Capítulo 3.

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Conforme los años transcurrían, ambos chicos iban creciendo, al igual que él lazo que los unía. Su amistad se había vuelto casi perfecta. Se debe hacer énfasis en 'casi', pues cuando Jimin tenía diecisiete, comenzó a despertar un sentimiento que lo hizo inquietarse un poco. Cuando veía a su mejor amigo, no se sentía como debía. No le emocionaba verlo porque podrían divertirse juntos, o algo parecido. Era algo más allá de lo amistoso. Más profundo. Al verlo él podía jurar que era el chico más atractivo que haya visto jamás; su corazón latía a más no poder.

Eso era un problema.

Uno muy grande.

En ese entonces, sentía miedo. Le aterraba el hecho de qué, quizás, eso le traería problemas a su amistad. Y era lo que menos necesitaba.

Pensó que sólo sería una pequeña y tonta atracción que superaría en unos días. Pero, éstos fueron pasando y ese sentir en él en vez de disminuir; aumentaba. Vivía atormentándose, e incluso duró casi un año evitándolo a toda costa. Se había propuesto que volvería a verlo cuando se hubiese sacado esa loca idea de su mente. Sin embargo, nunca sucedió. A fin de cuentas terminó resignándose, y aprendiendo a disimular sus sentimientos.

En un abrir y cerrar de ojos, se había vuelto reservado, e inexpresivo. O así era como se mostraba a simple vista. Aquel chico de trece que a pesar de todos sus problemas siempre se mantenía neutro y alegre ante los demás, había desaparecido.

Pero no.

Él no culpaba a Yoongi por eso.

Se culpaba a sí mismo por haber sido tan tonto y enamoradizo.

Se había llamado maricón a sí mismo frente al espejo al menos unas mil veces.

No por lo que piensan.

Sino por haber sido tan cobarde y sin valor, pues no puso las cartas sobre la mesa cuando tuvo la oportunidad.

No fue claro desde un principio.

No le hizo frente.

Y se odiaba desenfrenadamente por ese maldito hecho.

❝¡T-te amo Jimin-ah! Siempre he estado enamorado de ti ❞

La única vez en la que Yoongi le dijo que lo amaba, fue en una fiesta en la cual estaba completamente influenciado por los efectos del alcohol. Llamó a Jimin a las 3:30 am escandalizado gritando palabras incomprensibles.

El menor nunca lo había oído tan bipolar. Podía insultarlo en un momento, y para el siguiente estaba diciéndole que estaba enamorado de él. Según éste le dijo a Yoongi, consideraba esas actitudes como puras babosadas estúpidas y retrasadas de adolescentes queriendo parecer perras en celo. Pero, estaba consciente de que cuando oyó aquellas palabras salir de los labios del pálido, se emocionó tanto que se puede decir que llegó a esos extremos. Claro que no era tan imbécil para admitirlo.

Ese es uno de muchísimos momentos en los que ellos habían compartido juntos. Su hyung lo quería. Claro que lo hacía. Lo apreciaba muchísimo. Era como un hermano para él. Se lo había hecho saber en innumerables oportunidades. Y eso era lo que lo jodía.

Jimin lo quería.

Lo apreciaba.

Pero no de la misma forma que Yoongi.

A su edad de veintitrés años su mente estaba vuelta una puta mierda. Totalmente revuelta. Demasiados sentimientos para un mismo momento y para una misma persona. Todo era una maldita locura.

Una tristeza unida con rabia y decepción había apoderado al pequeño Jimin. Se sentía acongojado. No sabía qué hacer. En parte quería insultar al paliducho por haberlo hecho sentirse tan malditamente mal. Fue crudo y directo, que, aunque en parte lo agradecía, seguía doliendo. En los diez años que llevaba conociendo a Yoongi, jamás había sido tan frío y despectivo. Estuvo reservando el regalo de me dirigiré hacia ti de la manera más cruel e hiriente para que sepas que eres una abominación, sólo para él. No podía contarle a su madre, porque esa mujer era capaz de ir y moler a golpes al chico de cabellos cenizas. La sra. Park siempre ha sido una persona pacifista, pero no tolera que lastimen a alguien que sea bastante cercano a ella. Y más aún si se trataba de su pequeño.

No.

No podía hacerle eso.

No a su amigo.

Eres tan estúpido, Park Jimin. No tienes ni siquiera fuerza de voluntad para vengarte, ¿por qué mejor no te matas y ya? ―Pensó. Era obvio que esa idea había pasado por su mente en diferentes ocasiones. Algunas veces por su padre. Otras, por ese adorable chico de ojos gatunos que inconscientemente le había robado el corazón.

Él había dejado de auto-lesionarse hacía ya bastante tiempo. Más sin embargo, aún conservaba una hojilla en su cajón de recuerdos de la secundaria. No tenía mucho interés en eso, y precisamente seguía allí por esa misma razón; le daba pereza botarla, y no se tomó la molestia de hacerlo.

Quizás era momento de utilizarla.

Tal vez debía acabar de una buena vez con ese martirio.

El sonido de su celular lo sacó de sus pensamientos.

Era Yoongi.


HOLAAAAAAAAAAAA, ¿cómo les va? 7u7

Jimin me hace recordar a mi mejor amiga, ¿saben? :'v

Un capítulo corto y sin nada de acción, pero es necesario para que así se familiaricen con la historia de ésta peculiar amistad.

Todo el amor del mundo❣

Iudih.

Unrequited || Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora