II. Definitivamente "especial"

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Cuando la puerta se abrió, uno de los mozos del hotel, indudablemente por el uniforme, entró a su oficina.

—Toma asiento muchacho —ordenó al recién llegado—. Te escucho.

—Señor, estoy aquí para solicitarle un ascenso —Falman rodó los ojos en busca de su amigo, sin éxito, pues aquel seguía sumamente concentrado en la lista.

Resignado, mantuvo la calma y prosiguió a atender al chico— ¿Y hace cuánto que trabajas para nosotros?

—Me pusieron a prueba en este verano y conseguí el trabajo de planta hace apenas un par de meses.

—Muchacho, tu contrato claramente lo dice, no puedes recibir un ascenso si no tienes por lo menos un año de experiencia en el hotel.

—Sí, eso dice... pero pienso que las horas extras que he cubierto también deberían ser tomadas en cuenta. Mientras estaba de eventual, tuve la oportunidad de cubrir otros puestos y creo que ya tengo suficiente experiencia como para ascender —lo dicho por el chico logró captar la atención de Havoc, quien finalmente levantó la vista de sus notas y le dedicó una mirada a quien había tenido la osadía de pedir un ascenso sin rodeos y con tan poco tiempo de antigüedad—. Además, he estado tomando los programas de capacitación y cursos que imparte la empresa para mejorar mis habilidades y me siento capaz de realizar otro tipo de función. Estar en contacto con los huéspedes me ha permitido aprender un poco del idioma de Xing, Creta e incluso Aerugo. Podría colocarme en recepción, publicidad o en el departamento de ventas...

Falman abrió grandemente los ojos por la audacia y elocuencia del chico. Extendiendo la mano derecha, Edward le entregó el folder que traía en sus manos.

—Es raro que tengas una solicitud, ningún departamento me ha notificado de vacantes —digitó el nombre en la página de empleados y buscó su expediente, comenzó a leerlo con detenimiento, cotejando con lo que el chico había logrado reunir: datos personales y constancias.

Entre tanto, Edward recorría el lugar con la vista, hasta que se detuvo en el rubio a su derecha. Notó que éste se encontraba demasiado concentrado en un cuadernillo; se rascaba la cien con un bolígrafo y sus ojos parecían perderse en sus notas. De pronto la voz del jefe Falman le recordó el motivo de su visita.

—Tienes razón, has hecho lo posible por superarte y mantenerte actualizado, pero me temo que un certificado de preparatoria no es suficiente preparación para darte un mejor puesto. Necesitas alguna formación especializada, estudiar una carrera, como mínimo una licenciatura y estoy seguro que en algunos años...

—Por eso necesitaba hablar con usted —interrumpió y respiró con profundidad— no puedo esperar tanto, mi hermano está muy enfermo y necesita operarse.

—Si él depende de ti puedes afiliarlo y usar tu seguro social.

Negando fervientemente Edward se apuró en aclarar— su situación es demasiado delicada y no me arriesgaré a que sea operado por cualquier persona, quiero que lo opere el mejor neurocirujano de Amestris. Estoy dispuesto a firmar un contrato que me obligue a trabajar las horas que sean necesarias para poder cubrir los honorarios de ese médico; y si al menos me pudiese dar un puesto de tiempo completo yo...

—Aunque trabajaras sin parar como lo has estado haciendo últimamente, te llevaría años liquidar la cuenta de tan prestigiado profesional, el hospital privado, rehabilitación y demás gastos que una intervención así genera, Elric; además, ya te he dicho que no hay ninguna vacante disponible para darte un ascenso.

—Pero... no puedo sentarme a esperar a que mi hermano muera.

La interesante plática de fondo, había captado toda la atención de Havoc, quien depositando la libreta sobre la mesita de centro, encendió un nuevo cigarrillo y recargó ambos brazos en el mueble para enterarse mejor del caso. Y fue en esa posición, que pudo observar claramente cómo el semblante del intrépido chico cambió al hablar de su hermano. La rudeza en su rostro se desvaneció para dar paso a una mezcla ente angustia y melancolía. Las manos del ejecutivo se movieron con voluntad propia y palomeó en su lista la palabra "hermosa".

Mi verdadero nombre es EdwardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora