XVIII. ¿Quién es ella?

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Cuando finalmente Maes y Roy se quedaron solos en la mesa. Fue que el de lentes se relajó en su asiento, llevando sus dedos al cuello de la camisa abriéndolo sintiéndose de inmediato mucho mejor, las comidas de negocios lo estresaban demasiado, mucho más cuando los futuros accionistas de Mustang Resorts eran tan quisquillosos como los últimos que tan sólo unos segundos atrás se habían marchado. Con una sonrisa zorruna volvió su rostro a Roy que bebía lentamente su whisky en las rocas.

—¿Cómo vas con Edith? ¿Hay algún avance en su relación? —los hielos de la bebida crujieron cuando Roy dejó el vaso una vez más en la mesa.

—Dentro de unas horas voy a verla, pero sólo es una relación de trabajo Maes.

—Mmm... eso quiere decir que no lograste cambiarle la terrible impresión que le diste al inicio, con tal de tener su "magia" —la sonrisa en los labios de Maes se acrecentó un poco más.

—Me refería a que ella me ayuda a aumentar el número de titulares dirigidos a mi imagen a cambio de una cantidad nada despreciable, eso es todo.

—Tal vez si fuera otra persona ya te hubiese creído esa historia —aceptó el de lentes— pero te conozco amigo mío y bien lo sabes.

—No presumas de conocerme —soltó Mustang mal humorado tomándose de un solo trago su bebida.

—¡Sí lo hago porque te conozco como la palma de mi mano! ¡Dejaste de salir con otras mujeres y has hecho a un lado tu ego para rendirte ante los caprichos de Edith! —La voz de Maes esa que nunca se elevaba ahora hablaba a gritos— A ver dime ¿Por qué tanto misterio? ¿Quién es ella?

—Ese es un buen punto. No sé mucho de ella es muy cerrada —siseó Roy un tanto incómodo ante la fuerte voz de su amigo—. Respecto a lo otro, me gusta mucho sí. Y si me siento a gusto con su compañía ¿Por qué buscar la de otras?

—Veo que todo ese misterio te atrae; aun así, sigue habiendo algo en ella que no termina de convencerme. Si lo deseas yo podría investigar —se ofreció Maes un poco más tranquilo.

—¡No! Sería una falta de respeto —musitó Roy escandalizado para luego agregar condescendientemente— ya me contará cuando decida hacerlo.

—Pero... Roy —volvió a insistir Maes a lo que Mustang le cortó con renovada molestia.

—¡Te lo prohíbo! —Aquello le hizo esbozar una sonrisa imperceptible al de lentes.

—No me mal interpretes, la chica me agrada y Gracia está más que fascinada con ella, pero eres como mi hermano y sólo quiero lo mejor para ti —los ojos de Mustang volvieron a él más relajados y distraídamente agradeció a la camarera que le llevaba una nueva bebida ignorando por completo sus nulos intentos de flirteo, cuando nunca antes había dejado pasar la oportunidad; al parecer las cosas con Edith iban en serio. Inconscientemente Mustang quería asentar cabeza pero para lograr que su despistado amigo lo hiciera habría que darle un pequeño empujoncito—. Mi consejo, es que ya dejes de darle vueltas al asunto. Habla claro y dile lo que sientes. Pues no la vez como una empleada Roy, ya la vez como algo más.

Ante el comentario, Mustang no se enoja ni lo niega, tan sólo bebe de su vaso y se queda pensando.

+++

Llamativa y elegante, lucía Edith en su vestido azul rey de un solo hombro; con cuello campesino, pensado para darle volumen en la parte de arriba; el armado hasta las caderas, realzaba sus glúteos; y el corte asimétrico de abajo, permitía que las zapatillas apenas pudiesen verse al frente, aunque atrás llevara una pequeña cola.

—¡Con el cabello suelto y hacia un lado luces realmente sexy, cariño! —Expresó Ling al terminar de acomodarle los pendientes, un poco más grandes de los que siempre había usado— ¿Y el brazalete?

Mi verdadero nombre es EdwardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora