Sádicos © [+18]

¡Somos Sádicos!

Mientras Jaden y Daphne sufrieron a manos de  Jota, Equis y Zeta; Dannae vivió lo contrario a lo que imaginaba que viviría. 

—¿Algo para tomar, señorita Dannae? —le preguntó Jay una vez que le dijo que tomara asiento en una de las sillas del gran comedor.

—No quiero nada, solo quiero saber quién mierda esta detrás de todo esto.

—Este tranquila señorita Dannae, ya viene.

Dannae estaba quieta, observando todo a su alrededor, no quería hacer nada que le pudiera costar la vida ya que Jay tenía fundada un arma a la vista de todos en la cintura.
Ella divisó la mesa que tenía en frente; era de vidrio, de forma rectangular y con una base de mármol, los asientos eran de color beige y tapizados con puro cuero y encima de esta dos grandes floreros con flores artificiales que terminaban de adornarla. En una de las paredes un gran reloj de modelo vintage que marcaba las 5:20 de la tarde y en las otras paredes pequeños cuadros que terminaban de adornar el gran comedor.

—Dannae, Dannae —una voz gruesa y potente se hizo presente en dicho comedor.

La sádica alzó la mirada y pudo ver en todo su esplendor a Héctor. Venía vestido de una forma muy casual, con un short muy veraniego de color mostaza y una camisa ridícula de diferentes colores.

—Por fin frente a frente —volvió a decir Héctor una vez que estuvo frente a ella.

Dannae le voltió la cara.

—¿Qué es lo que quieres?

—Esos son los modales que te enseña Andy, ¿Eh? —dijo de una manera sarcástica —. Debes hablarme mucho mejor cariño, mira que te estoy tratando bonito —y le acarició muy sutilmente la barbilla.

—Si me quisieras matar ya lo hubieras hecho, así que dime qué es lo que quieres y déjame ir que tengo cosas que hacer.

—Así es Dannae, si quisiera matarte lo estuviera haciendo ahora —decía mientras agarró la cara de ella con una mano y le aplastaba la mandíbula —. Pero por una extraña razón seré generoso el día de hoy.

—¡Suéltame! —exclamó como pudo.

Héctor sacó la mano de mala gana de la cara de Dannae y comenzó a hablar mientras caminaba por todo el comedor como quien daba una exposición.

—Los sádicos sabemos que en esta vida así como matamos y quitamos la vida a muchos, también podemos perder a quienes amamos, es parte de... Pero siempre existen las alianzas sádicas, aquellos que se unen para matar y cazar en grupos  y tener un respaldo, ya sea por conveniencia, por gustos comunes, por negocios...

—¿Qué es esto? —le interrumpió Dannae —. ¿Una clase o qué? Ve de frente al punto.

Héctor no le tomó mucha importancia a lo que dijo Dannae y continuó explicando.

—Pero muchas veces, a lo largo de la historia de los sádicos, existen aquellos que se creen más superiores que nosotros mismos, aceptar serlo ya te hace superior con aquellas personas de paso que aún se reprimen. Por ejemplo, tú y yo somos superiores porque aceptamos nuestra naturaleza y al hacerlo no conocemos nada que no podamos hacer, traspasamos todas las leyes del hombre, pero... —da un largo y profundo suspiro —. Malditos estúpidos como Andy creen que puedes controlar a los sádicos a su antojo y de pronto se vuelven a chocar con un Héctor que no hará que pase eso, hay muchas cosas pendientes con él así que si quiere una guerra por la supremacía así será.

Dannae escuchaba atentamente y se quedó pensando por un momento.

—¿Y ahora que viene? —preguntó.