Capítulo XXI

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Iritza/Cupcake

El aterrizaje pasó desapercibido gracias a la balacera, con gran velocidad pero sobre todas las cosas con mucha cautela, salimos de esa cancha de futbol improvisada en la que aterrizamos y fuimos hacia unos caminos de tierra que estaban ocultos entre el intenso follaje que abundaba en esa zona. No quería reconocerlo, pero en ese momento estábamos siendo la única esperanza de nuestro equipo. No obstante improvisando sobre la marcha, no era el panorama que esperaba encontrar.

- Ocúltense-. Susurra Roma lo suficientemente alto para que podamos escucharla.

Ahí logro descifrarlo, una patrulla de artificiales se aproxima. Me salgo del sendero y me oculto tras los árboles. Apago la linterna de mi uniforme. Me sumerjo en la oscuridad, me transformo en parte de la naturaleza silvestre, me abriga, me abraza, coopera con la misión, la naturaleza quiere y debe ser salvada. Los artificiales continúan su camino.

- Cortemos por el bosque-. Les ordeno. No podemos exponernos a tal situación. Es un riesgo. Iremos por donde no lo vean venir pienso- Selina te quiero al frente con tu linterna, llevaremos una sola, disminuyamos el margen de erros-. Les pido- Roma a la retaguardia, Charlie tomas la izquierda, yo la derecha, vamos rápido, no deben tener mucho tiempo-. Les termino de dar la orden.

Resultado de la orden. Corremos por el bosque sin reparo alguno del intenso ruido que hacemos con las pisadas, no hay tiempo que perder. Corremos.

- Ahí-. Agrega Selina al detenerse entre unos árboles mientras que apaga su linterna.

Al llegar a ella, veo que el reflejo de un reflector a lo lejos nos alcanza, nos delata, doy la orden de acostarnos sobre la tierra, así evitamos estar a tiro de los artificiales. Mientras lo hacemos ruego que el ruido de la infinidad de hojas y ramas que se quiebran bajo nosotros no nos delaten. Contemplo lo que alumbra el reflector y parece que son nuestros compañeros. Todos de rodillas esperando ser ejecutados, desde mi considerada distancia creo ver en primera fila a Landon y probablemente Zaldana está a su lado.

- Cuento más de veinte-. Agrega Charlie- Al menos hay cinco en los techos-. Dice.

- Al frente hay una pila con las armas de los soldados-. Agrega Roma- Tal vez podamos usarlas-. Tratan de idear un plan.

- No podemos ir y presentarnos, eso es seguro- afirma Selina- Debe ser algo rápido, fuerte, que no lo esperen los paralizaría un segundo o dos y esa es nuestra única ventaja-. Me gusta cómo piensa, me recuerda demasiado a mí. Es otra fanática del caos, un agente del desorden.

Mientras ellos deliberan y discuten en un susurro nuestras opciones yo rebusco en nuestras proximidades, tiene que haber algo. Rebusco con mi visión entre los edificios abandonados más cercanos, los caminos, algo... BINGO. Ahí está justo al lado de una caseta supongo que fue de control militar en algún momento, justo al borde del camino de tierra, nos puede dar la velocidad y la fuerza que buscamos en nuestra entrada. Un viejo camión militar el cual espero que ande, la lona que cubría su caja no está, podría ser una buena fuente para ir disparando.

- Ya vuelvo, no me pierdan de vista-. Ordeno.

Desciendo de forma ligera esta pequeña pendiente del bosquesillo y cruzo el camino, con mucha cautela, haciendo que la oscuridad sea mi aliada corro con la total orientación de mi memoria, no quiero encender la linterna. Llego a la caseta de control y la observo con detenimiento unos instantes, verifico que no haya movimiento a su interna. Espero. Cruzo un camino que hace una intersección y ahí está. Mi nuevo amigo. Mi camión.

- Alto ahí-. Dice una desagradable voz detrás de mí. Artificial- Con que eres una niña bastante veloz, por poco te nos escapas, voltea-. Me pide- Suelta tu arma-. Ordena.

No me lo pienso, volteo y disparo. El mismo resuena en todo el lugar, esto será cuestión de minutos. El sonido dará la alerta de que alguien se les escapa. La bala no da en el blanco. Con movimientos veloces se acerca y me empuja violentamente, todo el peso de mi cuerpo aterriza sobre el capó del vehículo, la cicatriz parece que ha abierto, o eso me parece porque me ciega de dolor. Me cuesta respirar. Me intento componer pero de un solo tirón me baja de los pies y me lanza contra el suelo violentamente. Me ahogo. Me duele la cicatriz. Tanteo la otra funda de arma y la tomo sin más reparo. Disparo al pecho a discreción. Muere.

Los chicos de mi equipo llegan un segundo después, desobedecieron mi orden. Será difícil controlarlos. Charlie intenta encender el vehículo, Selina me ayuda a componer y Roma trae mis armas que han salido volando por los aires.

- ¿Qué haremos una vez que encienda?-. Pregunta Roma.

- La entrada de diva que Selina quería-. Digo- Tú y ella irán en la caja con los explosivos C4 colocados ahí, además apenas vean a los primeros malditos le disparamos a todo lo que no sea humano y cuando de la orden sueltan una granada y saltamos del camión- respiro unos instantes- ¡Boom!, contra el edificio que tiene a los francotiradores, todo se vendrá abajo-. Agrego.

Escucho el motor encender. Este chico hace milagros con la mecánica pienso.

Subimos al camión- Todos agárrense fuerte. Iremos por este maldito bosque, que no lo vean venir-. Agrego totalmente repleta de ira.

Acelero sin más. El camión va dando tumbos durante el trayecto que no será tan largo, estamos a menos de cinco minutos y ya logro ver el edificio y la vieja noria deteriorada que por alguna razón sigue en piel, la cual estaba detrás de mis compañeros. Aquí tienen su fiesta malditos.

Llevo al máximo la fuerza de este viejo camión y pega un salto justo antes de aparecer en el pavimento y adivinen... somos la quinceañera, tenemos la completa atención de todo el público presente, además del gran despliegue de balas que impacta contra todo el camión. Arremetemos de igual forma. Hago una rápida maniobra y arrollo a todos los artificiales que estaba de pie frente a mis compañeros. Comienzo a ver por el espejo retrovisor a las chicas. Charlie dispara a través de su ventanilla.

Una mano me toma por el cuello. Un maldito artificial. Arranca la puerta. Intento defenderme utilizando mi mano robótica. Imposible. Vuelvo mi atención en el camino, no quiero arrollar a mi gente.

- ¡Muere hijo de puta!-. Grita Charlie hecho una furia. Lo acaba. Esta totalmente descontrolado.

Me pongo en dirección al edificio que hay que derrumbar mientras logro ver como alguno de los nuestros se han liberado, otros artificiales nos persiguen y otros ya están en pleno enfrentamiento con lo que fueron sus rehenes.

- ¡Ahora!-. Doy la señal golpeando el techo con mi mano.

Charlie salta sin rodeos, veo que Selina y Roma tardan más de la cuenta pero ambas saltan. Abrazadas. Acelero más. Me acerco al edificio. Salto.

Trato de que todo mi cuerpo caiga sobre el brazo robótico, que eso sea lo que se lleve el mayor golpe. No obstante ruedo unas cuantas vueltas contra el pavimento y siento como un líquido tibio escurre por mi espalda, seguro la cicatriz ya se abrió. Sangre. Me pongo de pie y apenas lo hago para correr, el camión impacta contra el edificio y estalla, la explosión me lanza contra el suelo, nuevamente. Comienzo a escuchar escombros, volteo a ver algo aturdida por el ruido. Como lo esperaba. No me lo pienso, corro. El edificio comienza a caer con todos sus tiradores aún en el techo.

La nube de tierra dificulta la visión pero ahí los veo a mis chicos, a mis bebes, a mis soldados, mi equipo, mi familia... arrodillados, con alguien en medio de ambos.

Me acerco a ver, Roma. Tiene sangre en su abdomen- Presiona la herida-. Le pido.

- Le dispararon mientras estábamos en la caja, un descuido... los tiradores del techo-. Agrega entre llantos Selina.

Volteo al edificio, comienzan a salir de entre los escombros. Me dirijo a ellos, será la última cara que verán. Volteo a mí alrededor y veo a todos combatiendo. Se acabó el juego, no más sangre de inocentes se derramará.

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