Pasaron tres largas y nada cómodas horas en que lo único que se escuchaba eran las armoniosas melodías que las aves cantaban, me hubiera encantado gastar cada minuto observando el hermoso paisaje que me rodeaba, los arbustos, cascadas, lagos, animales, pero no, no todo es exactamente lo que deseamos, ese lapso de tiempo me lo pase observando el suelo, sí , así es, mirando el estúpido y aburrido suelo, todo gracias a que cierto elfo no dejaba de verme a cada momento, talvez no me incomodaría tanto si no fuera tan atractivo,pero ¡DIOS! para mi maldita suerte me tocó encontrarme con un magnifico ejemplar de supermodelo elfo rubio de perfecto cuerpo.
Nos detuvimos en una clase de prado con hierbas doradas y largas, en la cual a lo lejos se podía percibir una cascada, otro bellizimo lugar que iva a incluirse a la lista de 'lugares más increibles que he visitado'. Todos los elfos se habían bajado de los caballos, para no quedarme atras hice lo mismo, claro, me estaba tomando mi tiempo, pero cuando observe que Legolas se aproximaba con intenciones de ayudarme a bajar, me solte del lomo en el que me estaba apoyando dejandome caer al suelo, de un salto me enderece y me sacudí el polvo, él solo me sonrió.
Cuando ya todos los caballos estaban sin jinetes, estos al mismo tiempo agacharon la cabeza e inclinaron una pata delantera, fue increible parecía ser una reverencía, acto seguido se fueron alejando de nosotros a una muy alta velocidad, cuando los ví a lo lejos llegar a la cascada me empeze a inquietar un poco, nose porque precentía que ya no volverían y a los elfos no parecía importarles, empezaron a adentrarse otravez en el bosque.
- Ammm.. Legolas- dije tirando delicadamente de una de sus mangas, este de imediato volteo y me quede plasmada, sus ojos eran tan azules y penetrantes..
- Sí, señorita Vienna-
- ¿N-no deberíamos esperar que los caballos regresen?
- Oh, no, verá, Shadowfax, uno de los señores de los caballos, nos brindo la ayuda de su especie para traernos hacía acá, este es su limite. Nosotros seguiremos el camino a nuestro reino, allá es donde tenemos nuestros propios caballos-
¿EH? ¿Señor de los caballos?, amm al parecer es el caballo líder o algo así, ahora ibamos a caminar mucho, no me gustaba para nada la idea pero de todos modos termine aceptandola y siguiendo nuevamente por detras a Legolas. Un rato después de negarle al duende la ayuda que me ofrecía de cargar mi mochila empece a sentír el peso de mi orgullo en la espalda. Me estaba matando, literal, ¿porqué no le dije que sí?, pasaron otras tres horas de caminata y ya no podía ni con mi alma, esto era muchisimo peor que hacer cuatro horas de insanity continuas, sin agua y en el excesivamente perfumado cuarto de Corchette. Pare cuando sentí un dolor intenso en mis costillas, creo que me había entrado aire, desde hace una hora me encontraba como perro deshidratado, respirando con la boca y nariz al mismo tiempo, me tiré al suelo y me quite la mochila, ya me empezaban a hormigear las piernas, brazos, hombros y espalda.
Bueno en resumen ¡todo!
Legolas me miró y les dio la orden a sus caballeros de tomarse un descanso, al juzgar por sus caras, ellos nunca habían tenido uno, ninguno sabía que hacer, hasta que empezaron a alejarse un poco , algunos empezaron a recargarse sobre árboles, otros a afilar las navajas de sus preciosas flechas y los que restaban estaban parados hablando unos con otros, claro, sin quitar el hecho de que se encontraban atentos en caso de que surgieran ordenes, pero ningun elfo presentaba ni una pizca de cansancio, hecho que me hizo sentír un montón de pena.
Coloque mi mochila enfrente e introduje mi mano a uno de sus pequeños y muy útiles bolsillos, ahí adentro tenía como minimo seis paquetes con una amplia seleccion de bocadillos. Saqué una barrita con relleno de mermelada de fresa, ¡dios! era la gloria, estaba tan entretenida comiendo que cuando me termine, me percate que Legolas estaba recargado contra un árbol frente amí, tan sonriente y atento. Rayos ahora estaba nerviosa ¡que novedad!, ojala que mi nariz de coneja no me haya avergonzado otravez, talvez no lo notó.
- ¿Se encuentra bien?- pregunto con un puño contra su boca, creo que vanamente estaba tratando de disimular lo divertido que estaba riendose de mí.
- Sí, siento haber retrasado el viaje- dije después de tomar agua, la guardé y me dispuse a levantarme pero mi intento falló, esa maldita mochila parecía estar llena de rocas.
- No, él que le debe disculpas soy yo, el exigirle a una señorita esforzarse tanto fue una tontería de mi parte, lo siento mucho..-
- ¿Puedo ayudarla?- pregunto acercandose amí .
- ¡No!, no, yo puedo, gracias- dije mientras me apoyaba en un árbol, de pronto observe que muy muy muuy a lo lejos, detrás de unos arbustos y rocas se encontaban una criaturas que se dirigian hacia nosotros, pero no me creeirían cuan horribles eran, si los comparabas con la exorsista, esta era preciosa, parecían algo así como una clase de duende o talvez ogro..
- Creo que tenemos compañia, ¿los estabamos esperando?- pregunté, fue ahí cuando me dí cuenta de que mi visión había mejorado ya que pude ver que los duendes feos que había visto, estaban a unos cuantos kilometros de nosotros, aunque no me lo creeía , eso era imposible.
- No le entiendo, ¿a que se refiere?- pregunto extrañado Legolas
- A que si estabamos esperando que llegaran ellos, los ogros o duendes que se aproximan hacía acá- le señale por donde creía haberlos visto,al escucharme los demas elfos empezaron a sacar sus arcos y se acercaron a donde estabamos Legolas y yo. Legolas se había quedado inmóvil, con la mirada fija en el lugar donde señale.
- Tiene razón..- susurró incredulo, después de que volvió en si, se giró para darle la cara a los elfos.
- ¡Los orcos vienen a atacarnos ! ¡Alistencé!, necesitaré a cinco de ustedes para que me acompañen a escoltar a la señorita Vienna a salvo a nuestro reyno, los demás deberan quedarse a la batalla, son como veinte orcos, será sencillo-
- Perdón por el atrevimiento- dijo dirigiéndose ami
- ¿De que hablas?-
-De esto- recién termino de pronunciar la última palabra y paso su mano por mis piernas y la otra por mi espalda y de un salto me cargo, mi cara había quedado recargada en su pecho, podía escuchar claramente los latidos de su corazón, de hecho, también del mío.
Mi cara me hervía, estaba muy abochornada, pero no le dije que me bajara, él se había dado cuenta de que ya no podía caminar, mucho menos correr o defenderme en una batalla.
Legolas y los otros cinco elfos empezaron a correr, dos de ellos se quedaron atrás lanzando flechas a los orcos que se lograron acercar, después perdí la atención de lo que estaba sucediendo, me dedique lo que restaba del viaje, a escuchar su respiración.
Se que suena algo enfermo, pero era inevitable, me transmitía tanta seguridad y era tan desquiciadamente guapo que bueno, solo por estos momentos estará bien sentirme atraída hacía él...
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Getting Lost
FanfictionVienna vive en un departamento con sus mejores amigas, salen a fiestas cada fin de semana, van de compras casi a diario, asisten a la misma facultad, viajan al extranjero y tienen excursiones cada mes por todo el mundo. Ella creía ya haber visto y...