Cap.10: Una noche húmeda

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El agua esta HELADISIMA, desesperadamente intente nadar a la superficie, era algo casi imposible, las fibras del vestido absorbieron toda el agua haciéndolo extremadamente pesado y sin exagerar mi mochila hacia el perfecto trabajo de un ancla, aparte no ayudaba mucho mi condición de chihuahua temblorosa. Me era imposible ascender rápido, cuando creía estar cerca de mi objetivo, me golpee la cabeza con algo y perdí el poco aire que conservaba, ansiosa empece a agitar mis brazos a ver si de milagro podía alcanzar a alguien o algo.

- ¡Te tengo! Mi tío no estará feliz de verte- anunció suavemente Fili mientras me ayudaba a salir del agua sacándome de un jalón del agua y me soltó el hombro cuando pude aferrarme al barril de Bilbo, el hobbit deprisa me sostuvo para asegurarse qué entendiera que no debía dejar de sostenerlo, yo estaba tosiendo como una loca desquiciada, ni tiempo tuve de agradecerles cuando sentí como de impacto descendimos una mini cascada, estábamos fluyendo con la corriente, mi cerebro no podía procesar lo que pasaba.

-¡ORCOS!- gritó un enano que iba más atrás.

Y si, brotaban como una plaga de bichos de donde nosotros salimos, después a no tardaron en aparecer mis hermosos elfos a la ayuda, era como estar dentro de un videojuego de Zelda, docenas de Links blandiendo sus espadas y utilizando sus arcos contra horribles criaturas de aspecto parecido a cerditos-zombies armados. Digerí todo cuando la primera cabeza de un orco me pasó por encima y salpicó unas cuantas gotas de sangre en mi cara.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!-

Me agarre al bote como si mi vida dependiera de ello (y vaya que lo hacía) mientras captaba la esencia de madera mojada deseaba fuertemente que todo acabara.

-Tranquila- me dijo Bilbo sosteniendo mi mano, cabe decir que fue lindo el gesto pero no muy efectivo ya que aquella robusta manita también estaba temblorosa y no proyectaba mucha confianza que digamos.

Thorin mando a Kili a abrir las puertas que interrumpían el fluyo del rio y con ello nuestra libertad. Kili evadía perfectamente los flechazos de los orcos pero cada vez se le dificultaba más.

El enano del sombrero le paso un hacha a Fili, este agilmente lanzo el arma directo en la cabeza de una de las criaturas que estaba obstuyendole el paso a su hermano castaño y cuando estuvo lo suficientemente cerca inclino su barril obtenerla de nuevo.

Gracias a Dios pude ver como los elfos nos siguieron el paso y como fugazmente el numero de orcos disminuía, parecía que no les costaba nada hacerlo, saltaban de aquí para allá, de un extremo del río al otro tirando cuerpos como si fueran desperdicios de carne.

Por fin Kili abrió las puertas pero creo que algo andaba mal con el, pude observar como su hermano lo recibió en su mismo barril preocupado.

No tuvimos tiempo de prepararnos cuando sentimos como caíamos por otra pequeña cascada, casi me solté pero Bilbo no me dejo, otra vez en la superficie intente relajarme pero a lo lejos había mas orcos, eran como malditas cucarachas, estaban por doquier.

-Dwalin- gritó Fili y le lanzó el arma vikinga al enano quien rápidamente apunto a un tronco poco adelante de nosotros para despejarnos el camino, mientras estaba asombrada viendo como el valiente enano se deshacía de los enemigos ahora lanzándoles piedras me quede helada cuando escuche de cerca unos gruñidos.

Me gire para obsevar lo que me temía. Un orco nos seguía corriendo a Bilbo y a mí. Saltó y cuando estaba apunto de aterrizar en mi, mi pequeño amigo le clavo su espada en la cara.

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