Jimin se encontraba en la esquina de su cuarto, escondiendo su cabeza entre sus rodillas. Su mamá había pasado horas tocando la puerta de la habitación de su hijo, para saber que le pasaba y poder hablarle, pero él se había negado rotundamente a abrirle.
Ella era buena, de eso estaba seguro, cuando le contó su sexualidad, no se enojó, todo lo contrario. Le levantó la cara, lo vio a los ojos, y le dijo: "Hijo, tú felicidad es mi felicidad. Y si eres feliz, sin importar si es con una mujer o con un hombre, estaré feliz de ello. No tienes por qué avergonzarte, no eres una aberración. Eres un chico que sólo quiere ser feliz, y sé que lo serás", lo cual había impactado un poco al pequeño chico que estaba llorando. En ese entonces sólo tenía diecisiete años. Ahora tiene veintitrés y todo estaba jodidamente peor que antes.
Pensaba en su mejor amigo y confidente de toda la vida.
Así lo había considerado Yoongi desde siempre. Mientras que para Jimin, él era la cosa más linda, preciosa y perfecta de todo el mundo, literalmente.
Su historia era complicada. Se conocieron cuando él tenía trece, en un momento no muy positivo para la vida del pequeño Park. Estaba deprimido. Le hacían bullying. Su padre había muerto cuando tenía 6 años, y le hacía más falta que nunca ahora que se encontraba en su etapa de crecimiento. Todos los amigos de su colegio siempre hablaban de sus padres y de lo increíbles que eran. Y el no poder decir lo mismo simplemente lo frustraba. Era muy asocial y reservado, tal vez demasiado, pero eso no le importaba. Comía muy poco y se la pasaba encerrado en su habitación llorando, durmiendo, o volviendo su dolor emocional a físico. Sí, así le decía él, al simple hecho de que casi todas las noches tomaba una hojilla y la enterraba de forma horizontal en sus muñecas. Tenía varias marcas.
Ciertamente, esos no eran su mejores momentos. Pero, el día en el que llegó Yoongi a su vida, todo fue diferente. De alguna extraña forma, se sentía aliviado.
¬Flashback¬
Casi todos sus días eran iguales, llenos de dolor e incertidumbre sin saber si saldría ileso del colegio. Era una verdaderamente frustrante. Hasta que de nuevo, ahí estaba, siendo arrastrado por los mismos cinco chicos de siempre, hasta un callejón cerca de la cancha del instituto, para golpearlo hasta más no poder.
Se encontraba en el suelo, retorciéndose mientras recibía patadas tanto en el estómago como en el rostro. Su nariz sufría una hemorragia, y había un poco de sangre en el suelo. Él estaba llorando. No estaba bien, nada bien.
―¿Por qué no se buscan a alguien de su año, maricones? ¿le temen a que los hagan trizas? Es realmente decepcionante que recurran a chicos pequeños e inofensivos ― Dijo un chico, se le notaba muy enojado, Jimin no le había podido detallar el rostro, tenía la mirada nublada y un poco perdida .― Son unos malditos bastardos, los vuelvo a ver cerca de éste muchacho y ya saben lo que pasará. Tienen 15 segundos para irse o les juro que le partiré la madre a alguno de ustedes. O mejor, a todos ―Continuó diciendo con voz amenazante.
Casi de inmediato, los cinco chicos anteriormente mencionados, salieron corriendo.
El pequeño se encontraba sollozando en el suelo, en posición fetal. De su nariz seguía brotando pequeñas gotas de sangre. Estaba terrible.
―Oh mierda, Dios mío ― El chico lo miraba algo preocupado, se notaba en su rostro. ― ¿Qué hago? Hey, amigo, ¿te encuentras bien? ― Se empezó a asustar cuando Jimin no abrió los ojos ― Por supuesto que no Yoongi, que imbécil eres, lo acaban de golpear, reacciona. ― Comenzó a pasar la yema de sus dedos por los moretones del pequeño Park.
―¿P-por qué me ayudaste? ―Dijo Jimin entre sollozos, se sentó rápidamente, pero se retorció de dolor por el hematoma encontrado en su estómago.― Yo no merecía tu ayuda, no merezco la ayuda de nadie ― Se notaba algo traumado, mantenía su vista fija hacia el suelo. El pálido se preguntó si solían golpearlo seguido, pero decidió no tocar el tema.
El corazón de Yoongi se encogió, ¿cómo alguien a tan corta edad había logrado desestimarse tanto? Sintió como sus ojos picaban, ni siquiera lo conocía, pero eso había sido suficiente como para querer tenerlo, abrazarlo, cuidarlo, y protegerlo.
Tomó el mentón de Jimin y lo alzó. Su corazón se encogió aún más al verle los ojos. Eran de un color azul verdosos, cristalizados, hundidos, distantes, y vacíos. Grandes ojeras alrededor de ellos. Tenía varios golpes cerca del labio y pómulos.
―No digas eso, mocoso. Nunca te consideres menos que nadie. Tú vales mucho, eso te lo aseguro. Sé que no te conozco, pero prométeme que no volverás a pensar eso nunca más, ¿de acuerdo? ―Pidió.
El rubio rió amargamente ―No sabes ni mi nombre, ¿por qué te interesa si me valoro o no? Podría hasta morirme y creo que la única persona que le importaría sería a mi mamá ―Dijo más calmado.
―Ok, no creo que eso sea cierto. No suelo ser así, sólo que te ves como un buen chico y quisiera que tú mismo vieras eso. Y no te conozco, pero, en serio me gustaría hacerlo. Me gustaría sanar tus heridas, en forma literal y metafórica, y poder hacerte un poquitín más feliz ―Esbozó una media sonrisa.
Jimin quedó en silencio, un poco sorprendido. Nadie nunca en toda su vida le había dicho eso. Y se sentía extraño, sentía como si era una broma. Y en el caso de que lo fuera, sería una muy mala e hiriente. Pero era una posibilidad. Nunca un chico que se ve realmente agradable te salva en medio de una golpiza y te dice que quiere sanar tus heridas, no, eso nunca sucede. Y tampoco tendría por que suceder hoy. Quizás había desvariado por los golpes y se desmayó. Quizás nada es real. Quizás todo es una mentira. Aunque en serio quisiera que no lo fuera.
Finalmente, después de un minuto o dos, decidió pensar en frío y hablar de una buena vez. Se sentía adolorido por los golpes, eso es cierto, pero quizás la pregunta que estaba a punto de hacer sanaría algo más que sus heridas: su soledad.
―¿E-en serio? ― Preguntó tímidamente, y el chico asintió. ― Estás queriéndome decir que, quieres ser mi amigo, conocerme, sanar mis heridas y hacerme un poco más feliz, ¿no?
―Así es.
―Bueno, está bien –El chico al frente de él sonrió ampliamente .― Creo que podemos ser amigos, no hay nada de malo en eso ― Y al fin, Jimin sonrió ligeramente.
Yoongi, se levantó del suelo, y le ofreció su mano a su nuevo amigo para que se levantara. Y así lo hizo, el pequeño se levantó, soltando un quejido bajo por el dolor.
―Bien, ahora, nuevo amigo, debemos presentarnos. Mi nombre es Min Yoon Gi, pero todos me llaman Yoongi ― Dijo con una peculiar sonrisa que mostraba sus encías.― ¿y él tuyo es?
―Un placer Yoongi, el mío es Park Ji Min, pero mi pequeñito grupo social, y mi madre, me llaman sólo Jimin ― Rió ligeramente para que no le doliera tanto.
Estrecharon sus manos y comenzaron a caminar torpemente hacia la enfermería. Trataron de mantenerse durante todo el camino hablando, habiendo uno que otro silencio, pero sin tornarse incómodo.
Jimin pudo percibir con bastante facilidad, cómo ese chico, sin haber hecho mucho –qué para él era bastante – ya había tomado su corazón para envolverlo en sus brazos. Allí se dio cuenta, que jamás encontraría una metáfora tan hermosa como aquella.
¬Fin del flashback¬
☾
Después de un siglo, he logrado aprenderme el paso del coro de Go Go, me siento tan feliz, achuuuuuu.
Éste capítulo la verdad es muy crucial en toda la trama de la historia, y bueno, amo muchísimo al Yoongo, no por nada es mi bias uwu.
En fin, seguiré viendo mis videitos shidoris.
Todo el amor del mundo❣
Iudih
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Unrequited || Yoonmin.
FanficEn la vida existen dos tipos de amores; los que tienen finales felices, y los no correspondidos. Park Jimin simplemente fue la segunda opción. "Sus demonios atacaron, llevándolo al peor de los infiernos." Los recuerdos pueden ser tu peor enemigo. "...