Sádicos © [+18]

Mi Sádica Decisión

Los gritos se hicieron más fuertes en la habitación y Dannae comenzaba a disfrutar del momento más que antes al ver a su víctima sufrir.

—¿Sabes? —comienza a decir Dannae mientras se paseaba desnuda por la habitación jugueteando con una daga entre sus manos —. A veces me da mucha gracia el ver cómo cae un hombre tan rápido cuando una mujer le propone tener sexo, ¿No te parece? —le pregunta sarcásticamente.

Frank estaba completamente desnudo, atado de pies y manos a la cama y con grandes cantidades de cera caliente esparcidos por todo su cuerpo.

—¿Por qué me haces ésto? —preguntó confundido, aterrado, entre lágrimas de impotencia al no poder hacer nada.

—Dicen ser el género dominante, pero mírate ahora, llorando como un niñito, implorando por tu vida, patético —sonríe.

Dannae coge un poco de cera caliente qué tiene en una pequeña olla sobre una cómoda, al costado de una vela y le vuelve a esparcir un poco por el abdomen de Frank, este comienza a gritar cuando siente todo el calor quemar su cuerpo.

—Si me vas a matar, hazlo ya —grita.

—Paciencia cariño, si te mato ahora ya no disfrutaré nada y eso yo no quiero —dice mientras hace una mueca de tristeza.

—¿Por qué te divierte esto?

—No me divierte, me excita; así como a ti te excitó el hecho de saber que me ibas a follar, ¿Recuerdas?

—Por favor, sírvame otra copa de pisco —le dijo Dannae al bartender de la discoteca.

—Claro que sí, señorita —respondió el joven y a los segundos le entregó una nueva copa.

Eran cerca de las 8 de la noche y el ambiente en la discoteca aún estaba relajado, sólo unas cuantas parejas disfrutaban un electro en la pista de baile y varios en la barra tomando, platicando, entrando en onda para más noche.

—¿Por qué tan sola en esta noche, señorita? —preguntó un chico al acercarse a la barra y colocarse a su costado.

—Porque no he encontrado a un hombre que me pueda domar —le sonríe pícaramente Dannae a la vez que da un pequeño sorbo de pisco a su copa.

—Vaya, vaya ... no me esperaba esa respuesta; soy Frank, un placer.

—El placer será todo mío —dijo Dannae a la vez que le extiende sus manos para que él pose un beso muy delicado en ellas.

—¡Oh! —Dannae finge vergüenza —. Muchas gracias, vas a ver qué seré la última chica más hermosa que verás en tu vida —le guiña un ojo.