Capítulo 10.

35 7 0
                                    


Jimin.

La felicidad no es eterna, siempre habrá tempestades por encima de todo... E increíblemente la mía tardó bastante en llegar.

Una amistad nunca puede ser perfecta.

Una relación tampoco.

Y mucho menos una persona.

Todos cometemos errores.

Y esas equivocaciones se convierten en aprendizajes.

Es una ley de la vida, que se da de una u otra forma con el pasar del tiempo.

Yo cometí una enorme hamartía; me enamoré de la persona equivocada.

¡Eso es imperdonable!

Eso... te destruye.

No ser correspondido, duele.

A pesar de todo, ¡ya estoy roto! El daño es irreparable.

―Hey, Jiminnie, ¿sigues ahí? ―Ese apodo disparó un escalofrío en todo mi cuerpo e hizo que me erizara, trayéndome a la realidad.

Ok, para recapitular, mamá me compró un celular nuevo, no sin antes decirme que "controlara mis ataques de ira". Éstos días han sido más mierdas que los anteriores. Cada día me aseguro más de que está bien lo que estoy buscando. Lo que quiero conseguir, a lo que me voy a arriesgar. Ya he decidido; y por más deprimido y quebrajado que pueda estar, sé que eso me ofrecerá la paz que creí tener durante los últimos diez años por no querer aceptar que mi destrucción seguía esperando por mí.

Lo más triste de todo es que me atrapó, ¿no? Consiguió lo que ella quería.

Destrozarme, y arrastrarme, llevándome hasta el ojo del huracán.

¿Saben algo? La razón por la que me encontraba en aquel hospital, fue que los días sin comer me habían causado intensos estragos, lo que provocaron un vuelto en mi estómago. Las reservas de glucógeno en mi cuerpo fueron consumidas, dejando mi tejido graso al descubierto, para ser quemado en un intento desesperado de conseguir energía.

Técnicamente estaba forzando en demasía a mi cerebro, específicamente, al hipotálamo.

Cuando me desmayé, según me dijo el médico, pude haber muerto... Es irónico y curioso, ¿no? Cuando supe eso me arrepentí totalmente de haberle llamado a mi mamá.

Existía la posibilidad de que esa hubiese sido mi oportunidad.

Había sido el momento de abandonarlo todo.

Más sin embargo, lo arruiné.

Una noche después de nuestra discusión, ella vino a mí, llorando, me abrazó, y comenzó a esparcir besos en toda mi frente. Se disculpó porque yo pensaba que había sido una mala madre. Dijo que en serio lamentaba las ausencias que solía tener por su trabajo, que lamentaba no haber presenciado en su totalidad mi crecimiento físico, y personal. Por todo... e incluso que quiso ser lo mejor para mí.

Nunca correspondí a su abrazo.

Sólo le dije: "A veces es tarde para lamentarse por las cosas pasadas. Ya lo es... llegaron tarde todo tipo de disculpas, mamá"

Me observó con sus ojos inundados en decepción, me soltó, y antes de salir me dijo que aunque los hijos apuñalaran a sus madres, ellas siempre estarían ahí. Y que yo, ya le había colmado la paciencia, pero que indiferentemente si quería o no, ella seguiría siendo la mujer que me dio la vida. Bien sea positivamente, o de la forma en que me diera la puta gana.

Unrequited || Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora