Chapitre 7

35 3 1
                                    




« - ¡ Hola Teresa ! ¿ Qué tal ?

- Mal, ¿cómo quieres que esté bien aquí? ¡Es imposible chica!

- Ahora no, pero luego es posible.

- ¿Qué quieres decir tía?

- ¡Hush! No debemos hablar demasiado alto, aquí las paredes tienen oídos.

- Vale, vale, dime.

- Mi marido ha salido esta mañana con militares y otros detenidos. Y oye bien, van a otro campo, mas grande que este, seguramente una granja para trabajar allí. Además, es en el sur. ¿No es fantástico ?

- ¡Daniela, eres tan ingenua!

- ¿Qué estás insinuando?

- No te parece extraño que de pronto, de la noche a la mañana, algunas personas cambien de campo por otro diez veces mejor que este. ¿No ves algo raro ahí?

- Ves el mal en todas partes Teresa.

- ¿Qué te crees tía? ¿Que es un campamento de verano?

- ¡Es imposible de hablar contigo!

- Oye deberías creerme.

- Y ¿Por qué?

- Porque antes, yo he creído esas mentiras. Y hoy, en día mi marido está muerto, no volveré a verle jamás.

- Disculpa Teresa, no lo sabía. 

- No es nada, ya no me afecta. El otro día he escuchado rumores de que los prisioneros nunca regresan y los matan probablemente durante el vuelo entre aquí y el sur. Es realmente horrible.

- No es posible. ¡No! ¡No! ¡Dios mío, te lo suplico!

- Deja de llorar, por favor tía.

- Estoy embarazada Teresa.

- ¡No puede ser ! ¿Me lo estás diciendo en serio?

- Es su padre quien debía elegir el nombre del bebé, no puedo vivir sin él.»

.

.

« Piloto Adolfo Scilingo.

- Sí, estoy aquí

- Bueno, hoy como todos los miércoles, debemos hacer la selección.

- ¿Vuelos de la muerte?

- Sí, si prefieres.

- Pero es mi primera vez.

- No me importa.

- Vale, pero hago sólo el piloto, no quiero saber lo que pasa detrás del avión. No me incumbe, es asunto tuyo.

- ¡Jajaja! Chico, ¿Crees seriamente que puedes elegir?

- No, por supuesto que no, pero no sé. Es que no puedo hacerlo, es inhumano.

- Oye chico, no entiendes que aquí hay órdenes. Debo obedecer a mis superiores, y mis superiores a Videla. Y tú debes hacer lo que te digo. ¿Está claro?

- ¿Es una amenaza?

- Nada de eso, te digo simplemente que el gobierno sabe todo acerca de tí incluso de tu familia.

- No toque a mi familia, te lo suplico.

- Todo estará bien si haces lo que te digo Scilingo.

- Vale, vale, todo lo que quieras.

- Bien, voy a explicarte: primero, debemos inyectar un anestésico a cada detenido, ¿vale?

 - Pero no son tontos, no se van a dejar.

- No te preocupes, les hemos dicho que cambian de campo por otro mejor en el sur.

- ¿Y para las inyecciones?

- Que deben vacunarse para evitar las enfermedades contagiosas.

- ¡Mezquino!

- Es la vida. Y después, una vez en el avión, hay que drogarlos una segunda vez. Luego, los desnudas y los atas. Y por fin, la última etapa: lanzar los cuerpos en el Río de la Plata. ¿Preguntas?

- ¿Sufrirán?

- Estarán casi dormidos.

- ¡Solamente casi dormidos!

- Si, pero es raro que algunos se despierten.

- ¡Dios mío!

- ¿Alguna pregunta?

- ¿No tienes miedo de las pruebas?

- No, el Río es grande y desemboca en el océano Atlántico.

- ¿Y si los cuerpos flotan hasta Uruguay?

- Te preocupas demasiado, no habrá ningunas pruebas.

- Espero.

- Bien, camino al aeropuerto militar de Buenos Aires.

- Vamos.

»

Rédigé par Emilie


Niños Desaparecidos (fr)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant