Cap.2: Legolas el hijo de Thranduil

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-Disculpe el atrevimiento, ¿Señorita, su nombre es..?

Pasaban los segundos y el silencio se habia impuesto entre nosotros, estaba tan asombrada con todo lo que acababa de suceder que ni siquiera podía formular ni una palabra, el duende, bueno.. el elfo me miro unos segundos y al ver que no iva a contestarle decidió volver a hablar.

- Como lo siento, he olvidado mis modales, mi nombre es Legolas Greenleaf, hijo de Thranduil, el rey de los elfos silvanos del Bosque Negro.- dicho esto agrando su sonrisa y alargo sus cejas, gesto que daba a entender que estaba esperando mi contestacion, no sabia que contestarle, así que escupí las primeras palabras que llegaron a mi cabeza.

-Yo.. soy Vienna-

Legolas alargo su sonrisa, no era la presentación que hubierá esperado pero creo que estaba feliz por el simple hecho de que haya conseguido hacerme hablar.

-Muy bien, Señorita Vienna, ¿de donde proviene usted?-

-Amm, de aquí.. creo, un poco al sur de la capital de Tierras Desconocidas, en la Facultad de Estudios Inter..- Me detuve al observar la expresión de extrañesa que tenían Legolas y los demás, todos se miraban entre sí, como si yo estuviese inventandolo todo.

- Al parecer desconocemos esas tierras, pero le ruego que me permita escoltarla con mi padre, el conoce cada rincon de la Tierra Media, para después ayudarle a regresar- dijo mientras se ponía de pie, acto seguido me tendió la mano para levantarme, lentamente lo hice, pero me impulse muy fuerte asiendo que me golpeara con su pecho, que vaya era como si me hubiera golpeado contra la pared, ¡que musculos tan ejercitados! tal vez los elfos usen esteroides o algo por el estilo..

Inmediatamente me aleje e intente no verlo a la cara ya que estaba muy nerviosa y siendo sincera tambien un poco adolorida, al verle las intenciones que tenía de disculparse decidí decir algo.

-Me encantaría pero necesito quedarme aquí para encontrar a mis amigas, de seguro estan muy procupadas buscandome, no han de tardar en venir- dije intentando deshacerme de ellos, y empeze a alejarme pero esta vez él se interpuso en mi camino y mostro un gesto en desacuerdo conmigo.

-Insistó, no puedo dejarla aquí, es un lugar muy peligroso como para que este sola una señorita tan hermosa como usted, porfavor, acompañeme, le doy mi palabra, la regresare a su hogar- dijo recobrando otra de esas sonrisas picaras que poseía, sentía como me ardían las mejillas 'una señorita tan hermosa como usted' ¿hermosa?¿yo?, lo peor del caso es que me gusto mucho el hecho de escucharlo.

-Eem.. esta bien- cedí a su propuesta, total, me había dado su palabra,emm bueno.. ¿su palabra de elfo?, supongo que son más honestos que las de los hombres, Legolas se abrió paso entre los otros elfos, agarro un caballo y me miro.

-Ven, te irás en él- espetó acercandolo amí, tenía un poco de miedo, el caballo medía unos 2 metros, ¿como se supone que montaría semejante animal?.

-¿No hay uno más chiquito?- murmuré sin intensiones de ser escuchada

-No, no tenemos más pequeños- dijo entre risas, ¡vaya! empiezo a creer que las orejas puntiagudas les dan la habilidad de escuchar mejor...

Contemple al gran ejemplar que montaría por un segundo, después coloque mis dos brazos sobre su lomo e intente montarle, en instantes como esos tenía ganas de sujerirles a los elfos el uso de sillas de montar, creanme ¡les facilitaría la vida!, pero en ese momento dos manos en mis caderas me sacaron de mis pensamientos, dichas manos que estaban firmes y aferradas ami me colocaron arriba del caballo en un segundo, como si fuese una pluma, me giré para ver a Legolas sonriendome, rápidamente desvíe la mirada, y escuche como se reía mientras de un salto se subía a su propio caballo, después de hacerlo se acerco al mio y le silvo, este enseguida se coloco detrás de él.

-Vamonos- ordeno Legolas a los demás, sin pensarlo empezaron a avanzar muy deprisa, dejandonos a él y yo al último.

El bosque sin duda alguna había cambiado demasido, se había embellecido radicalmente, todo era tan verde y majestuoso, sí, esa era la palabra para describirlo 'majestuoso', me quede absorta contemplando por un largo tiempo los hermosos rayos de sol color ambar eran tan puros y resplandecientes, hacía aún más bello el bosque y le brindaban un resplandor dorado a los árboles, parecían estar forrados en oro, simplemente era el lugar más precioso que había visto en mi vida, por unos largos minutos o unas cuantas horas olvide de la existencia de esos extraudinarios seres que estaban 'escoltandome' con su rey, creo que hasta tenía la boca un poco abierta, mire al frente y los elfos estaban muy serios, cada uno en su respectivo corsel, uno tras otro en fila, todos concentrados en llegar a nuestro destino, excepto uno, Legolas.

Estaba enfrente de mi, mirandome fijamente con una dulce sonrisa dibujada en su rostro, rayos.. creo que lleva así todo el camino, ¿que no puede voltear a otro lado?, me hace sentir incomoda, tal vez si desvie la mirada note que no me agrada, lo hice, pero no, no funcionó, cuando regrese mi vista al frente él seguía mirandome, ¿cómo es que no se acalambra el cuello?, al diablo con esto no dejare que me moleste, le saqué la lengua, y para mi sorpresa lejos disgustarse o enfadarse, le dio gracía, empezo a reirse a carcajadas, maldito duende... este será un viaje largo......

Getting LostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora