Cap.9: La rehén voluntaria

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Dios porfavor no

Mi piel se erizo y mi sangre se congelo, lentamente giré la cabeza para ver de quien provenía esa voz, era el enano con cara familiar quien estaba atrás de mi con los brazos cruzados y su mirada fija en mis ojos.

- H-hola, y-yo estoy aqui por..

OH, ¡ya se quien es él! Es el enano gruñon que estaba hablando con el rey Thranduil hace rato, sus ojos, su barba, su voz, su mal carácter lo confirmaban todo.

El enano estaba intrigado por mi repentina pausa y la extraña mirada que le tenia sin querer.

- Usted hablo con el rey Thranduil hace unas horas, han de ser socios desde hace tiempo, soy invitada de su majestad, Vienna encantada de conocerlo- dije mientras me giraba para ahora apoyarme con mis rodillas aun sentada en el piso dándole el frente al malhumorado enano y extendiéndole la mano con una de mis mejores sonrisas.

El enano, quien en ese instante por mi posición en el suelo me sacaba una cabeza de altura, se sorprendió y después se encargo de mirarme de arriba a bajo, no mentiré, fue de los momentos mas incómodos de mi vida, no es que nunca me haya pasado pero el lo hizo con demasiado desprecio y de una manera muy analítica.

-Ven acá- me agarro de un hombro y prácticamente me lanzo al pasillo donde estaban todos. Cruzo los brazos y lanzo una mirada asesina a Bilbo. Podía sentir todas las miradas curiosas encima de mi, por suerte ninguna tan intensa como la que había recibido de gruñon.

Bilbo levanto las manos rápidamente.

-Puedo explicarlo Thorin-

En eso el silencio se rompió en cuanto se escucho el choque de unas llaves de metal aproximandose hacia nosotros, a juzgar por las reacciones de todos era algun guardia.

-Siganme, deprisa, los sacare- susurro Bilbo, me agarro de la mano y juntos recorrimos el mismo pasillo donde me lo encontre hasta que decidio irse por la otra ruta que descartamos la primera vez, para mi sorpresa esta nos llevo a una bodega de vinos en una planta baja.

Para cuando llegamos los gritos de los guardias fue algo que incremento y también el numero de pisadas, cada vez se escuchaban mas fuerte y cerca. Empiezo a creer que estos prisioneros no fueron liberados con el permiso del glamuroso rey elfo.

-Ya se dieron cuenta- aviso Kili mirando a Thorin.

-Solo tenemos unos minutos antes de que sepan que estamos aquí abajo- dijo un enano con un sombrero bastante extraño.

-Ahora sácanos como dijiste que lo harías Bilbo, o juro que aquí mismo...

-Calmate, dejalo pensar Thorin- interrumpió el ancianito e intento bajarle los humos al gruñon mientras este tenia su puño aferrado al cuello de la camisa del hobbit.

Bilbo cerro sus ojos para poder concentrarse y Thorin parecia quererselo comer vivo.

De la nada entendí que yo quedaba sobrando en la situación, así que disimuladamente fui retrocediendo para dirigirme a la puerta del otro lado de la habitación que estaba despejada y de esta manera poder porfin llegar a la cena que de seguro ya estaba apunto de comenzar. Espero que Legolas no este preocupado.

-Ni lo pienses princesa- me advirtió Thorin apretando mi muñeca, su mano era tan grande y tosca que aunque sabia que el no estaba haciéndolo con el afán de que me doliera, solté un respingo.

-¡Tio!-

Ante la llamada de atención de... al parecer su sobrino Fili, el puso los ojos en blanco y me soltó. Le sonrei a Fili por haberme ayudado y este risueño en respuesta me guiño un ojo. Al menos alguien en su familia es agradable.

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