XV. Celos

1.1K 108 67
                                    



El taxi avanzaba lentamente por las concurridas calles, la vida laboral apenas comenzaba y Edward ya se encontraba a medio camino de llegar al hospital. Aún estaba somnoliento pero eso no evitó que su mente le transportara a lo vivido la noche anterior: terminó mordiéndose los labios rosados y húmedos cuando su traicionera mente le trajo a Roy Mustang a sus pensamientos. En el momento exacto en el que sus rostros habían estado tan cerca, había visto sus ojos zafiros tan brillantes y había sentido sus labios rozar los suyos mientras le brindaba la más seductora de sus sonrisas. Recordó el baile y la forma tan posesiva en la que lo había sujetado de la cintura con sus fuertes brazos, diciéndole sin palabras a todos los presentes que sólo a él le pertenecía.

"¡Un momento!"

Edward se detuvo de pronto.

"¿Por qué demonios me encuentro pensando eso?"

"Él es tan sólo un hombre vanidoso, arrogante, ególatra... fuerte, exitoso, perseverante, justo, generoso y..."

No iba a negar tampoco que, Roy se veía muy apuesto.

"¿¡Qué!?"

"¡No! No, no, no"

Más de inmediato se irguió derecho y sacudió la cabeza. ¡No era momento para aquellas tonterías! ¡Tenía cosas más importantes en las cuales pensar!

Alphonse había sido trasladado a una habitación, aún estaba siendo monitoreado y le administraban medicamentos para el dolor por vía intravenosa.

Su hermano menor ya había tenido suficiente. Y no veía la hora de que pudiese llevárselo de vuelta a casa.

—¡Hermano!

La dulce voz de Alphonse lo trajo de vuelta a la Tierra. Ni siquiera supo cómo es que había logrado levantarse.

—¡Al! Estás de pie... y puedes hablar —expresó emocionado el mayor de los Elric, ante lo cual apenas asintió el menor.

Fue entonces que al abrazar su frágil cuerpo todo cobró sentido: lo que había hecho, sin importar cómo o lo que fuera, había valido la pena con tal de tener a Alphonse recuperándose.

—Te ves mucho mejor hermanito —dijo al separarse de él, apenas conteniendo las lágrimas.

Sonriendo levemente y aunque con un semblante cansado Alphonse también le expresó su emoción.

—Siento muy pesada la cabeza, hermano, pero el doctor dice que es normal —explicaba lento y quedo— también dice que los estudios están saliendo bien.

Edward sonrió sinceramente y le tendió el puño enguantado, sintiéndose feliz de que su pequeño hermano pudiera corresponder, aunque con desgano, al saludo. Eso sin duda era una buena señal de coordinación y movilidad, que al igual que el habla, le tenían con pendiente a Edward.

—¿Crees que pronto puedan darle de alta? —le preguntó Julia a Ashleigh en el momento preciso en el que Edward iba saliendo del cuarto y al parecer ninguno notó su presencia.

—Tal vez salga antes de lo esperado, desde que el tumor se extirpara no han habido señales de secuelas. Serán excelentes noticias para Edward, ya que su cuenta aumenta considerablemente con cada estudio de Alphonse y con cada día de hospitalización...

—Hermano no debemos agobiar a Edward con eso ahora. Soy testigo de lo mucho que trabaja y se esfuerza, sería inhumano tener que exigirle más a un chico de su edad. Nosotros podríamos cubrir la cuenta con nuestros ahorros; después de todo, la mayor parte del dinero que tengo me lo ha dado Edward.

Mi verdadero nombre es EdwardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora