14.

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Jack.

Las semanas transcurrían rápido, mi relación con Daniel se estaba tornando extraña. Me encantaba pasar tiempo con él, pero había algo que me preocupaba. Sus ojos ya no tenían ese brillo de felicidad característico de él, podía ver a través de su sonrisa y notar que, incluso cuando estábamos juntos y reíamos a carcajadas, había algo que le preocupaba. Parecía estar abatido y sabía que era por su padre, temía que lo descubriera y lo rechazara, no se atrevía hablar conmigo por cómo se sentía pero sus facciones lucían tristes, delatándolo siempre.

Quería que supiera que estaba para él, que podía confiar en mí, que viajaría a los confines más tormentosos de la tierra por él. Quería que viera cuánto lo amaba, tanto que apostaría mi felicidad por él. Quería que supiera que sin él yo no parecía tener camino, perdería mi rumbo y vagaría por el mundo desorientado. Quería demostrarle tantas cosas, pero él actuaba tan diferente y distante, me asustaba pensar que se estaba cansando de mí, que se diera cuenta de lo diferente que éramos. Temía que el sufrimiento se apoderara de él, que lo destruyera, que los fantasmas del pasado volvieran atormentándolo.

Necesitaba que él volviera a ser ese chico feliz, con la mirada dulce y llena de vida. Me dolía ver a esos ojos color cielo y ver residuos de tristeza en ellos. Me sentía impotente. Él no permitía que lo ayudara, ocultaba sus lágrimas, apagaba sus emociones. Se ahogaba a sí mismo pero, aun así, no permitía que lo ayudara. Se volvía distante.

Su padre decidió quedarse unos meses debido a que ya se acercaba navidad y año nuevo; Daniel me contó que su padre tomaba con regularidad sus medicinas "está más tranquilo, ya no discute con mamá" me había dicho hace unos días cuando estábamos en el campo de la escuela, con la expresión neutra, no parecía importarle en lo más mínimo, estaba muy diferente. Recuerdo que lo abracé y el suspiro cansado aferrándose a mí fuertemente, cerrando sus ojos, dándole lugar a un extenso pero nada incómodo silencio. Ese mismo día Zach se acercó a Daniel cuando él caminaba hacia el baño, le dijo muchas cosas hirientes y entre ellas "tu padre se va a enterar tarde o temprano y vas a sufrir las consecuencias". El ojiazul no me había contado nada, pero Corbyn había escuchado su conversación y me lo dijo inmediatamente. Dijo que Daniel no le respondió, tampoco lucía preocupado aunque yo sé bien que si lo estaba.

Ese mismo día era viernes y me estaba dirigiendo a la casa del ojiazul sin avisarle, sabía que él iba a estar ahí, que sus padres no tendrían ningún problema al verme allí ya que transcurría con regularidad. Necesitaba hablar con Daniel y aclarar algunas cosas, necesitaba que me explicara qué estaba pasando. Cuando llegué la reja estaba abierta por lo que me adentré hasta quedar frente a la puerta, golpeé y esperé unos minutos a que abrieran.

-Hola. –Tom estaba frente a mí, con una ceja enarcada. – ¿Por qué golpeaste si hay un timbre? –Esas palabras bastaron para sentirme estúpido, fruncí los labios tratando de ocultar lo ridículo que me sentía.

-Lo siento. –Dirigí mi mirada a la suya con una sonrisa nerviosa. –Olvidé el timbre. –Revolví mis rulos, realmente me sentía incómodo. – ¿Esta Daniel?

-Sí, pasa. –Se movió hacia un lado para que pudiera pasar. –Está en su habitación... como siempre. –Su voz sonó enfadada al final de la oración y supe enseguida que algo ocurría en esa casa, el ambiente tenso se podía palpar, se sentía la presión que parecía haberse acumulado desde hace días. Subí las escaleras y me adentré a la habitación de Daniel sin golpear, ya estaba acostumbrado a eso, pero al voltearme pensé que sí debería haberlo hecho.

Frente a mí se encontraba el ojiazul, solo una toalla rodeaba su cintura, mirándome directamente a los ojos sorprendido. Podía sentir cómo mis mejillas se teñían de rojo lentamente, recorrí su cuerpo con mi mirada sin poder evitarlo y cuando volví mi vista hacia su rostro vi como una sonrisa asomaba a sus labios, sus ojos tenían un brillo burlón, humedecí mis labios y pasé saliva, todo bajo su mirada burlona. Comenzó a carcajearse frente a mí.

El chico de rulos (Jackniel) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora