Capítulo 2

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POV Lauren

Me desconcentré en el momento en que sentí que llamaban a la puerta de mi despacho. Me pasé una mano por el rostro y respiré hondo antes de hablar:

–Adelante.

La puerta se abrió un segundo después, y pude ver a Lucy entrando en la sala. Durante un segundo tuve la necesidad de rodar los ojos, pero me contuve porque sabía que si lo hacía, me pediría mil y una explicaciones, y no tenía ganas de hablar. En el fondo era una buena chica, pero demasiado insistente y algo vulgar para mi gusto.

–Hola, guapa –me saludó con una sonrisa sugerente. También era un tanto bipolar, porque hacía escasamente una hora que la había "echado" de malas maneras de mi despacho despreciando sus coqueteos, y en aquel momento no parecía enfadada. – ¿Estás más relajada?

–No demasiado –respondí, esperando que entendiera la indirecta.

–Tranquila, no vengo a molestarte, sólo necesito hacerte una pregunta.

–Tú dirás.

Caminó hasta que estuvo a mi lado, y se sentó encima del escritorio con las piernas cruzadas. Estaba claro que quería que me fijara en lo corta que era la falda que llevaba y en las largas piernas que poseía. No pude evitar hacerlo por el rabillo del ojo, y después, cuando me percaté de lo que acababa de hacer, me golpeé mentalmente. Realmente me estaba volviendo loca.

–Pues he hablado con Sam, y le he encargado a él que lleve el auto de Camila hasta Richmond, pero no he sabido decirle cuándo. No sé si quieres que vaya esta tarde, o puedes esperar hasta mañana…

–Camila y Coraline tomarán el avión el sábado temprano, así que estaría bien que Sam llevara el auto mañana.

–Muy bien. Se lo diré.

–Sí, y dile también que he llamado al aeropuerto de Richmond y que le he comprado un billete de vuelta a Filadelfia.

– ¿Le vas a pagar el viaje de regreso? –me preguntó Lucy, sorprendida.

–Claro, es lo mínimo que puedo hacer después de que el pobre tenga que pasarse más de cuatro horas en la carretera para hacerle un favor a mi esposa.

–Qué generosa eres, Laur –me halagó ella con voz zalamera.

–Sólo tiene que ir a la taquilla y decir que va de mi parte. Le entregarán el billete y podrá tomar el avión de vuelta –obvié la respuesta de Lucy deliberadamente a la vez que intentaba entender por qué usaba mi diminutivo.

–Está bien.

– ¿Necesitas algo más?

–No… bueno, sí. ¿Te gusta la comida china?

La observé fijamente y parpadeé seguidamente, sin comprender de qué me hablaba.

– ¿A qué viene esa pregunta?

–He pensado en pedir comida china para el sábado, ¿te parece bien?

Y seguía con el tema. Estaba claro que no se cansaba de insistir.

–Lucy, ya te he dicho que no sé si podremos vernos este fin de semana.

–Me lo prometiste, Lauren.

–Tengo mucho trabajo que hacer.

–Lo podemos hacer juntas –se levantó del escritorio y se inclinó hasta que su rostro estuvo a escasos milímetros del mío. –Sabes que estoy ansiosa por ayudarte –y sin que lo viera venir, me besó con ganas, como hacía tiempo que nadie me besaba. Durante un segundo le correspondí, pero después me alejé de ella, pensando que me sentiría como una basura. No fue así, porque simplemente no sentí nada.

El frío del silencio. (Adaptación Camren) G!P EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora