Sube, Sube, Sube

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Era temprano, eran apenas las cuatro p.m cuando todo comenzó, cuando decidí subirme a esa maldita combi para llegar a mi casa.

Solo había una cosa que me disgustaba de los Lunes, aparte de que es Lunes. No jodas, nadie espera con ansias los Lunes. Bueno, la cosa es que esos días tengo que visitar a mi viejo, el cual para mi mala suerte, vive al otro extremo de la ciudad. Así que tengo que tomar una combi y desde el paradero hasta la casa de él, serán qué, unas tres o cuatro horas sentado. Depende del tráfico.

Lamentablemente durante ese tiempo mis deliciosas nalgas sudan al estar sentado. Y eso no es lo peor, lo peor es que a veces tengo que acomodarme el boxer, ya sabes, a causa de el movimiento y rebote del auto, se me mete pues... donde no brilla el sol, así que tengo que esperar a que nadie me vea, y aplicar la 13-14. Alzarme un poco y con mi mano rápido acomodarme y no necesitó decirlo, pero es muy, muy incómodo.

Sé que antes hable mal del Lunes, pero ese dia no tuve clases, así que fui en la mañana para mas o menos llegar al medio día, cosa que ni bien nos vemos vamos a almorzar, pero no fue así, ya que tuvimos que esperar como media hora para entrar a un nuevo restaurante que mi viejo encontró, tanto, para que al final la comida sepa horrible y te venga poquito encima, para eso mejor nos íbamos donde la Tía Veneno, más rico, más barato, más rápido y hasta te da yapa.

En fin, luego de ese horrible almuerzo, nos fuimos caminando para bajar la comida, lo poco que comimos. Pasamos por un parque donde había muchos perros, uno de ellos mordió a mi viejo, pero en ese momento no me reí, sino fue después de ver su rostro, de verdad, parecía que quería llorar, pero como el grande que es, se aguantó esas ganas.

Ya después de eso, compramos unos helados, yo pedí un Jet y él pidió un Sublime, que te puedo decir, amamos el chocolate y ¿Quién rayos no? Es decir, es chocolate. Bueno, la cosa es que estuvimos paseando un rato, me compró un polo, jugamos ambos en nuestros celulares, porque asi de cool es mi viejo y vimos uno que otro vídeo de Franco Escamilla, el "jaja, se mamo", ¿si? ya, ese mismo, nos estuvimos cagando de risa con sus vídeos.

Como sea, un par de videos de Franco fueron suficientes para que el día con mi viejo terminara. Si tardaba más en irme, probablemente llegaría muy de noche y mi madre empezara a soltar su charla interminable de por qué llego tarde y no le aviso. Ya saben, creo que más de uno ha pasado por esa situación.

Una vez llegados al paradero, mi viejo me acompañó hasta que un carro no tan lleno llegara. Para mi suerte, justo llegó una combi que estaba casi vacía. Era la oportunidad perfecta de escoger un buen asiento, ponerme los audífonos e ir agustisimo.

Sin perder más el tiempo, volteé y me despedí de mi viejo con un abrazo, mientras que el cobrador mencionaba todos los lugares que recorría, con el típico: suba, suba, hay asiento amigo, suba, carro vacío, a la par que golpea el metal de la combi con su letrero.

Subí al carro y escogí el asiento que estaba en medio, ese asiento ni tan atrás donde la gente se sofoca cuando se llena y ni tan adelante donde estas de frente mirándote a los ojos con el cobrador. 

El semáforo estaba en rojo, el cobrador llamando gente, mi padre comprándose una galleta y yo, sacando mis audífonos e inconsciente de lo que sucedería unos minutos después.

Amor De Combi [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora