–Pues, se que estás incómoda tratando de cubrir un poco más tus senos, que sé ven preciosos, a decir verdad, y conozco mucho los gustos de Harry. –No supe que responder a su comentario pero me pareció asqueroso. –Te veo luego.

Se fue y Harry, quien no había escuchado nada por hablar con las demás chicas, se acercó más a mi y me dejo con las esposas o novias de sus amigos.

–Ashton es un pendejo, se besó con una chica enfrente de mi, solo para darme a mostrar que se puede ligar a cualquiera.–Escuche murmurar a una de las chicas, era tan linda.
–Mike hizo que le pidiera disculpas por mirar a un hombre que no era él, ya ni lo soporto.–La rubia hizo un ademán.
–Estoy embarazada.–Una pelinegra Dijo y todas la miraron con lastima.–Sí David se entera me va a matar.

Eso me hacía recordar que tenía que hacerme una prueba de embarazo.

–¿Y tú, Leah? ¿Todo bien con Harry?–Preguntó la rubia.
–Ammm, sí. Todo bien por ahora.
–Ugh, Harry es un amor de persona, quisiera que Ashton fuera así.

Sonreí a sus comentarios, no tenían ni La menor idea de cómo era Harry en realidad.

Harry se acercó a mí después de unos minutos, las chicas comenzaron a halagarlo con comentarios sobre cómo se veía.

–Leah nos ha dicho que eres una dulzura.–Una de las chica comentó.
–¿Ah sí?–Harry me miro, asentí.
–Tiene suerte de tenerte.–La pelinegra le siguió.
–Claro.–Dije sonriendo.
–Ven, vamos por una bebida cariño.–Harry tomo mi mano y nos llevo lejos de ellas.
–Una dulzura, ¿eh?–Harry sonrió.
–Ni siquiera dije eso.–Dije y rodé los ojos.
–Sabía que era demasiado bueno para haber salido de tu boca.–Me miro serio.
–Dijiste que mintiera, ¿o no?
–Te dije que no dijeras lo que pasaba en casa.
–Bueno, nunca pasan cosas buenas.
–No deberías de estarme retando, Leah.
–No lo estoy haciendo.
–Después terminas llorando como una total estúpida preguntándote a ti misma porque te enamoraste de mi.–Se acercó y beso mi frente, sonrió y se largo.

Lo odio.

Llevaba unos 20 minutos en el mismo lugar, sola, sin hablar con absolutamente nadie. Esto era una basura. Comencé a sentirme incomoda, sentía que alguien me estaba observando, decidí buscar con la mirada y chocar con los ojos que me estaban viendo.

Dereck.

Lo miré acercase a mi, así que camine hacia las escaleras y subí , estas me llevaron a los cuartos y los baños. Entre rápidamente a unos de los cuartos, estaba completamente vacío.
Estaba a punto de rezar para que ese hombre no entrara aquí. ¿En donde demonios está Harry?
Busque mi teléfono y comencé a marcar su numero.

3 veces y ninguna contesto. ¡Maldita sea!

La puerta se abrió.

–Te encontré.

B E A S T. /hs (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora