Los gritos de Jaden se hicieron cada vez más fuertes dentro de la habitación, pero por más que jalaba y tiraba de aquellas cadenas que lo amarraban no podía, ni pudo soltarse.
—Equix, tírale un poco de agua para que reaccione está muchachita, sino no nos podrá dar la diversión que queremos —dijo con una voz muy gruesa el que parecía ser el que estaba a cargo de los 3.
Equix, nombre clave que utilizaba para encubrir su identidad, le hizo caso de inmediato y con un pequeño balde que tenía cerca le tiró agua con fuerza por toda la cara que hasta mojo parte de la ropa de la pobre muchacha.
Daphne poco a poco fue recuperando la conciencia y se dio cuenta en la situación en la que se encontraba y quién estaba a su frente.—¿He...e, Hermano? —pronunció con una voz muy baja cuando logró reconocerlo.
—Así es —dijo Zeta, el líder de aquel trío —. Es tu hermanito y lo voy a matar si no haces lo que te decimos —terminó diciendo mientras le apuntó con el arma en la cabeza.
—Háganme de todo, pero no toquen a mi hermana, por favor —imploraba Jaden —. Ella es lo único que me queda en este mundo.
Lejos de hacerle caso a Jaden; Jota, el último integrante de los tres, quién seguía con los pantalones abajo frente a Daphne se dispuso a dejar la palabrería y comenzar con la acción.
Entrelazó sus dedos entre los cabellos de la muchacha y la atrajo hacia él y su entrepierna.—Ahora preciosa vas a chupar, mientras mejor lo hagas y menos te resistas a los dos les irá mejor, lo prometo —reía.
A Daphne no le quedó de otra y, ante los ojos de Jaden, comenzó a practicarle sexo oral a Jota quién lanzó un gemido cuando sintió que su pene entraba en la boca de ella.
—Ah... Ah... Así preciosa —gemía con lascivia.
El movimiento de vaivén se hacía más intenso conforme pasaban los minutos y los otros dos se unieron a la fiesta. Equis se acercó por atrás y comenzó a darle besos por el cuello y la espalda mientras le acariciaba fuertemente los senos, por su parte Zeta se dispuso a desencadenar las manos de Daphne y dejarla libre.
—Cariño —comenzó a decir mientras le apuntaba con el arma —. Solo dedícate a complacernos y no hagas nada estúpido, de lo contrario los mataré a los dos sin piedad, ¿Entendido?
Jota detuvo la práctica oral en la que estaba sumergido, obligó a Daphne a pararse y comenzó a desvestirla. En cuestión de segundos los deleitó con su hermoso cuerpo que escondía tras el rostro de niña buena, unos senos prominentes y bien marcados, un abdomen plano y una cintura promedio que hacían juego con las caderas que poseía y por último, unas buenas nalgas blancas que a los 3 los hizo perder la razón.
La llevaron hasta la cama que estaba en el cuarto y comenzaron, uno por uno, a disfrutar del placer sexual que podían obtener en ese momento de Daphne. Los gemidos producidos por el placer, los fluidos por el constante vaivén de la penetración, el sudor que emanaba sus cuerpos por el desgaste físico, todo se mezcló en aquel acto sexual, mientras Jaden, sin fuerzas y ya derrotado sin poder hacer nada, solo atinó a voltear al cara y cerrar los ojos para suprimir de su mente lo que estaba pasando en ese momento.Daphne quedó derrotada en la cama, toda desnuda, ultrajada y las lágrimas caían de sus ojos, toda su dignidad y pureza estaban en la basura mientras el trío rebosaba en jubiló mientras se vestían otra vez.
—Ay Jaden, Jaden, Jaden... —suspiró Zeta —. Eso es lo que pasa por querer jugar al sádico sin saber que es lo que hay detrás de este mundo.
Jaden no respondió, sentía que ni tenía fuerzas para poder decir palabra alguna, los ojos hinchados de tanto llorar y la garganta seca y afónica de tanto gritar lo tenían sin aliento.
—Pobre infeliz —intervino Equis —. Qué patético ver a un sádico es esa situación, no eres más que basura —se acercó a él y cogió muy toscamente su cara con la mano —. Mírame y dime sádico, que se siente eh, ¿Te gusta? ¿Lo has disfrutado? —reía.
No respondió, solo atinó a mirarlo a los ojos y le lanzó un escupitajo a la cara.
—Hijo de Puta... —y le lanzó un fuerte golpe en la cara.
—Equis, ya déjalo, él no es el objetivo, ven y ayúdame a terminar esto que verlo en ese estado es patético.
Jota los estaba esperando en la cama, quién como un niño, le acariciaba los cabellos y secaba las lágrimas a Daphne. Entre los 3 la levantaron de la cama sacándola en el mundo de oscuridad en el que se encontraba, la volvieron a poner frente a su hermano y encadenaron una vez más sus manos.
—Hermano; perdóname, con el tiempo entenderás la razón del porqué —solo atinó a decir.
—¿De qué estás hablando? —respondió con una voz muy carraspeada.
Zeta muy cerca a ella sacó una daga y comenzó a jugar con esta entre sus dedos.
—La batalla por la supremacía ya comenzó Jaden —dijo Jota mientras se acercaba a él —. Esto va de cortesía de tu amigo Héctor, no lo olvides.
Equis cogió de los cabellos a Daphne y jalo su cabeza hacia atrás dejando todo su cuello al descubierto y listo para el corte final.
—Cierra tus ojos hermano, imagina el cielo más hermoso, azul, soleado y despejado, estas corriendo tras de él, quieres alcanzar aquel cielo, recuérdame siempre así porque en el cielo siempre voy a estar yo, te amo —terminó de decir Daphne y una lágrima final se escapó de uno de sus ojos.
Jaden quedó estático ante las palabras de su hermana, estaba sumergido en otro mundo indiferente a lo que estaba pasando ahí, las fuertes emociones del momento lo tenían en shock, no atinó a nada.
—¿Algo más que quieras decir cielito? —preguntó Zeta mofándose de lo último que le dijo a su hermano.
Daphne los miró a los 3, una pequeña curva hacia arriba se dibujó en sus labios denotando una sonrisita sínica y malévola y solo atinó a decir.
—Benditas sean las más sádicas pasiones.
Y de un certero corte en el cuello la muerte se llevó la vida de Daphne y con ello sus secretos. La sangre rápidamente comenzó a salir despedida de su cuello y comenzó a manchar parte de su cuerpo y todo el piso que estaba alrededor.
Zeta se encargó de desencadenar sus manos y la dejo tirada ahí en el piso.—Toma —le tiró las llaves a Equis —. Suéltalo a él también y vámonos de aquí, ordenó
Rápidamente Equis hizo lo que le ordenaron y dejó a Jaden ahí, arrodillado, aún pasmado y sin reaccionar frente al cuerpo de su hermana.
Luego de varios minutos solo atinó a arrastrarse hasta donde estaba ella y comenzó a llorar desconsoladamente sobre su cuerpo.
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Sádicos © [+18]
Short StoryLa muerte, la sangre y el sexo comenzaban a dominar la vida de Jaden. Sabía hacer perfectamente sus cosas para que no quede ninguna pista de su trastornada forma de vida. Lástima que escogió mal a su última presa desencadenado así la verdad de su pr...