POV Lauren
–No puedo más con esto.
– ¿Crees que yo sí? –le pregunté con mala cara, sintiendo que mi enfado aumentaba por momentos. – ¿Crees que a mí me gusta llegar a casa todos los días para discutir contigo? Estoy tan cansada de esto como tú.
Se quedó callada, observándome con frialdad. Volvió a hablar al cabo de varios segundos, en los que sólo pudimos escuchar el tic-tac del reloj:
–Entonces, tal vez debamos ponerle remedio.
– ¿De qué estás hablando? –ya intuía la respuesta, pero sólo porque yo misma había sopesado la posibilidad:
–Quizá debamos divorciarnos –musitó Camila, como si no estuviera del todo segura de lo que me estaba diciendo.
– ¿Crees que así solucionaremos nuestros problemas?
–No, pero por lo menos dejaremos de discutir.
–Discutimos porque así lo quieres.
– ¡Eso no es cierto! –gritó, apretando los puños a sus costados. –Discutimos porque hace mucho tiempo que hemos dejado de ser un matrimonio, pero sobretodo porque has dejado de ser una buena madre.
Abrí los ojos desmesuradamente, incapaz de creer lo que acababa de oír.
– ¿Qué? ¿Acabas de decir que soy una mala madre?
–Te pasas la vida trabajando, Lauren… Coraline quiere pasar tiempo contigo pero tú nunca puedes porque tienes que trabajar. Los domingos, los únicos días que puedes estar con ella y conmigo, los pasas encerrada en el despacho, viendo tus apuntes y preparando los juicios.
– ¿Y qué quieres que haga, Camila? Ese es mi trabajo –rebatí, comenzando a enojarme.
–Podrías haber intentado compaginarlo con tu familia, pero está claro cuáles son tus prioridades.
–Mira, cuando heredé la empresa de mi padre ya sabías que no podría pasarme los días jugando a las casitas con Coraline.
–Yo no te pedí que lo hicieras. Sólo quería que sacaras tiempo para ella, pero no pudiste, ya que ni siquiera has sido capaz de mantener a flote nuestro matrimonio.
– ¡No te atrevas a culparme de haber roto nuestro matrimonio! –grité, acercándome a ella un par de pasos. – ¡Si nuestra relación está rota no ha sido sólo por mi culpa!
– ¿Ah, no? Dime de qué soy culpable, entonces –me pidió, cruzándose de brazos.
–Puede que yo me haya concentrado demasiado en mi trabajo y las haya ignorado un poco a ti y a Coraline, pero yo no voy por ahí tonteando con mi ayudante. Sé lo que hay entre tú y el idiota de Austin.
– ¿De qué estás hablando? ¡Yo no tengo nada con Austin! –me gritó Camila, moviendo las manos nerviosamente.
– ¿De verdad? ¿Y qué son esas llamadas de madrugada? ¿Y por qué te escondes siempre que te llaman del trabajo? ¿Es que crees que soy imbécil o qué?
–Yo no me escondo cuando me llaman del trabajo, simplemente necesito tranquilidad, y con Coraline a mi alrededor eso es complicado. Porque yo, al contrario que tú, sí que paso tiempo con nuestra hija.
– ¡Deja de meter a Coraline en esto! Estábamos hablando de tu relación con Austin, no cambies de tema.
– ¡Pero si has sido tú la que ha cambiado de tema!
Me rasqué la frente y respiré hondo, porque no podía seguir aguantando aquella conversación tan estúpida.
–Mira, sabes que yo siempre he querido lo mejor para ti y para Coraline, por eso me he concentrado tanto en el trabajo, para llevar bien el bufete y para poder darles una buena vida.
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El frío del silencio. (Adaptación Camren) G!P EDITANDO
RomanceCuando un matrimonio se rompe, sobrevivir junto a esa persona cambia las cosas... Adaptación, la historia original le pertenece a su creadora todos los derechos hacia ella y su cerebro. NO SE PERMITEN OTRAS ADAPTACIONES. 100K Lecturas 03/11/2019